El estilo agresivo y la política de expansión imperial de Donald Trump ha logrado el raro privilegio de que se opongan a alguna de sus decisiones hasta referentes de la derecha latinoamericana que están férreamente alineados con Estados Unidos. Es lo que ocurre actualmente con la disputa por la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que siempre fue ejercida por un funcionario de América Latina pero el mandatario estadounidense quiere imponer a uno de los suyos.

Argentina se opone formalmente y así lo ha expresado el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá. El gobierno de Alberto Fernández postula en cambio a Gustavo Béliz, más allá de que tenga o no chances. Pero la sorpresa es que en igual sentido se pronunciaron ocho ex cancilleres de nuestro país, incluidos los que ocuparon la función en los gobiernos de Carlos Menem y Mauricio Macri, y en el interinato de Eduardo Duhalde. 

Anteriormente habían objetado la decisión de Trump varios ex presidentes de distintas naciones y de perfil conservador y/o liberal, como el colombiano Juan Manuel Santos, el mexicano Ernesto Zedillo y el uruguayo Julio María Sanguinetti, entre otros.

El cargo debe renovarse en septiembre próximo, cuando concluye el mandato del colombiano Luis Alberto Moreno, quien dirigió la entidad por tres periodos de cinco años, desde 2005 hasta ahora. Trump impulsa para sucederlo al norteamericano Mauricio Claver-Carone, un fiel exponente de la política de expansión imperial que hoy es asistente adjunto del presidente y director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Férreo opositor contra los gobiernos de Cuba y Venezuela, y contra el derrocado gobierno de Bolivia, la intromisión del jerarca estadounidense quedó reflejada en gestos de presión pública y descortesía diplomática cuando Alberto Fernández se hizo cargo la presidencia. El funcionario trumpista vino a los actos de asunción pero criticó que Argentina tuviera relaciones con Venezuela y que recibiera como refugiado político a Evo Morales.

Mauricio Claver Carone. Exponente de la expansión de EE.UU. contra América Latina y candidato a presidir el BID.

Gobierno argentino

Solá, el canciller argentino, dijo este jueves ante corresponsales extranjeros que “la figura de Claver-Carone “no es cuestionada desde el punto de visto técnico, es cuestionada desde el punto de vista político, porque expresa el ala más dura de la ideologización de la política de Estados Unidos de su mirada hacia América".

Explicó que hay "cierto temor en que después exista una especie de segregación desde el punto de vista ideológico de algunos países respecto de los créditos que otorga el BID, que son fundamentales para todos nosotros" en el subcontinente.

El canciller del gobierno de Alberto Fernández agregó que la postulación del norteamericano "es una decisión de Estados Unidos y de varios países de Latinoamérica. Nosotros mantenemos la candidatura de Gustavo Béliz”, aclaró.

Exhortó a que el gobierno estadounidense recuerde “que en el BID votan no solamente los latinoamericanos, también otros países del mundo y hay molestia con esa candidatura. La molestia ha sido expresada por expresidentes del BID, excancilleres, gente que tiene peso político, que tiene peso en el ámbito de las relaciones internacionales y peso académico", apuntó.

"El BID nació en 1959 para estar en Washington pero para ser dirigido por un latinoamericano. Más allá de eso, nos mantenemos en nuestra posición y con el tiempo seguramente habrá novedades. Esto es dinámico, porque no solamente hay que tener los votos para ganar, además hay que tener los votos para tener quórum en la Asamblea", manifestó Solá.

Ocho ex cancilleres

El respaldo pluripartidario para el actual gobierno de nuestro país se conoció a través de quienes fueron ministros de Relaciones Exteriores en distintos gobiernos posteriores a la dictadura 1976-1983.

“Los ex Cancilleres de la Democracia Argentina sostenemos el histórico consenso de que la Presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sea ocupada por un representante de las naciones latinoamericanas", comienza la declaración difundida poco antes de este fin de semana.

El texto está firmado por Susana Ruiz Cerutti (experta diplomática de larga trayectoria que fue canciller en los últimos meses del gobierno de Raúl Alfonsín),  Domingo Cavallo (canciller en el primer tramo de la presidencia de Carlos Menem, antes de ser ministro de Economía) y Adalberto Rodríguez Giavarini (cumplió la función con Fernando de la Rúa)

También Carlos Ruckauf (canciller del gobierno de transición de Eduardo Duhalde), Jorge Taiana (con Néstor Kirchner y luego con Cristina), Rafael Bielsa (primeros dos años de la presidencia de Néstor), y Susana Malcorra y Jorge Faurie (cancilleres de Mauricio Macri).

Los ocho ex responsables de la política exterior argentina afirmaron que “la cooperación hemisférica es un activo a preservar en estos tiempos críticos y alentamos a todos los países del hemisferio a mantener el legado de la relación multilateral en el continente".

Agregaron que "sostener el consenso histórico sobre la presidencia del BID, significa la reafirmación de la amistad de los países de América y la rica tradición hemisférica y multilateral, en la que los Estados Unidos aportó, en el caso de BID, un ejemplo de igualdad y equidad institucional, por décadas".

Finalmente, en relación con el contexto de la pandemia, sostuvieron que "en estos cruciales momentos que vivimos todos los países del hemisferio, bregamos por mantener los consensos y la solidaridad continental para reivindicar los usos y costumbres que, cuando son consensuados, como ha sido hasta ahora la Presidencia del BID, son fuentes de certidumbre y confianza", dijeron los ocho ex cancilleres. 

Ex presidentes de América Latina

Inédito fue el pronunciamiento de quienes dirigieron el ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina en gobiernos muy distintos entre sí, pero más todavía lo fue que ex presidentes latinoamericanos muy proclives a alinearse con Estados Unidos también hayan rechazado, semanas atrás, al candidato de Trump.

Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ricardo Lagos (Chile), Julio María Sanguinetti (Uruguay), Juan Manuel Santos (Colombia) y Ernesto Zedillo (México) calificaron a la postulación de Claver-Carone como una "agresión" al sistema multilateral y exhortaron a los socios del BID a "oponerse".

Afirmaron que la decisión del presidente estadounidense “implica una ruptura de la norma no escrita, pero respetada desde su origen, por la cual el BID, por razones, entre otras, de eficiencia financiera, tendría su sede en Washington, pero a cambio siempre estaría conducido por un latinoamericano".

"Este fue el espíritu del compromiso del propio presidente (Dwight) Eisenhower en su discurso en las Naciones Unidas en 1958 cuando dijo: 'para que esta institución tenga éxito, la función de liderarla debe pertenecer a los países latinoamericanos'. y en la vicepresidencia quedaría un estadounidense”, destacaron los ex mandatarios, todos de centro o de centroderecha.

En una declaración emitida a mediados de junio sostuvieron que el cambio expresado ahora por estados Unidos "no es solo una cuestión de alteración protocolar; es un quiebre, con obvias derivaciones políticas, en el quehacer de uno de los instrumentos más eficaces para la convivencia hemisférica".

BID, presidentes y créditos

Desde que el BID se fundó en 1959, la tradición no escrita era que el presidente debía ser elegido entre los candidatos presentados por los 26 países latinoamericanos, que son los únicos posibles beneficiarios de los préstamos.

Así, el primero en dirigir la institución fue el chileno Felipe Herrera Lane (1960-1970), luego el mexicano Antonio Ortiz Mena (1970-1988), posteriormente el uruguayo Enrique Iglesias (1988-2005), y el último y actual, el colombiano Luis Alberto Moreno (2005-2020).

El gobierno de Trump busca terminar con esa tradición y controlar sin mediación el mayor organismo de crédito regional, en un momento de crisis económica en que esa fuente de financiamiento será decisiva. Los préstamos del BID son una constante en los proyectos de desarrollo social y económico -con un foco especial en los sectores más vulnerables- y de modernización de los Estados latinoamericanos y caribeños.

Los créditos financian proyecto concretos, que no suelen ser tan grandes como los otorgados por el Banco Mundial ni conllevan condicionalidades como los del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Además, son préstamos que se pagan a tasas muy bajas y en general se van refinanciando a largo plazo, sin generar una carga económica muy significativa a los países. En el pasado y en el presente, el BID ha sido una vía de financiamiento externo para la Argentina, aún en los momentos más difíciles.