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10/06/2018

Discordia

Discordia | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Al enfrentamiento entre el gobernador Omar Gutiérrez y su vice Rolando Figueroa, las críticas del senador Guillermo Pereyra y el periódico bombardeo contra las posiciones oficiales del Jorge Sobisch, se suman ahora las diferencias en torno al tenor que debe adquirir la interna.

Héctor Mauriño

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Bastó que el gobernador y presidente de la Junta de Gobierno del MPN fijara el 12 de agosto próximo como fecha para las elecciones internas de renovación de autoridades partidarias, para que surgiera un nuevo motivo de desencuentro en el seno del partido gobernante.

Al público enfrentamiento entre el gobernador Omar Gutiérrez y su vice Rolando Figueroa, el criticismo pendular del senador y gremialista Guillermo Pereyra y el periódico bombardeo contra las posiciones oficiales del Jorge Sobisch, se suma ahora la discordia en torno al tenor que debe adquirir la interna.

Las aguas parecen divididas entre aquellos que quieren competir con candidatos propios, como es el caso de la lista Azul oficialista de Jorge Sapag y Gutiérrez, y los que como Figueroa o Pereyra han expresado su intención de evitar la puja electoral conformando una “lista de notables” integrada por dirigentes “de gran experiencia”.

En realidad, el MPN vive una crisis histórica sin precedentes, consistente en que por primera vez un vice desafía abiertamente al gobernador -y con él al propio oficialismo- poniendo por delante sus diferencias y su aparente decisión de llevar hasta las últimas consecuencias su deseo de reemplazarlo en las elecciones provinciales el año próximo.

A lo largo de la historia se registraron no pocos enfrentamientos por el poder entre figuras del partido, como la que existió entre Felipe Sapag y Salvatori, el desafío que le planteó Sobisch a este último, la “madre de todas las batallas” librada entre don Fe y Jorge Omar, y la disputa entre éste y Jorge Sapag. Pero a diferencia de lo que ocurre hoy día, quienes emprendieron el desafío en todos los casos lo hicieron por fuera de las estructuras del gobierno.

En medio siglo de ejercicio del poder, los gobiernos del MPN han sido celosos guardianes de la “gobernabilidad”, al punto que Felipe “Pipe” Sapag, el vicegobernador original de Sobisch, fue confinado a una banca en el Senado para evitar que, empujado por el clan Elías Sapag, pudiera hacer sombra a la por entonces hipotética reelección de Sobisch.

Jorge Sapag, hubo de bajarse de la fórmula en la que iba a acompañar a Sobisch en su tercera reelección, y tuvo que construir su propia alternativa desde el llano, para no interponerse en los planes del entonces gobernador.

Eran las reglas de juego, nunca escritas pero reglas al fin. Por eso, visto desde donde se mire, lo que hoy ocurre entre el gobernador y el vice es totalmente inédito. Y su desenlace, impredecible.

Es por ese motivo que en esta lucha sin cuartel nadie quiere abandonar posiciones. Porque todo el tablero juega para la pulseada final: las elecciones a gobernador del año próximo. Y como la conducción partidaria fue diseñada por Sapag en ‘espejo’ con la dupla gobernante, para cualquiera de los dos hombres en puja resignar el cargo partidario sería tanto como perder la primera batalla de la guerra.

Claro que uno y otro no coinciden en cuanto a la forma de garantizar ese objetivo.

Así, para el sector del gobernador la renovación de los cargos partidarios debería resolverse en el marco de una elección interna, una metodología que, al decir de la gente de Gutiérrez, “siempre le han hecho bien al partido”.

No es casual entonces que el oficialismo Azul de Sapag y Gutiérrez no cese de recorrer la provincia haciendo campaña y sumando afiliaciones, al punto que ya habla de alrededor de 10 mil.

Pero desde la óptica de Figueroa -también desde la de Pereyra, que a veces lo apoya y otras veces no tanto- está claro que las internas las gana el aparato. Y aparato por aparato el más grande lo tiene Gutiérrez, que administra el Estado provincial y alimenta el pico siempre ávido de los intendentes.

Por eso uno y otro, el vice y el petrosenador, agitan la necesidad de la unidad y plantean la necesidad de la “lista de notables” (aunque desmientan con sus actos la posibilidad de cerrar filas en un partido que, a ojos vista, se encamina a un dramático desenlace de cara al 2019).

Ocurre que en este sector se explica por lo bajo que Gutiérrez carece del liderazgo necesario para llevar al partido a buen puerto en los comicios del año próximo. Un argumento que podría ser atendible y hasta tenido por bienintencionado en un partido amenazado por la derrota, si no proviniera de una parte interesada.

Como quiera que resulte finalmente el desenlace, a los protagonistas de este entuerto les vendría bien tener presente lo que ocurrió con los hermanos Felipe y Elías Sapag cuando terció entre ellos la discordia. Lejos de darles la razón, sus diferencias allanaron el camino a un tercero.

Continuará.

29/07/2016

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