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26/02/2023

Centrifugado

Centrifugado | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Hay al menos dos fenómenos políticos novedosos en la política neuquina. Por un lado la escisión de Figueroa del MPN. Por el otro un centrifugado de los dos grandes frentes nacionales, que arroja por derecha e izquierda náufragos a las costas el emepenismo disidente.

Héctor Mauriño

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La fragmentación y la dispersión parecen ser las características de estas elecciones provinciales del próximo 16 de abril. El Frente de Todos se desmembró parcialmente aportando dirigentes y colectoras a Figueroa, y otro tanto pasó con Juntos por el Cambio varios de cuyos integrantes vieron en el fenómeno Figueroa una oportunidad.

Se verifican por lo menos a dos fenómenos políticos novedosos en la política neuquina. Por un lado la escisión de Figueroa del MPN. Y por el otro un centrifugado de los dos grandes frentes nacionales, que arroja por derecha e izquierda náufragos a las costas el emepenismo disidente.

La escisión figueroísta es menos que una fractura expuesta porque no asume la forma de una fracción entera del partido provincial que por profundas diferencias con el sector oficialista y rompe con el partido.

Antes bien, aparece como el planteo de un hombre solo, que formó parte del riñón del oficialismo y que rompe con la estructura partidaria en pos de crear un polo alternativo de poder personal.

Que luego se le sumen una cantidad de descontentos, entre los muchos heridos que ha dejado el sapagismo dentro de sus propias filas a lo largo de los años, es harina de otro costal.

Acaso es así porque el MPN parte y reparte pero no a todos por igual, de manera que siempre queda alguno o algunos que se sienten defraudados. Es en esa pecera, la de los que están enojados, que ha estado pescando Figueroa.

No se puede decir que su planteo es revolucionario, porque más allá de sus muchas críticas no parece plantear cambios en profundidad, novedosos, originales, profundos.

Tampoco está del todo claro el verdadero tenor ideológico del emepenista disidente. Si ya no es “la pata peronista” del MPN, como queda claro por su alianza con la derecha de JXC, tampoco es estrictamente la derecha dura y pura.

Es más bien un plano de ambigüedad, adecuado en todo caso para asumir el rumbo más conveniente una vez que se dilucide, en este año de elecciones nacionales, cuál será el rumbo del país.

Si los planteos no son del todo concluyentes, tampoco ayuda a su credibilidad que el portador del cambio, el hombre que permitiría superar 60 años de hegemonismo, haya dejado hace muy poco el cálido regazo de la elite gobernante.

Que así y todo Figueroa pueda alzarse con el premio mayor es otra cosa. A pesar de todo el hombre encarna el cambio, y además cuenta con carisma personal y un amplio conocimiento de la realidad provincial y los entresijos del poder.

Desde el lado de la diáspora por derecha e izquierda, que terminó abrevando en el figueroísmo, el fenómeno viene, desafortunadamente, a respaldar la antipolítica sembrada trabajosamente durante años por la derecha y sus medios.

Es difícil pensar otra cosa de esa sopa de letras donde flotan por igual peronistas y antiperonistas, como si estuvieran empeñados en confirmar el “son todos iguales”.

Cómo no pensar que para algunos de los que allí flotan se trata simplemente de “no quedarse sin nada”, reafirmando la impresión de que importan más los cargos que los principios o las ideas.

Muchos de ellos están pisoteando lo que proclamaban hasta hace muy poco: los que denostaban al “populismo” al aceptar sin problemas el liderazgo de una figura surgida del partido que cuestionaban y compartir el espacio con los siempre sospechados peronistas.

Los que criticaban a la derecha vernácula y clamaban contra sus excesos antidemocráticos, porque ahora son compañeros, o correligionarios o compinches o, socios de esa derecha.

Es imposible no pensar que unos y otros creen poco en el futuro de las coaliciones a las que hasta hace un rato pertenecían. Los peronistas por el marcado déficit de conducción de su fuerza, los de la derecha porque la ven fácil y ya se disputan el queso metafísico del poder.

Hay una suerte de sálvese quien pueda, de dirigentes que piensan que sus propias fuerzas ya nos les aportan demasiado y, así las cosas, si no se van con “Rolando” se pueden quedar con las manos vacías.

¿Qué fue de esa oposición neuquina, que por derecha o izquierda fustigaba al MPN y se planteaba la posibilidad de un proyecto superador?

En el otro extremo de esta curiosa situación, el oficialismo emepenista, tampoco plantea nada diferente, es más de lo mismo y su mensaje parece ser “no estaremos bien pero cuidado, que siempre se puede estar peor”.

29/07/2016

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