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Panorama Político
04/03/2018

Arrancó la reelección

Arrancó la reelección | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura de este jueves fue la escenificación del lanzamiento de la campaña por la reelección del gobernador. Eso pareció y eso era lo que se quería que pareciera.

Héctor Mauriño

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Algunos todavía no se dan cuenta, pero los gobiernos neoliberales van contra la naturaleza del MPN y terminan por poner en crisis su forma de administrar el Estado. Así fue con Sobisch y con el último Felipe Sapag, y así puede volver a ser con la gestión actual si no pega un volantazo a tiempo.

Baste recordar la privatización de YPF y las puebladas que desencadenó; el ejército de desocupados apenas contenidos por los múltiples pero siempre insuficientes ‘planes’; la crisis que amagó con destruir el celebrado Sistema de Salud o la Ley Federal de Educación, que desató mil conflictos hasta que Sobisch no tuvo más remedio que sacarla de circulación.

Con la experiencia neoliberal el MPN, de la mano de Sobisch, casi pierde las elecciones frente a Oscar Massei y producto de las mismas recetas Felipe Sapag tuvo que tragarse el sapo de que lo maltrataran los piqueteros de Cutral Co. Aunque no fuera del todo responsable pagó también las consecuencias.

Después de la hecatombe del 2001 -el país tampoco aguanta el neoliberalismo-, si no hubiera sido por la pesificación de Duhalde, que por fortuna desenganchó al país ‘del mundo’ -lo estaba destruyendo- y multiplicó los ingresos de la provincia y los municipios, Quiroga hubiera pasado a la historia sin pena ni gloria y Sobisch nunca hubiera concebido su delirio presidencial.

El norte Neuquino, esa especie de cortada sin salida de la provincia, no tendría posibilidades si no fuera porque hubo -hay- un Estado que crea infraestructura, provee trabajo y seguridad social. Allí ‘la mano invisible’ nunca pasó ni pasará mientras no haya suficiente escala como para producir lucro.

El MPN está profundamente arraigado en la sociedad neuquina porque fue el partido que creó el Estado. Por eso de alguna manera y mal que le pese a la oposición forma parte de la ‘identidad’ de esta sociedad, pero eso no es algo que inevitablemente vaya a seguir ocurriendo, puede cambiar.

De hecho viene cambiando en los últimos años porque el partido provincial tiene cada vez menos votantes, y ahora el tsunami político y social que desencadena la receta neoliberal puede precipitar las cosas. No necesariamente planteando una salida hacia el modelo opuesto, sino tal vez argumentando que hace falta más ‘dunga dunga’, que no fue suficiente. No sería la primera vez que una multitud hipnotizada por el desastre marcha hacia el abismo.

La apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura de este jueves fue la escenificación del lanzamiento de la campaña por la reelección del gobernador. Eso pareció y eso era lo que se quería que pareciera. Todo la puesta así lo indicó, desde los carteles y las camisetas con la leyenda “Omar Gutiérrez 2019”, hasta el festival de trafic que permitió llenar de fuerza propia ese edificio monumental.

Pero también el discurso en si mismo fue un llamado del gobernador a una nueva reelección del Movimiento Popular Neuquino. Gutiérrez brindó argumentos destinados a movilizar los sentimientos de los neuquinos al referir los principales logros de su partido en más de cinco décadas de gobierno.

Tras apuntalar con cifras su tesis de que la provincia creció en ese período muy por encima del resto del país, empalmó los supuestos logros con los que atribuye a su gestión, y dejó planteada la ventaja que supone la “estabilidad política” para que los neuquinos se sigan asegurando el futuro.

Invocaciones de esta naturaleza, además de ser interesadas, tal vez no hubieran sido necesarias si el partido que gobierna hace 57 años no estuviera en riesgo de ser desplazado.

El liderazgo que Jorge Sapag viene ejerciendo desde hace más de una década se encuentra afectado por una grave denuncia, el gobernador y el vice están visiblemente enfrentados en una puja de poder, y el partido viene de perder mal las elecciones frente a Cambiemos, una fuerza cuya razón de ser -además de los negocios- es borrar de la historia a los partidos popular-desarrollistas como el MPN.

De cara a las elecciones del 2019 los acontecimientos se han precipitado y el MPN está justificadamente preocupado y ocupado.

Desde la óptica del gobernador, es preciso crear liderazgo cada día, pilotear un distanciamiento quirúrgico con el macrismo -ni enfrentarlo ni aparecer como su apéndice sumiso- y ganar las expectativas de sus seguidores con un discurso que llegue a los sentimientos. No es fácil.

Mientras tanto, Figueroa no se queda quieto. Si bien se allanó a la puesta en escena de Gutiérrez -tal vez no tenía más remedio-, seguirá compitiendo sin levantar su propia campaña. Dicen en su entorno que espera alcanzar suficiente masa crítica como para que en el umbral del 2019, antes de llegar a una interna, su candidatura se imponga por su propio peso. Tampoco es fácil.

Sapag no habló ni tampoco hizo acto de presencia en la Legislatura, pero su silencio parece conceder, al menos no se opone públicamente a lo que busca Gutiérrez.

Quien tampoco fue a la Legislatura es Quiroga. El intendente también está en campaña. A pesar de las resistencias que despierta en el macrismo, parece determinado a dar un paso al frente, Sabe que en su espacio no tiene rivales. Dicen que como moneda de cambio para que el macrismo de paladar negro no lo vete, avalará la candidatura de Marcelo Bermúdez a la intendencia.

29/07/2016

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