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La nueva reelección del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, quedó en duda luego de los comicios realizados ayer, puesto que muy probablemente deberá disputar una segunda vuelta con Carlos Mesa, quien ocupó el cargo interinamente a mediados de la década pasada y esta vez se postuló por una alianza de derecha y centroderecha.
Según la Constitución, para ganar en primera vuelta un candidato debe llegar al 50% de los votos o bien, si supera el 40%, conseguir una ventaja de al menos 10% respecto del segundo. Anoche, escrutado el 83% de las mesas de votación, el resultado parcial y provisorio le atribuía al actual mandatario el 45% de los sufragios contra el 38% de su seguidor.
La divulgación de resultados fue suspendida luego de conocerse las primeras cifras. Pasadas las 10 de la noche, la misión especial de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) dijo en un mensaje oficial que era “fundamental” que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) explicara por qué se produjo esa interrupción.
Mesa, por su parte, dijo por Twitter que el TSE “incumple una vez más sus compromisos. Exigimos que el recuento se reanude. Lo que está sucediendo es muy grave”, aseguró. Pasada la medianoche, en otro tuit, sostuvo que la “cancelación” del conteo era un “intento de escamoteo de la segunda vuelta”, pero dio por hecho que habrá balotaje.
El dirigente oficialista y ex viceministro de Comunicación Oscar Silva, consideró que Morales podría tener “un respaldo rural mayoritario” en el 17% de los votos que faltan por computar, y dejó abierta la posibilidad de un triunfo en primera vuelta. Además, atribuyó la merma del apoyo al presidente a la “guerra sucia” desatada en las redes sociales y medios de comunicación de grandes empresas.
La jornada estuvo marcada por una alta participación y un desarrollo normal, según el Tribunal Supremo Electoral. El actual presidente se postuló por la fuerza política que él mismo fundara en los primeros años de este siglo, el Movimiento al Socialismo (MAS). Mesa lo hizo por una coalición llamada Comunidad Ciudadana. El tercero de un total de ocho candidatos, llegó al 4,5%.
Antecedentes de Mesa y campaña
Mesa, el desafiante de Evo, es periodista, escritor e historiador. Fue vicepresidente boliviano entre 2002 y 2003, en el segundo mandato del derechista neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada. Luego de un estallido social en el que fueron asesinadas unas 70 personas, este último dejó al cargo y Mesa se convirtió en presidente hasta 2005. Pero otra crisis gravísima lo obligó a renunciar también a él, y tras la gestión de un mandatario interino se realizaron en 2006 las elecciones donde Morales ganó por primera vez.
Los principales temas de la campaña electoral se agruparon en uno que beneficia al gobierno actual, y otro que lo perjudica. Los números exitosos de la economía, la distribución de la riqueza hacia las clases populares y el desarrollo del país son ampliamente favorables al actual mandatario e impedían a la oposición ganar adhesiones por ese lado.
Por esa razón, el discurso opositor se concentró en una supuesta “ilegitimidad” de la candidatura de Evo, porque en 2016 perdió el referendo para poder aspirar a una nueva reelección. Sin embargo, un fallo judicial posterior lo habilitó para hacerlo y de ese modo pudo postularse.
En ocasión de aquel referendo, a través de los grandes medios de comunicación, la oposición le atribuyó tener un hijo que se negaba a reconocer. Tiempo después se comprobó que era todo falso. Una mujer con la cual Morales anteriormente había tenido una relación sentimental, y que según la campaña mediática era la madre del niño, confesó que el supuesto hijo no existía.
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