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Género
14/08/2021

La marea que viene: Iglesia y Estado, asuntos separados

La marea que viene: Iglesia y Estado, asuntos separados | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: Lorena Ybáñez

Después de 15 años de aprobada la Educación Sexual Integral para todo el sistema educativo, los grupos religiosos siguen insistiendo en mecanismos para obstaculizar su aplicación en las escuelas.

Melina Fit *

“Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudiste quemar”, cantan las pibas en la calle, llenas de glitter, con y sin corpiños, saltando, divertidas, poderosas, juntas, en alguna de las tantas marchas a favor de la legalización del aborto en Argentina. Ese canto conlleva la apropiación de un hecho histórico: la llamada “cacería de brujas” por parte de la Iglesia Católica, lo que fue en verdad perseguir y asesinar a mujeres con saberes ancestrales entre los siglos XI y XIII. Desde esos tiempos, y antes también, la Iglesia Católica dejó en claro que haría cualquier cosa por expandir y mantener sus formas de poder, dogmas, creencias y visiones en el mundo.

No contaban con la rebeldía organizada. Varios siglos después, del otro lado del océano, las hijas, nietas y bisnietas de esas brujas hicieron posible -junto a movimientos sexo-genéricos- la ley de Divorcio (1987), la de Salud Sexual y Reproductiva (2005), la Educación Sexual Integral (2006), la Ley de Matrimonio Igualitario (2010), la Ley de Identidad de Género (2012) y la legalización del aborto en Argentina (2020). En cada uno de esos momentos históricos la Iglesia resistió los avances en la consecución de los derechos, la igualdad y la autonomía. Y lo sigue haciendo.

Después de 15 años de aprobada la Educación Sexual Integral para todo el sistema educativo, los grupos religiosos siguen insistiendo en mecanismos para obstaculizar su aplicación en las instituciones educativas. Bajo la llamada objeción de conciencia muchxs profesionales de la salud se niegan a garantizar el derecho a un aborto seguro, informado y gratuito, desplegando una acción incesante y cotidiana para desalentar a quienes deciden abortar; el accionar no se limita a instituciones de salud, en muchas ciudades organizan espacios de asistencia a la mujer embarazada, y con engaños de todo tipo se dedican a desinformar y obstaculizar la posibilidad de abortar, por nombrar solo algunas situaciones.

La separación de la Iglesia del Estado es un programa de acción, consigna y activismo que tiene décadas de historia en nuestro país. El movimiento Apostasía Colectiva ha logrado visibilizar la cantidad de personas que han quedado inscriptas como católicxs –al ser bautizades-, pero que a lo largo de su vida no profesan esa religión. Esos registros engrosan los números y hacen de esta institución una de las que tiene mayor cantidad de “fieles”. Si bienno existe una proporción entre cantidad de fieles y dinero que el Estado “aporta” a la Iglesia católica, hay leyes mediante las cuales se garantizan asignaciones y jubilaciones a ciertas autoridades eclesiásticas.

Esas leyes y decretos –que fueron aprobadas durante la última dictadura cívico militar eclesiástica y empresarial- son las que se intentan derogar con unproyecto que presentó OLA (Organizaciones Laicistas de Argentina) en el Congreso de la Nación. Se trata de una organización sumamente diversa que tiene como objetivo general y compartido un Estado laico y el fin de los privilegios para todas las iglesias. Como remarca una de sus integrantes, Pao Raffetta, “la plata hace falta en los comedores y no en las jubilaciones de los obispos”. Es docente y cuando apostató la despidieron de la Universidad de El Salvador, donde daba clases hacía diez años.

Como se sostiene en la Declaración de OLA: “Deseamos que la cosa pública sea secular y allí pondremos nuestros esfuerzos, para que ese “mundo común” sea de todas, todos y todes. Toda persona tiene derecho a acceder a lo público sin que se restrinja su libertad de conciencia, de culto o de convicciones. Por lo tanto, los cultos pueden manifestarse libremente, pero sin buscar apropiación total o parcial de lo comunitario. Lo público es lo que nos permite ser y vivir en comunidad, el espacio físico y simbólico que habita la pluralidad, el lugar común en donde se confrontan las diferencias en libertad. De ahí que respetar lo público sea esencial para todo ejercicio democrático. Llegar a ese estadio político-cultural requiere un Estado laico, neutral en materia religiosa y activo en garantizar la libertad de conciencia, el derecho a la identidad y la libre expresión”. 

En 2018 se conoció que alrededor de 4000 personas iniciaron el trámite para que se borren sus datos personales de los listados de la Iglesia católica, en Neuquén fueron cerca de 40. Estas acciones junto con el pedido de derogar las leyes de la dictadura que benefician al clero católico son parte de las acciones concretas que buscan separar de manera definitiva la iglesia del Estado. El paso mayor será discutir una reforma constitucional que borre de cuajo ese artículo 2, tan estratégicamente ubicado en segundo lugar, que establece que el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano. Y vaya si lo sostiene. 

(*) Periodista, La Revuelta.


 



(*) Periodista, La Revuelta.
29/07/2016

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