Género
15/05/2021

Efemérides, derechos e identidades

Efemérides, derechos e identidades | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Tras casi un siglo de homofobia médica, en mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Las discriminaciones persisten y no solo de género: también patriarcal, clasista, racista, las que fueren, todas en bloque.

Roberto y Emiliano Samar *

Existen acontecimientos importantes que se recuerdan en el aniversario del mismo. Las efemérides nos permiten considerar en simultáneo y colectivamente un asunto. Puede ilustrarse el suceso, maquillarse en el cumplimiento de recordar, como si ensayásemos una foto para el álbum familiar. O puede aprovecharse para ahondar en aquellos conceptos y nociones que subyacen en el calendario. Instancias para pensar y pensarnos.

Preguntémonos que estábamos haciendo antes del 17 de mayo de 1990. Quizá aún no habíamos nacido, quizá éramos adolescentes buscando desplegar una identidad asomando, quizá adultos ya. Lo cierto es que ese día, ese 17 de mayo, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, terminando con casi un siglo de homofobia médica. Sí, un día antes, por ejemplo, esa o ese joven que debía simular deseos en su entorno heteronormativo, además, podía encontrarse signada en un manual estigmatizante para el colectivo LGBTIQ+.

En muchas localidades de nuestro territorio, en esa fecha se insta a la realización de actividades y campañas de difusión contra la discriminación por orientación sexual o identidad de género. Se busca visibilizar no solo las identidades del colectivo, sino la discriminación aún vigente, la necesaria transformación cultural y la urgente erradicación de los crímenes de odio.

Desde lo cotidiano podemos desplegar muchas acciones concretas en relación con esta y otras fechas que promueven la diversidad, la visibilidad de las diferentes identidades.

Trabajar y visibilizar en nuestros discursos el concepto de “familia” desde una perspectiva amplia, que incluya diferentes tipos de familia entre las cuales podemos incluir las de dos papás y las de dos mamás. Pero también las familias monoparentales, familias muchas veces invisibilizadas no solo en los discursos sino también en el diseño de las políticas públicas de los Estados.

Visitar los textos de las leyes que amplían derechos en materia de diversidad sexual e identidad de género para generar espacios de debate y reflexión.

Utilizar un lenguaje más amplio, generando en nuestros intercambios cotidianos, en nuestras conversaciones, preguntas neutrales desde su formulación y que abran todas las opciones posibles cuando entramos en diálogo con otras y otros. Superar por ejemplo la presunción de la heterosexualidad.

Encontrar y visibilizar referentes positivos en relación con la diversidad que permitan superar los estereotipos expuestos muchas veces por los medios de comunicación.

Desde hace años diferentes espacios y agrupaciones propician la inclusión de las temáticas LGBTIQ+ en la agenda y en las reflexiones político-culturales y pedagógicas.

La legislación abrió y amplió un camino de derechos y oportunidades. En esa ventana temporal previa y posterior a las sanciones de las leyes, el debate legislativo invitó a que las conversaciones al respecto se multipliquen.

La efeméride se nos vuelve oportunidad. La posibilidad de pensar una multiplicidad de entradas hacia una contracultura cotidiana, que supere estereotipos, que no le tema a problematizar y a interpelarnos.

Pero lamentablemente, el discurso discriminatorio subsiste. Pequeños gestos de enormes consecuencias. Imperceptibles heridas que dejan su huella y que con el correr del tiempo entraman secuelas especialmente en el residuo de la reiteración. Machona, gorda, negro, migrante, villera, puto, trava, torta. Términos escritos en paredes, en asientos de colectivos. Motes escondidos en chistes de watsapp, en memes, en opinólogos de turno, en seudo-periodistas del éxito. La discriminación se expresa de maneras sutiles que se vuelven invisibles, como puede ser un chiste humillante, o bien en formas más extremas y visibles como es la violencia institucional que criminaliza a determinados sectores sociales.

El discurso discriminatorio funciona como bloque. Miradas eurocéntricas, patriarcales, clasistas y heteronormativas nos atraviesan. Miradas que jerarquizan, que subordinan a determinados colectivos afectando la vida de personas, colocándolos y colocándolas en el lugar de sub humanos.

En nuestro país, según el Mapa de la Discriminación del INADI, los principales tipos de discriminación experimentados son el nivel socioeconómico, el color de piel, el aspecto físico, la discapacidad, la orientación sexual y el ser mujer.

Lo complejo es que quienes padecen la discriminación muchas veces no entrelazan sus luchas, actúan separadamente. Las luchas se fragmentan y los discursos discriminatorios se consolidan.

En una reciente presentación, el Profesor Raúl Zaffaroni sostuvo “el pensamiento autoritario usa todas las discriminaciones en bloque. Es patriarcal, es clasista, es racista, es discriminación de género, la que sea, todas en bloque”. La táctica para que estas discriminaciones se mantengan es que los afectados se dividan y hasta compitan entre ellos. La otra operación es que el propio discriminado asimile el valor discriminante, pero considerando que no lo afecta individualmente. Esas son las tácticas mediante las cuales los discursos discriminatorios se mantienen culturalmente.

En ese sentido, seguramente escuchaste frases como “soy gay pero no maricón”, “soy villero pero argentino” o “soy feminista pero no me pongo en tetas”.

El cuestionamiento a los discursos hegemónicos naturalizados, la empatía, la construcción de puentes entre los distintos grupos históricamente vulnerados son claves para proyectar una sociedad más inclusiva. Los lineamientos de la ESI (Educación Sexual Integral) y sus diferentes puertas de entrada son la posibilidad de trabajar estas temáticas de muy temprano. Garantizar su implementación en todo el territorio nacional es un deber del Estado y es responsabilidad de ministerios, equipos directivos, docentes, estudiantes y familias. Donde hay un derecho todas y todos somos en parte y en diferentes medidas responsables de determinadas garantías. Tenemos los recursos para habilitar a cada sujeto en su subjetividad. En el maravilloso despliegue de su diferencia. Cada 17 de mayo se vuelve piedra en el lago, la oportunidad de reflejarnos y también de generar ondas… Multiplicar es la tarea y en cada gesto podemos ampliar la transformación que aún es necesaria y que sigue siendo, sobre todas las cosas, urgente. Quienes se corren de los estereotipos cisheteropatriarcales siguen expuestas y expuestos a la violencia estructural y en bloque, reflejo de la matriz discriminatoria aún vigente. Hoy, mientras escribimos esta nota seguimos preguntándonos dónde está Tehuel. Ojalá cuando la leas tengamos respuestas.



(*) Roberto Samar es especialista en Comunicación y Culturas UNC. Docente UNRN ??“ Emiliano Samar es docente. Investigador. Director de teatro.
29/07/2016

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