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26/11/2017

Palos y abrazos

Palos y abrazos | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Este fin de semana, en el entorno de Gutiérrez daban las últimas puntadas a una serie de cambios en el gabinete que buscan ordenar la tropa de cara a los dos años que restan de gestión y prepararse para la batalla del 2019, que incluye la posibilidad de la reelección.

Héctor Mauriño

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Ya se sabe que Neuquén es una provincia singular en el concierto nacional y que como carece de peso electoral por su escasa población relativa y la gobierna un partido distrital desde hace más de medio siglo, las diferentes administraciones que desfilaron por la Casa Rosada, radicales, peronistas, de la Alianza, fueron optando por ‘comprar hecho’ en lugar de hacer un gran esfuerzo para alcanzar la gobernación.

Es cierto que Cambiemos ganó con amplia ventaja las elecciones legislativas de octubre pasado, y que a partir de allí muchos de los que integran esa coalición multiforme cuya principal coincidencia es la sed de poder, han empezado a acariciar la esperanza de hacerse del gobierno en 2019. Pero está por verse si quienes conducen la alianza que gobierna el país irán a fondo para hacerse del poder formal en la provincia o se contentarán con mantener una alianza de hecho con el gobierno local.

Por otra parte, es cierto también que el MPN viene obteniendo performances cada vez más mezquinas en la mayoría de las elecciones. Pero no es menos certero que sus integrantes, no importa mucho a qué corriente interna pertenezcan, pueden disputar fuertemente espacios de poder pero llegado el momento saben unirse para defender ese botín común que es el Estado provincial.

Se trata, en fin, de un partido con amplia experiencia en el ejercicio del poder, que cuenta con una maquinaria electoral aceitada y con gran amplitud de recursos para mantener la cohesión y dividir a los adversarios.

No por nada un viejo emepenólogo advirtió, cuando los extintos hermanos Elías y Felipe Sapag se sacaban chispas, que “hay que tratar de no quedar en el medio, porque cuando venga el abrazo de la reconciliación se puede morir aplastado”.

Ahora el partido provincial acaba de perder mal una elección legislativa y se escuchan las voces de quienes internamente intentan sacar partido. ¿Pero quién puede asegurar que mañana no volverán a estar todos juntos, máxime si se trata de salvar esa vaca lechera de la que están todos prendidos?

Esta semana, por ejemplo, el vicegobernador Rolando Figueroa continuó de campaña política cual patrulla perdida que libra la guerra por su propia cuenta y orden.

Fue a un encuentro binacional en Chile, acompañado del senador y gremialista Guillermo Pereyra y allí invitó a empresarios del país vecino para que visiten Vaca Muerta y se interesen por las posibilidades de inversión que ofrece esa formación hidrocarburífera única en el mundo.

Pero paralelamente a la audaz jugada, propia de un embajador, de un ministro de Economía o Energía, o directamente de un gobernador, salió a relativizar su acuerdo con Pereyra señalando que “sigue perteneciendo a la lista Azul” oficialista de Jorge Sapag y Omar Gutiérrez.

Figueroa construye masa crítica propia, pero mientras tanto no rompe lanzas en forma definitiva con los que lo trajeron hasta aquí. “No hay nada roto, pero seguimos construyendo hacia el futuro”, sintetizó un dirigente tan cercano al vice como al líder petrolero.

En el entorno de Gutiérrez, las cosas no se vieron de la misma manera. “No se puede estar de los dos lados del mostrador”, sintetizó un hombre del gobernador, para agregar con sorna: “La de Pereyra no es la lista Azul sino la Azul y Blanca”.

Por lo demás, relativizó la posibilidad de que empresarios chilenos vengan a invertir en gas y petróleo no convencional. “Carecen de capacidad y escala” para ese negocio, remató.

Este fin de semana, en el entorno de Gutiérrez estaban dando las últimas puntadas a los cambios en el gabinete, cambios que preanuncian un intento de ordenar la tropa de cara a los dos años que restan de gestión y, sobre todo, con miras a la batalla que se avecina en el 2019 y que incluye la posibilidad de la reelección.

Por lo pronto, no son pocos los carteles y pasacalles, en el interior y en los barrios capitalinos, que empiezan a plantear la consigna “Omar 2019”. Eso, aunque en el pináculo del gobierno nieguen enfáticamente que estén detrás del asunto y planteen que el tema no está en la agenda de este año.

Volviendo al tema del gabinete, la fuente cercana al gobernador confirmó que las novedades “serán presentadas el miércoles o el jueves” próximos, y que incluyen no sólo la creación de una cartera de Turismo independiente -que tiene que ver con “un plan estratégico” en la materia- sino también “otros cambios a nivel ministerial con nuevas denominaciones y funciones”.

No trascendió, hasta ayer, el nombre del nuevo ministro de Energía que asumirá en reemplazo de Alejandro Nicola, quien asume el 10 de diciembre como concejal de Neuquén capital. Se supo, sí, siempre según la fuente, que  carece de fundamento la especie que da cuenta de que sería reemplazado por el actual ministro de Economía Norberto Bruno y este por el presidente del Banco Provincia de Neuquén, Marcos Koopmann.

En el gobierno hay desconcierto y disgusto con el tenor alcanzado por el conflicto con ATE por Salud. “La violencia del reclamo nos ha llevado a pensar que tenemos que producir un cambio en la manera de canalizar el diálogo: de ahora en más no será posible negociar mientras se llevan adelante tomas, cortes u ocupaciones”, se escuchó decir muy cerca del gobernador.

29/07/2016

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