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En pocas semanas María Granata cumplirá 104 años. Quizás nunca imaginó que recién ahora, y gracias a la recuperación de sus textos políticos, su labor intelectual volvería a reclamar un lugar en el debate público. Es que la invisibilización a la que fue condenada por su condición de mujer y de peronista parece llegar a su fin. Una iniciativa del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires acaba de digitalizar escritos, entrevistas y notas de prensa que suponen una reparación histórica y, también, un diálogo con el presente.
Se trata de una iniciativa que forma parte del programa “Muchachas Bonaerenses”, que desde agosto de 2022 busca recuperar vida y obra de las primeras 35 legisladoras bonaerenses que lograron sus bancas en las elecciones del 11 de noviembre de 1951, fecha en que las mujeres votaron y pudieron ser electas por primera vez, y cuyo mandato se interrumpió con el golpe de Estado de la denominada Revolución Libertadora.
“Estudiamos la vida de estas mujeres para dar cuenta de un fenómeno más amplio, que es del de la incorporación de las mujeres a la vida política. María Granata escribió mucho sobre todo ese proceso histórico, a lo que se suma su protagonismo como escritora, que habla del modo en que las mujeres se incorporaron a la vida política en la Argentina”, subraya la historiadora Julia Rosemberg en diálogo con .
“María Granata, escritos políticos de una intelectual peronista”, es una colección digital en tres tomos realizada por el equipo de investigación del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, que tiene Rosemberg entre sus integrantes y que sumó para ese trabajo a la crítica literaria Gabriela Borrelli, quien estudia la obra de una escritora que en los años 40 llegó a ser galardonada con los premios Municipal y Martín Fierro.
Una voz y una identidad
Como todos los viernes Eva Perón llegó de madrugada al restaurante del Hogar de la Empleada “General San Martín”, perteneciente a la Fundación que llevaba su nombre. Corría el mes de septiembre de 1950 y allí estaba María Granata, quien junto a artistas e intelectuales participaba de las reuniones de la Peña Eva Perón, en la que Evita aprovechaba para conversar con escritores, actores o músicos.
Ese primer encuentro puede sugerir que Granata era peronista “de la primera hora”, pero eso parece no haber sido así. Incluso, hacia 1946, cuando ya gozaba del reconocimiento de sus pares, participaba de publicaciones más bien críticas al incipiente gobierno. Según el historiador Darío Pulfer, citado en la investigación, sus relaciones se encontraban “en el ámbito del antiperonismo intelectual”.
Sin embargo, con el correr de los años, esto fue cambiando. Su participación en el peronismo resultó muy activa, algo que, sumado a su condición de mujer y militante cultural, la marginó del canon literario argentino. Aún cuando en 1942, y con sólo 20 años, ya había publicado el galardonado poemario “Umbral de tierra” y daba clases de literatura en el Nacional de Avellaneda.
Granata había llegado a la literatura gracias a su padre, un médico de origen italiano que desde muy chica la incentivó a leer a los clásicos, principalmente al poeta y filósofo Giacomo Leopardi. A partir de aquellas primeras lecturas, construyó una obra literaria de gran porte que abarca más de veinte títulos, que incluyen poesía, novelas y cuentos infantiles.
“María Granata nació en Buenos Aires el 3 de septiembre de 1920, por lo que está por cumplir 104 años. No hablamos directamente con ella por lo avanzado de su edad, pero sí con la familia, que nos acompañó en la investigación”, completa Rosemberg, quien destaca que “durante algunos años se identificó mucho con el peronismo, escribiendo y poniendo palabras y texto, motivo por el que la consideramos una intelectual orgánica de ese movimiento”.
Según Rosemberg, esto constituye una primera etapa de la autora de “Corazón Cavado”, que corresponde a “su participación en la peña Eva Perón, en la comunicación oficial, donde también conoce a su compañero, Ramón Prieto, y en la resistencia peronista, dirigiendo y escribiendo ‘Línea dura’, un periódico clandestino que es el primero en traer la voz oficial de Perón al país”. Después vendrá otra donde la escritora ya no tendrá el mismo nivel de exposición política que tuvo durante ese período.
Ampliar el campo de lo posible
“Durante esos años (comienzos de los 50) se amplía el campo de lo posible para las mujeres. María Granata pasa a tener la relevancia de quien puede narrar la política a mediados del siglo XX”, detalla la autora de “Eva y las mujeres”. Es sobre esa posibilidad, y sus diferentes manifestaciones, que da cuenta el trabajo que acaba de compilarse.
La colección digital tiene tres tomos (que pueden descargarse gratis desde institutocultural.gba.gob.ar). El primero se titula “Folletos políticos” y reúne siete escritos que Granata escribió como “intelectual orgánica” de la Subsecretaría de Información (después Secretaría de Prensa).
El organismo era encabezado Raúl Apold, a quien la escritora conoció cuando llevaba sus textos al diario El Mundo. Fue fundamentalmente durante el segundo gobierno de Perón que Granata se sumó a la comunicación oficial. Escribió para el área de prensa desde mediados de 1951 hasta el derrocamiento de Perón, en septiembre de 1955.
“A través de esos textos, que tenían entre 10 y 20 páginas cada uno, Granata dio cuenta de las distintas aristas del peronismo, como el lugar de la mujer el 17 de octubre, la Previsión Social en el Segunda Plan Quinquenal, la Tercera Posición, los Derechos Justicialistas o el lugar de la Argentina en el panorama mundial”, explica Rosemberg.
El segundo tomo recupera entrevistas que la autora de “La mujer y la poesía” dio a distintos medios gráficos a lo largo de su vida. Desde un reportaje publicado en el semanario “El contemporáneo”, en los años 60 y donde habla de creación, poesía y de la transformación del peronismo, hasta una de las últimas notas que brindó para la revista de poesía “La Guacha”, en 2008.
El último tomo reúne ejemplares del periódico “Línea Dura”, editado entre el 4 de noviembre de 1957 y el 11 de noviembre de 1958, y que fue dirigido por la misma Granata. La publicación se convirtió en el primer medio de difusión en expresar oficialmente a Perón, proscripto y exiliado desde hacía dos años.
Durante los primeros diez números de “Línea dura”, cuyo nombre refería al rechazo a “un peronismo sin Perón”, la escritora firmó sus artículos cómo Nélida Valdez para sortear la persecución y la cárcel. La publicación tuvo entre sus páginas, como adelanto exclusivo, fragmentos del libro “Los vendepatria”, cuya primera edición Perón publicaría en Caracas en 1957.
Recuperar el conocimiento colectivo
“La colección no está concluida. El golpe de 1955 hizo estragos sobre los archivos del peronismo, por lo que los textos que sobrevivieron son solo una parte. No tenemos la totalidad de la producción de María Granata, por eso lo que hacemos desde el programa es una investigación abierta, a la vez que una invitación a todos aquellos que puedan aportar a la recuperación del conocimiento colectivo que intentamos llevar adelante”, explica Rosemberg.
Tarea que resulta urgente para intentar completar los escritos de una autora que fue quedando en el olvido a medida que se alejó del fragor de la lucha política. Sin embargo, esto no alcanza para explicar la invisibilización de una obra que, tanto en la ficción como en el registro histórico-político, aún hoy resulta significativa.
“Sus escritos quedaron relegados, fundamentalmente, por la persecución desatada después de 1955. Debió cargar con el estigma de ser peronista y mujer, y también con el estigma del origen, ya que no estuvo vinculada a la elite que durante mucho tiempo gestionó la cultura letrada en la Argentina”, abunda la experta.
Y suma: “En momentos de crisis y desorientación los textos políticos de María Granata ayudan a repensar el peronismo con otras capas de sentido, como lo hace ella, por ejemplo, en un texto titulado ‘Pueblo y peronismo”, donde intenta rastrear la idea de pueblo en la historia argentina; cómo se conformó ese pueblo, qué le aporta el peronismo”.
“Cuando se está revisando -agrega- la propia tradición del peronismo, discutiendo qué es y qué conformación debe tener, qué ha pasado en los últimos años para enfrentar el nivel actual de derrota, sirven las lecturas históricas. Los escritos que hemos podido recuperar pueden ayudar a pensar todo esto”.
La obra política y literaria de María Granata se pone otra vez en movimiento. Queda, quizás en forma definitiva, al alcance de nuevos lectores, proponiendo un diálogo que no solo recupera la historia y la memoria, sino que intenta articular con un presente complejo y desconcertante.
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