El Centro Patagónico de Estudios Literarios de la Universidad Nacional del Comahue emitió un documento referido al incendio que, en la Comarca Andina, destruyó las instalaciones –oficinas y depósitos- de la editorial Espacio Hudson que, con sede en Lago Puelo –Chubut-, dirige el periodista y poeta Cristian Aliaga. El texto, difundido el viernes 19 de marzo pasado, fue elaborado por el equipo del CEPEL, dirigido por Laura Pollastri y Gabriela Espinosa, e integrado por Valentina Natalini, Noelia Soriano Burgués, Rocío González Novitá, Silvia Mellado, Matías Sigot, Julio Bariani, Adriana Mitoire, Benjamín Muñoz, Luis Novelli y Pedro Bascuñán, entre otros investigadores.
A continuación, se reproduce el documento, que cuenta también con el apoyo de las cátedras de Literatura Hispanoamericana I y II y de la Cátedra Libre David Lagmanovich de la Facultad de Humanidades de la UNCo:
“¿Por qué el fuego visita sistemáticamente nuestra Patagonia con el rigor y la regularidad de una fiesta patronal? Hace unos años, el escritor esquelense de origen uruguayo, Gustavo de Vera, colgaba en Facebook un llamado adolorido ante el fuego intencional en Parque Nacional Los Alerces –que luego se asoció a intereses inmobiliarios:
No recuerdo otro estupor tan profundo. Sólo cuando el volcán Chaitén nos vistió de cenizas, y parecíamos zombies habitando un mundo hecho de nieblas. Hoy, ese mundo de cenizas tiene el sonido del fuego respirándose el verde; un resuello de muerte desbocada; un loco soplando los bordes de la razón.
Tomé esta imagen hace un par de horas, cuando me retiraba del Parque, después de una jornada de trabajo. Y me llevo la incertidumbre de cuál será el paisaje que hallaré cuando regrese por la mañana.
El 9 de marzo de 2021, alrededor de las 14, unas siete localidades de la microrregión patagónica Comarca Andina comenzaron a arder. El fuego más intenso se prolongó hasta el miércoles 10, momento en que una lluvia fuerte ayudó con la tarea de los brigadistas y pobladores. Los hechos se difundieron en forma masiva a través de las redes, los testigos publicaron cientos de fotos y videos que mostraban la situación horrorosa: las localidades afectadas en el área de Lago Puelo incluyen Las Golondrinas, El Radar Alto, Alto Golondrina, Catarata Norte, Cerro Currumahuida, El Hoyo, Cholila, Epuyén y El Maitén. Juan Cabandié, Ministro de Ambiente de la Nación, afirmó en un mensaje por Twitter del 10 de marzo, que ‘es innegable la simultaneidad de 6 focos en un lapso menor a dos horas. La intencionalidad resulta evidente, y afecta no solo a los bosques, sino también a los vecinos y vecinas de las zonas aledañas. Peligran su vida y pertenencias. El fuego ya afectó a decenas de casas’.
Ilustración de Julio Bariani
Bajo ese fuego, entre muchas viviendas y espacios de trabajo, ardió el depósito y oficina de Espacio Hudson ediciones, en Cerro Radal, fundado y dirigido por Cristian Aliaga. Hace décadas, mientras fungía como jefe o secretario de redacción de El Patagónico, Aliaga desarrollaba Revuelto Magallanes (1995-2002), una publicación online que no descartaba los recursos más avanzados de la hora para ofrecer a los escritores del sur una ventana al mundo –muchos, a gatas, estábamos recién comenzando a aprender a usar el e-mail. Osado, dejó el diario y fundó el suyo: El Extremo Sur de la Patagonia, al principio un semanario que los sucesivos bandazos económicos convirtieron en mensuario, primero, y en un portal en línea después. Cuando la bonanza bendecía sus bolsillos, el periódico se distribuía en los kioscos con libros de formato pequeño que difundían la literatura de la Patagonia, desde los primeros años del siglo XX hasta el presente. A lo largo de esas etapas, fundó Confines, suplemento cultural independiente que abordaba el mundo de la creación desde la Patagonia, sin límites ni fronteras; publicación que se distribuyó con El extremo sur de la Patagonia y que también regaló desinteresadamente en la terquedad de estas latitudes.
Mientras Aliaga desarrollaba su actividad de periodista y hablaba de petróleo, de sindicatos, de senadores o de pesca iba coagulando un proyecto cultural a gran escala: editorial, casa de retiros para poetas, seminarios con los y las mejores creadores de esta parte del mundo que Aliaga se ocuparía de articular, convocatorias a jóvenes que nunca en su existencia hubieran pensado que algo así podría ocurrir – eso pasaba sólo a poetas de Europa o de Estados Unidos, previo pago de emolumentos siderales. Acá, no: las fundaciones, los fondos, las becas harían eso.
Tras el estallido económico y social de los primeros años de este siglo, Aliaga se concentra en la editorial Espacio Hudson, cuyo catálogo cobija a autores y autoras de la Patagonia, del país y del mundo sin otro requisito que la calidad y la originalidad. Así, bajo el paraguas de Herejía bermeja de Juan Carlos Bustriazo Ortiz (2008)– el primer volumen publicado en colaboración con Ediciones En danza, y con el aporte de Sergio De Matteo, Andrés Cursaro y Javier Cófreces-- y la advocación de Francisco (Paco) Madariaga, Aliaga convirtió su peregrinaje por rutas y caminos de Argentina y Europa en una búsqueda incansable de autores y autoras, como esos viejos rabdomantes que perseguían el agua donde ésta se escondiera.
La Patagonia abriga sueños y pesadillas de similar proporción: se la puede emplear para refigurar el mapa de la Nación (hay que recordar el proyecto de capitalización de Viedma durante el gobierno de Alfonsín), para fundar un imperio, para soñar una Arcadia. ¿Qué Nerón encendió estos fuegos que lo arrasan todo? Mientras tanto, toda la comunidad se amontona para ayudar. La solidaridad despierta en los puntos más recónditos y los jornaleros de la cultura nos apiñamos buscando una respuesta para los cientos de preguntas que se escriben en las señas del humo, en la prepotencia de la lengua del fuego. La solidaridad se desparrama con la fuerza del líquido y enciende aquí y allá los cortafuegos a punta de pasión creativa.
Estas empresas no pueden acabarse, estos proyectos no deben incinerarse, Espacio Hudson representa hoy también a Ediciones de la Grieta (San Martín de los Andes, Daniel Tórtora); Ediciones Kultrún (Valdivia, Ricardo Mendoza); La Cebolla de Vidrio (Neuquén, Gerardo Burton); Ediciones El Camarote (Viedma-Carmen de Patagones, Raúl Artola); Verbo Copihue (Puerto Madryn) y
proyectobibliotecapatagonica.blogspot.com (Claudia Sastre); Sitio Web Escritores patagónicos y Ediciones del Genpin (Neuquén, Raúl Mansilla), entre otros, dispensadores de la palabra sobre el paño del papel de nuestro sur, el latido de las voces que tras la cortina de humo continúan pertinazmente trabajando porque Patagonia y sur es territorio, montaña, agua, cielo, petróleo, arte, cultura, literatura y allí nos alineamos ofreciendo nuestro apoyo como trabajadores de la cultura que, desde la universidad pública, estudiamos y difundimos las voces de nuestro lugar al sur del sur”.