Una delegación encabezada por el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, realizará a partir de mañana un viaje a Italia con el objetivo de diseñar estrategias que posibiliten la modernización de la actividad frutícola.

La misión, organizada por el Consejo Federal de Inversiones y la provincia, se desarrollará entre el lunes 18 y el viernes 22 y servirá para analizar las posibilidades de incorporación de tecnología para el sector frutícola, el conocimiento sobre los modos de organización de los productores en asociaciones o cooperativas y para establecer contactos institucionales con el sector público.

La comitiva visitará la región de Emilia-Romaña, considerada hoy como una de las más ricas de Europa y la tercera región italiana por el Producto Interno Bruto per cápita. Está entre las regiones líderes del país, con la agricultura contribuyendo al 5,8% del producto agrícola regional gracias a la competitividad lograda por medio de la reorganización estructural y productos de alta calidad.

Fundamentalmente se visitarán pequeños y medianos emprendimientos, y diversas formas de asociativismo.

Junto al mandatario, irán el ministro de Gobierno Luis Di Giácomo, el secretario de Fruticultura, Alberto Diomedi, el asesor Oscar Palmieri, una veintena de productores y la representante del CFI, institución que financia el viaje.

A su llegada, la comitiva será recibida por el presidente de la región Emilia Romaña, Stefano Bonaccini, y se prevé un encuentro protocolar. El recorrido incluye visita a chacras y empresas de empaque y frío, contacto con consorcios y organizaciones de productores y un paso por la Universidad de Bologna, donde se estudia -entre otras cosas- carreras vinculadas a la producción y los recursos naturales y ambientales.

El objetivo es abarcar todos los aspectos posibles en el engranaje de la producción frutícola, e importar al Alto Valle rionegrino experiencias exitosas para reimpulsar un negocio que no puede superar la crisis.

Weretilneck había advertido hace algunos días que la salida a la permanente crisis de la fruticultura pasa por la modernización de la cadena de la pera y la manzana, un hecho que consideró clave para bajar los costos y recuperar competitividad en el mercado internacional.