A la propagación del coronavirus en Brasil, convertido desde hace semanas en el país de Suramérica con mayor número de contagiados y más personas muertas por esa enfermedad cada millón de habitantes, se agrega diariamente un nuevo episodio del caos político que se vive bajo el gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.

Ayer renunció el segundo ministro de Salud que deja el gobierno en plena pandemia. Se trata de Nelson Teich, quien presentó su dimisión sin llegar a completar un mes en el cargo desde que asumió en reemplazo de Luiz Henrique Mandetta, despedido por el presidente.

En el mismo día se informó que murieron 824 personas por el Covid-19 en 24 horas, y de ese modo el total de víctimas mortales llegó a 14.817 desde el inicio de la pandemia. La cantidad de contagios informados oficialmente es de 281.223, de los cuales 15.305 se registraron tan solo en la última jornada.

Teich abandonó el gabinete en medio de presiones de Bolsonaro para legalizar el acceso del remedio cloroquina, para lupus y malaria, que el jefe del Estado insiste con usarlo en casos leves de Covid-19, a pesar de que su efectividad no está comprobada científicamente.

El renunciante había visto limitado su poder por la creciente presión del presidente sobre su cartera, central en el contexto del avance del coronavirus en el país. Este lunes, por ejemplo, se enteró a través de la prensa de la decisión de Bolsonaro de incluir en la lista de actividades esenciales a los salones de belleza y peluquerías.

Teich es el segundo ministro de Salud que deja el gabinete tras enfrentamientos con el primer mandatario respecto al manejo de la pandemia. Tomó posesión el 17 de abril en reemplazo del expulsado Mandetta, con quien compartía una postura pro-cuarentena pero prefería más flexibilidad. Planeaba balancear la contención de la enfermedad con el funcionamiento de la economía.

El renunciante Teich, junto a Bolsonaro (foto de archivo).

Contra los gobernadores

Bolsonaro este miércoles había presentado como propios tres análisis con resultado negativo de coronavirus ante la máxima corte del país, y pidió a la población que deje de “hibernar” y salga de las cuarentenas que impusieron los gobernadores para evitar “morir de hambre dentro de las casas”.

El gobernante ultraderechista está fuertemente enfrentado con la gran mayoría de los mandatarios de los diferentes estados del país, incluyendo a quienes están a cargo de los distritos más grandes en población y más afectados por la pandemia: Joao Dorio de Sao Paulo, y Wilson Witzel de Río de Janeiro. Ambos fueron aliados de Bolsonaro para que este llegara al poder.

Los dos gobernadores, y la casi totalidad de sus homólogos en los 27 estados brasileños, han adoptado medidas similares aunque con características específicas en cada lugar para limitar la circulación de personas y las actividades laborales y productivas, en un intento por frenar la propagación del Covid-19.

“Guerra” a las cuarentenas

El jueves de esta semana, en un día de furia contra las cuarentenas dispuestas por los gobiernos estaduales, Bolsonaro pronosticó que por culpa de esas restricciones Brasil se dirige a ser un país con la pobreza de la “África subshariana”.

En la misma ocasión, mediante una teleconferencia, pidió a los poderosos empresarios de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp) declararles la “guerra” a los gobernadores que están tomando medidas preventivas ante la pandemia.

Y consultado, también en esa jornada por una periodista sobre la gravedad comparativamente mucho menor de la propagación del virus en Argentina respecto de Brasil, Bolsonaro respondió muy molesto: "Es solo hacer la cuenta por millón de habitantes, pero hablemos de Suecia, que no cerró la economía. Ustedes hablan del lado ideológico, ustedes hablan de un país que camina hacia el socialismo, que es la Argentina", dijo el presidente.

Brasil ese día tenía ya más de 13.100 muertos por coronavirus y casi 190.000 casos, mientras que Argentina registrada más de 340 decesos y unos 6.800 contagios. El índice de muertes por millón de habitantes era de 7,4 en nuestro país mientras que en el vecino era nueve veces mayor, 63,2. 

Lula Da Silva

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva dijo en una entrevista con la agencia de noticias AFP que reza para que "el pueblo brasileño escape de un genocidio causado por responsabilidad del presidente brasileño Jair Bolsonaro", al criticar las políticas del mandatario de ultraderecha frente el avance del Covid-19.

"El gobierno transforma a quienes están preocupados por el coronavirus en enemigos y eso no puede dar buenos resultados", advirtió Lula, de 74 años, en relación con los ataques del actual jefe del Estado a los gobernadores que decretaron medidas de cuarentena, por sus implicaciones económicas que conlleva el encierro. 

Además, el líder de la izquierda brasileña se mostró alarmado por la fuerte presencia de militares en el gobierno del actual mandatario, de quien dijo que "no confía en los civiles".

Radicado en las afueras de la ciudad de Sao Paulo, donde el gobierno del estado dispuso el aislamiento preventivo, el expresidente confirmó que está en plena actividad política a pesar de las restricciones para el movimiento de personas en gran parte del país. 

"Hago muchas reuniones por internet, con sindicatos, con el PT (Partido de los Trabajadores), con diputados, con grupos sociales", contó Lula en la entrevista.