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A poco más de cinco meses de las elecciones de medio término que marcarán el futuro del gobierno de Javier Milei, el gobierno libertario impuso una serie de reformas en el sistema electoral que pueden tener consecuencias en el resultado de los comicios.
La suspensión de las Primarias Abiertas, Simultaneas y Obligatorias (PASO), la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP) y un nuevo reglamento para el sufragio de los argentinos que residen en el exterior, suponen un cambio que obligará a redefinir estrategias, tanto en el campo oficialista como en el opositor.
Más allá de que las modificaciones puedan extenderse o no al ámbito provincial, ya que es una decisión política eminentemente local, su impacto puede contribuir a reconfigurar el mapa político en todo el país.
¿En qué medida las nuevas reglas de juego pueden alterar el resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre próximo? ¿Los cambios en la forma de votar pueden debilitar un sistema electoral que demostró ser confiable y transparente en 42 años de democracia? ¿Las nuevas normas reconfiguran la relación entre los partidos o bloques electorales y su vida interna?
Divide, ¿y reinarás?
“Los cambios en el régimen electoral van a impactar de manera diferenciada”, advierte a Facundo Cruz, co-director del Centro de Investigación para la Calidad Demócratica (CICaD), analista y consultor político.
“La eliminación de las PASO quita una instancia de coordinación para las fuerzas políticas. La celebración de las primarias a nivel nacional, el mismo día para todos los espacios políticos, hacía posible que dirigentes o sectores pudieran dirimir candidaturas frente a la ciudadanía”, explica.
Y amplía: “Si había dos líneas internas dentro de un mismo partido, o de una coalición, con las primarias podían ir a una elección interna para ver quién la encabezaba o cómo se ordenaba la lista. Sin esa instancia, lo que tenés es un incentivo para que te presentes con tu propia fuerza, por fuera del partido que estás integrando”.
Esto supone, en principio, un reordenamiento de la política partidaria, dada la gran cantidad de partidos políticos reconocidos. Según la CICaD, hay 722 partidos de distrito habilitados a presentar listas en las elecciones legislativas nacionales y 77 en la provincia de Buenos Aires, 50 en la ciudad de Buenos Aires y 47 en Córdoba. En la Patagonia, Neuquén tiene 23, Río Negro y Chubut 17, Santa Cruz 3 y Tierra del Fuego 26.
“Cuando no hay acuerdo, sin las PASO perdés un espacio para alcanzarlo, empujando una oferta electoral mucho más fragmentada. Es lo que estamos viendo ahora en la ciudad de Buenos Aires, con 17 listas para las elecciones legislativas locales y un debate televisivo, el del martes pasado, con 17 cabezas de listas”, explica Cruz.
Este cuadro de “multiplicación” puede hacer “estallar” otro de los ejes de la reforma: la Boleta Única de Papel. Es que para el especialista, que también es investigador de la Universidad de Buenos Aires, en la flamante BUP puede “llegar a haber tantas columnas como cantidad de partidos políticos reconocidos hay”.
“Es cierto que, probablemente, no vas a tener 77 listas presentadas en Buenos Aires ni 13 en Santa Cruz o 17 en Río Negro, porque hay partidos que no se presentan y otros que establecen alguna alianza, pero sí va a haber una boleta bastante ancha, ya que los partidos políticos van en las columnas y los cargos en filas, lo que puede provocar que en un mismo pedazo de papel haya demasiada información, tanta como para que no resulte muy sencillo ubicar al partido que quieras votar”, añade el politólogo.
Una sábana inmensa
La eliminación de las PASO y la implementación de la BUP no solo puede sobredimensionar la oferta electoral (en la ciudad de Buenos Aires los libertarios presentan al menos dos facciones, Pro otras tantas y el peronismo tres), sino que tiene impacto directo sobre el financiamiento de la política.
Cruz explica que “como era fácil que los partidos políticos se presentaran a primarias, y para esto recibían fondos del Estado Nacional para imprimir las boletas, se generaban por esta vía fondos para el sostenimiento partidario ¿Era esa una práctica común y generalizada? No hay información certera sobre esto, pero sí denuncias y fallos judiciales que obligaron a devolver dinero. Era una práctica que se repetía”.
“Ahora esa posibilidad no va a estar, porque el Estado es el garante de la impresión de la boleta única. Ya no tenés un incentivo para presentarte por tu cuenta para recaudar fondos. Pero sí tenés otro, que es que como el Estado hace, diseña y distribuye la BUP, está garantizado tu lugar en la mesa. Vos estás ahí porque el Estado va a garantizarte un lugar”, detalla el experto.
Y agrega: “Ahí tenés un incentivo para romper el espacio político al que pertenecés, ya que podés presentarte por tu cuenta. Por todo esto es que, posiblemente, tengamos una sobreoferta de opciones políticas para las elecciones legislativas de octubre, sumado a boletas muy, pero muy cargadas”.
Votar afuera
El tercer eje de la reforma impulsada por el gobierno es el estímulo al voto de los argentinos que viven en el exterior, a partir de la sanción del decreto 239/2025 en abril último, que modifica la normativa nacida con la creación del Registro de Electores Residentes en el Exterior a través de la ley 24007 de octubre de 1991.
El cambio más importante es la posibilidad de votar por correspondencia, que se suma a la implementación de la boleta única. Quienes elijan esta opción (ya que continúa vigente la posibilidad de hacerlo en el consulado de la jurisdicción consular a la que pertenece el residente) deben inscribirse, hasta 120 días antes de las elecciones, en un registro digital especial confeccionado por la Cámara Electoral.
La modificación, según Cruz, puede generar “un leve aumento de la participación, ya que hay estudios que muestran que ésta es mayor en elecciones ejecutivas que legislativas. Y ahora vamos a tener elecciones legislativas. Entonces el aumento puede ser leve”. Es decir, que difícilmente influya en el resultado global.
Para el especialista, “el voto por correo (contemplado en el decreto) incentiva una mayor participación cuando hay otras formas de votar. Por ejemplo, ir al consulado. Eso no cambió. Podés ir al consulado y votar o pedir votar por correo. Teniendo esta opción, podés llegar a tener un leve aumento de la participación, pero no va a ser muy significativa ni determinante”.
¿Menos participación?
La pregunta que subyace a las reformas, más allá (o más acá) de la alquimia electoral y de los cálculos, es sobre la participación ciudadana. Justo cuando conceptos como crisis de representatividad y legitimidad vuelven a asomar en el horizonte de una democracia que sigue sin dar respuestas a buena parte de las demandas sociales.
“Eliminar las primarias -destaca Cruz- no va a entorpecer la selección de candidatos ni a agilizarlo. La reforma tampoco hace más transparente el proceso de selección de postulantes, porque si no hay una instancia primaria la definición de la lista queda, generalmente, en la estructura partidaria o en los mecanismos internos de cada partido, que suelen ser internas cerradas, en caso de que haya cierto mecanismo de democracia interna, o reducido al líder o a la mesa ejecutiva de la organización”.
De este modo, lo que ya era percibido por la ciudadanía como algo “de otros”, de la casta (en términos de la narrativa oficial), no hará más que acentuarse, aún en nombre del “ahorro” de dinero y/o de tiempo que supone evitar las primarias.
Para el analista, lo que se logra “es evitar abrir a la ciudadanía la conformación de la lista, ese es el gran cambio, pensando a las PASO como un proceso de elección de candidatos. Los datos muestran que, para elecciones legislativas nacionales, en los 12 años que estuvieron vigentes las primarias, alrededor de un tercio de la oferta política nacional las utilizó como un mecanismo para dirimir postulaciones”.
“Después hay una discusión sobre si esas primarias eran competitivas o no, si había mucha competencia o no. Pero la estadística a nivel nacional muestra que un tercio de la oferta política las utilizaba. Hoy esa posibilidad no va a estar”, añade.
Algo similar, siempre en los términos del grado de participación al que se pueda aspirar, sucede con la boleta única, en la que los expertos encuentras ventajes y desventajas.
“Una de las garantías que da la Boleta Única de Papel es que se tiene toda la oferta política disponible para el elector. Ya no sucederá que no haya boletas de la fuerza política que uno quiere votar porque esa fuerza no llegó a imprimir la cantidad suficiente o por cualquier otra razón, porque todas las fuerzas políticas compartirán el mismo papel”, enumera Cruz.
Entre las desventajas, el politólogo anota un aspecto generado por un sistema político con “sobrerepresentación”. “Si hay incentivos para ir por fuera de tu fuerza política o coalición, vas a tener una boleta sobrecargada de información. Y ahí tenés que resaltar, entre toda esa oferta, con colores, con logos, con una etiqueta particular, con una candidatura competitiva. Tenés que lograr que el elector te encuentre entre muchas columnas. No será sencillo ni rápido para el elector votar”, subraya.
Y advierte: “Es posible que en algunos distritos el tiempo de votación se extienda un poco más que con la boleta partidaria y, posteriormente, que el escrutinio provisorio también se estire. Es el problema de incorporar sistemas de boleta única con sistemas partidarios que tienen una sobreoferta de fuerzas políticas”.
Reglas, en juego
Entre los señalamientos que desde distintos sectores políticos se hicieron a las reformas electorales impulsadas por el gobierno, uno de los más importantes es el cambio de las reglas del juego a mitad de la partida, es decir, en un año electoral.
Para Cruz, “los cambios son principalmente en torno al calendario electoral. Sobre todo, en ciudad y provincia de Buenos Aires, que son dos distritos que atraen mucha atención mediática. Este año hubo suspensión de las PASO en ambos distritos y también adelantamiento de las elecciones. Esos cambios en distritos importantes aceleran los tiempos de negociación política, lo que a veces evita alcanzar acuerdos y genera incertidumbre en la ciudadanía o en los actores económicos, porque no tienen claro el calendario electoral”.
“El resto de las provincias que adelantaron las elecciones -describe- lo hicieron por decreto de los gobernadores, y es costumbre que voten en el primer semestre del año. Pero esos son los cambios más grandes. Las modificaciones que habilitan el voto por correo de los residentes en el exterior, no generan un gran impacto. Son más bien detalles, en los márgenes de las reglas electorales”.
¿Y ahora?
Desde el retorno de la democracia en 1983 el sistema electoral argentino dio muestras de transparencia, garantizando elecciones libres y respetuosas de la voluntad popular, a tal punto que el resultado de los comicios nunca fue objetado por circunstanciales oficialistas u opositores.
Así las cosas, las modificaciones al sistema electoral impulsadas por el gobierno generan algunas preguntas: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué impacto pueden tener tanto en la transparencia de la elección como en la participación ciudadana?
“El sistema electoral argentino es fuerte, sólido. Ha garantizado elecciones transparentes, libres y justas, y los actores políticos han respetado el resultado. No hubo constancia, ni sostén, ni fallos judiciales que hayan planteado escenarios de fraudes comprobados, como tal vez en elecciones de otros países del continente”, explica Cruz.
“La boleta única -enfatiza- será el cambio al que habrá que prestarle más atención, ya que cambia la forma en que votamos desde hace más de un siglo. Las fuerzas políticas van a tener que modificar sus esquemas de campañas, la manera en que presentan las listas y diseñan la columna que les toca en la papeleta; en ese sentido va a haber un cambio profundo”.
Para los electores, también será una novedad. “La boleta única lleva un tiempo de aprendizaje, tienen que desarrollarse varias elecciones hasta que la ciudadanía se acostumbre”, destaca el investigador.
Y advierte: “Si hubo acuerdo para incorporar la boleta única, entonces este debería sostenerse. Si empieza a resquebrajarse, se generarán condiciones para volver a la boleta partidaria. Eso va a depender, primero, del oficialismo, que organiza las elecciones con las autoridades judiciales. Si aparecen fallas graves la reforma puede perder legitimidad y eso tendía impacto en todo el proceso electoral”.
Una primera respuesta a los interrogantes que deparan los cambios aparecerá en la noche del 26 de octubre. Hasta entonces, la atención ciudadana sobre lo que está ocurriendo (y sus razones) aparece como un requisito democrático imprescindible. No para el bien de uno, sino para el de todos.
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