Las botas

Stalin no se contentó con perseguir a Trotsky, expulsarlo de la Unión Soviética y asesinarlo, además pretendió sacarlo de la historia. Es conocida la fotografía donde aparecen los revolucionarios de Octubre en la que el fundador del Ejército Rojo ha sido borrado de la imagen, pero por un descuido del censor todavía se pueden apreciar sus botas.

Que los vencedores escriben la historia a medida no es ninguna novedad, alcanza y sobra con repasar a Bartolomé Mitre. Sobisch lo intentó en su momento cuando disputó el liderazgo con los Sapag y pretendió introducir una crónica del MPN donde su padre aparecía con un protagonismo sorprendente.

Ahora parece que le toco a él tomar de su propia medicina. En el video que difundió el MPN el viernes con motivo de sus 60 años de vida, aparecen de manera destacada varios bronces pero solo muy fugazmente (es casi un par de botas) el fallido ex candidato a presidente de la República del partido provincial, ahora convertido en “demócrata cristiano”.

Caramba, con independencia del juicio que merece su gestión -que desde ya no es positivo-, el MPN lo tuvo 12 años como gobernador y cuatro como intendente.

“No aclaremos que oscurece”, decía el inefable Elías Sapag para evitar un mal mayor cuando sentía que la prensa no lo había tratado demasiado bien. Siguiendo una norma no escrita nadie, haga lo que haga, será expulsado del MPN, no vaya a ser que resucite. Eso sí, puede ocurrir que al sujeto en cuestión se le reserve un protagonismo menor, apenas un imperceptible flash, o que sea condenado al olvido.

Gaido va

El señor Gaido era un tapado o está poseído de la fuerza de los astros. ¿Quién diría? Mariano, aquel que tenía que poner la cara para recibir los reproches destemplados de los gremialistas, acaba de lograr lo que parecía imposible: un acuerdo para eliminar la renovación por mitades del Concejo Deliberante cada dos años.

Es el mismo Mariano que logró que los poderosos del Rincón Club de Campo -jueces, funcionarios, ricos comerciantes- corrieran la alambrada para que el pueblo pueda llegar a ese Jordán deseado que es el Neuquén. Claro que no ha sido a cambio de nada, ¡qué son unas hectáreas en trueque en medio de este arenal! ¿Querían río?, ahora lo tienen.

Se dirá, también, que el mismo “Mariano” era el primer interesado en terminar con ese incordio de las elecciones a mitad de mandato. Un verdadero clavo, que hubiera puesto a prueba el frente de colectoras pegado con engrudo que lo llevó hasta el Palacio Municipal.

Sí, gratis no hay nada, pero Gaido es también el señor que le puso gas a la construcción del Paseo de la Costa, que antes iba lento y ahora viaja a velocidad de crucero; es el mismo que llenó la ciudad de plazas, placitas, macetas y macetitas.

Ojo con Mariano, que viene embalado y si sigue así -y todos los demás siguen ‘asá’- en su partido no van a tener más remedio que encargarle la gobernación.

Distraídos

El mismo intendente, Mariano Gaido, acaba de obtener en el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia, facultades extraordinarias para disponer reestructuraciones presupuestarias y otras medidas administrativas de excepción, algo que algunos de sus opositores no dudaron en calificar de “superpoderes”.

Sin perjuicio de que la situación sanitaria es efectivamente extraordinaria, lo que en cierta medida justifica las facultades otorgadas, sería bueno que el intendente hiciera valer idénticas razones para hacer cumplir las medidas de cuidado dispuestas por los gobiernos nacional y provincial en el marco de la actual catástrofe en materia de salud.

En la ciudad de Neuquén tales controles se han revelado, por decir menos, bastante laxos.

“Mariano” no es el único intendente que quisiera no pagar “costos políticos” por imponer medidas a todas luces antipáticas para una sociedad empobrecida y fatigada, primero por Macri y ahora por el Covid.

El intendente de Neuquén no es la excepción entre sus pares de la provincia. Algunos han rechazado explícitamente las restricciones, como la intendenta de Plottier, Gloria Ruiz, y un número mayor aún prefirió no ponerse en evidencia pero no las hizo cumplir.