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27/05/2018

El MPN en su laberinto

El MPN en su laberinto | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: David Pablo Sánchez

El sector de Pereyra puso un petardo bajo la mesa del oficialismo emepenista al advertir que, tal y como van las cosas, el partido provincial se encamina “a perder la conducción de la provincia”. Aunque el diagnóstico es compartido por el quiroguismo y aún por los seguidores de Figueroa, en el gutierrismo confían en que la gente optará por preservar los beneficios del statu quo.

Héctor Mauriño

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El sector interno del MPN que lidera el senador y gremialista Guillermo Pereyra, se reunió el lunes pasado y produjo un severo diagnóstico de la realidad que atraviesa el partido gobernante.

Según el documento conocido al término del encuentro, la intención de voto del partido provincial de cara a las elecciones para gobernador en 2019 “no es superior al 15% contra un 23% del intendente Horacio Quiroga”.

Se mire por donde se mire, un verdadero petardo debajo de la mesa del oficialismo partidario que conduce el gobernador Omar Gutiérrez con el respaldo de su principal mentor, el ex mandatario provincial y líder de la lista Azul, Jorge Sapag.

Según sostiene la lista Azul y Blanca, que es lo mismo o casi que decir según ‘sostiene Pereyra’, después de 54 años de ejercicio casi ininterrumpido del poder el partido provincial se encamina “a perder la conducción de la provincia”. ¡Caray!

A contramano de lo que apareció hace unos meses como una suerte de respaldo a la candidatura del vice Figueroa, ahora Pereyra y su gente parecieron más fríos al respecto, al destacar que “no puede ser que una pelea entre el vicegobernador y el gobernador ponga en jaque la gobernabilidad y la institucionalidad”.

El petrolero se excluyó, “por edad y situación de salud”, de una eventual candidatura -por lo menos a gobernador, aunque no explícitamente a repetir en su banca de senador-, pero dio a entender que no apoya ni a Gutiérrez ni a Figueroa, al hacer una llamada para “buscar el mejor candidato”.

El líder petrolero -o su lista- concluyó con un mensaje contemporizador que dejó entrever su disposición a un acuerdo de unidad que le dé a cada uno -incluido él mismo, claro- la parte de la torta que reclama. “No hay lugar para la pelea. Hay lugar para confrontar políticamente y ayudar a nuestro movimiento a no perder la conducción de la provincia”, aseguró.

Cierto o no, lo que dicen Pereyra y su gente no es muy diferente de lo que se agita en el entorno de Quiroga.El líder de Cambiemos en la provincia se siente con más posibilidades que nunca de llevar adelante el desafío de la gobernación.

Sería la tercera oportunidad en que “Pechi” compite por la gobernación, pero según la lectura de los suyos la supuesta crisis de representatividad del gobierno provincial, que no encontraría ni en Gutiérrez ni en Figueroa la figura capaz de llenar las expectativas del electorado neuquino, le garantiza más posibilidades que nunca.

Buena parte de los quiroguistas no enrolados en el Pro y no pocos radicales, tienen muy presente que el intendente es bastante más que Cambiemos, porque cuenta con un caudal de votos propios, al menos en la capital, principal distrito de la provincia.

Ese sector también vería con buenos ojos un acuerdo con Ramón Rioseco que le asegurara un piso todavía mayor al que cuenta actualmente. Pero a pesar de que la relación con el ex intendente de Cutral Co es inmejorable, desde el entorno de este último deslizan que su jefe no podría integrar una lista con Cambiemos sin cometer suicidio político.

El áspero panorama partidario trazado por Pereyra no es tampoco demasiado diferente del que plantea Figueroa. Como se sabe, el vice continúa su política de juntar masa crítica divorciado del Ejecutivo al que pertenece, y sus íntimos no se cansan de advertir que con “Omar” no alcanzaría para torcerle el brazo a “Pechi” y los de Cambiemos.

En el oficialismo gobernante, en cambio, las cosas se ven de otra manera.

Después de la demostración de fuerza que fue el acto del Ruca Che, el gutierrismo continúa con su campaña en busca de la reelección, ahora con el apoyo explícito de Sapag y de una cantidad de intendentes.

Según los colaboradores del gobernador, los guarismos manejados por la lista Azul y Blanca no guardan relación con la realidad. “Desde que Omar asumió el gobierno, las encuestas casi no se han movido: 30% para él, 25 para Quiroga y el resto se divide entre Rioseco y Darío Martínez”, apuntó uno de ellos.

En el oficialismo se exaltan las buenas migas con el gobierno nacional como reaseguro de la “gobernabilidad”, pero se destaca que eso no conlleva “afinidades ideológicas o políticas”.

En sus cálculos, no existiría interés por parte del macrismo en hacerse de la provincia. Antes bien, consideran que en un distrito con reducido peso electoral como el neuquino Macri podría inclinarse por un buen acuerdo con el MPN antes que empeñarse en una puja que, al cabo, no le ofrecería demasiados réditos.

Por lo demás, en el gobierno neuquino no descartan algún acuerdo frentista que incluya, por ejemplo a sus primos hermanos del Partido Justicialista, supuestamente interesado en mantener el statu quo local antes que permanecer de brazos cruzados ante la posibilidad de que el neoliberalismo siente sus reales en Neuquén. Eso sí –aclaran-, siempre y cuando esa construcción frentista lleve a Omar Gutiérrez a la cabeza.

En el entorno del gobernador no advierten los aspectos negativos de la cohabitación con un gobierno que en dos años ha sumido al país en una profunda crisis económica y social, que amenaza con profundizarse cada día y arrastrar a las provincias. O, por lo menos, de momento no evalúan como necesario despegarse total o parcialmente del macrismo.

Confían en el crecimiento indefinido de la provincia -“Neuquén está en el podio”, dicen-. Y en que el electorado, del centro izquierda al centro derecha, continuará viendo a la provincia “como un refugio” frente a la crisis nacional.

Se verá.

29/07/2016

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