Perón decía que “la política es un ‘juego de vivos’ en el que gana el que puede pasar más tiempo por tonto”.

El gobernador Gutiérrez acaba de hacer una autocrítica pública por el manejo del conflicto de Salud. Dijo que “el gobierno cometió errores”, que el reclamo fue “legítimo” y que no hubo por parte de su administración "una escucha atenta y oportuna" de las demandas de los “autoconvocados”.

Sostuvo que el sector en conflicto “entendió que los habíamos puesto en el lugar de héroes y heroínas, y que ellos, viviendo una tragedia y luchando a la vanguardia de una pandemia, no tenían el reconocimiento que se merecían". Aunque no omitió criticar a adversarios políticos del gobierno, Gutiérrez no los identificó, se militó a hablar de "actores invisibles".

No se puede dejar de observar que las palabras del gobernador marcan diferencias con las de la diputada Alma “Chani” Sapag, hermana del líder del MPN Jorge Sapag.

Se podrá decir que este último tuvo el beneficio del anonimato que le proporciona la incondicionalidad de su hermana, o que dijo a través de ella lo que el gobernador puede pensar pero no puede o no debe decir porque se enfrentaría con Nación. Pero tampoco se puede dejar de ver que entre una y otra actitud hay matices y la política, bien se sabe, está hecha precisamente de matices.

Además, hay en uno y otro planteo interlocutores diferentes. Los Sapag (por decirlo de algún modo) le hablan al Presidente de la Nación, se quejan de que algunos de los integrantes del frente que encabeza les hicieron una mala pasada durante la huelga. Concretamente intentan meter una cuña entre los sectores que responden más directamente a Cristina Kirchner y los otros. Critican a Parrilli y a Rioseco, pero no hablan de Darío Martínez, que integra el gabinete de Fernández y que para completar el cuadro se ocupa del tema más sensible para la provincia: la energía.

También, como resultado de ese planteo que involucra al gobierno nacional (digamos ‘los Sapag’) piden repartir las pérdidas generadas por el conflicto.

Gutiérrez le habla a la gente, a los “autoconvocados” y al resto del pueblo que le toca gobernar y lo hace luego del largo, por momentos inquietante, silencio guardado durante todo el conflicto. Silencio que alguno creyó o quiso interpretar como debilidad.

Si se toma en cuenta además que lo hace en una conferencia de prensa, en la que por primera vez desde el año pasado toma decisiones importantes respecto de las medidas de cuidado frente al agravamiento de la pandemia, y que lo hace luego de mandar a su ministra y a otros subordinados a advertir que el sistema colapsa, la conclusión es clara: está haciendo política.

‘¡Que novedad! -dirá alguno-, que el hombre que gobierna desde hace cinco años la provincia haga política’. Pero Gutiérrez no es esencialmente un político sino un técnico solvente en la administración de problemas políticos, como por ejemplo el relevo generacional planteado por Sapag antes de dar un paso (o más bien medio) al costado.

¿Hay matices entre Gutiérrez y Sapag? –Sí. ¿Diferencias? –Algunas. ¿Hay malestar, una amague de ruptura? –No.

¿Sigue teniendo poder Jorge Sapag? –Sí, mucho. Es el referente indiscutido del sector mayoritario del partido y no gobierna pero es mayor sponsor (patrocinador suena comercial y padrino, bastante mal) político de la provincia. Algunos dirán “liderazgo y billetera”, no seremos nosotros.

¿Tiene poder Gutiérrez? –Sí. Es el gobernador. A él le responden los estamentos del Estado. Maneja la “botonera” y –dirán aquellos- “también y por los próximos dos años y medio “la lapicera”.

Cuando se cumpla el plazo constitucional Gutiérrez tendrá que dar su paso al costado, ya no podrá ser gobernador al menos por un período, si es que realmente para ese entonces quiere serlo. Pero, cuidado, el también representa a un sector, familiarmente y por afinidades y compromisos legítimos generados a lo largo de su experiencia gobernante.

¿Con qué se quedará Gutiérrez el 10 de diciembre de 2023 cuando deje su despacho? No estamos diciendo que sea una pregunta que el gobernador se haya planteado. Ni siquiera que lo haya hecho su círculo más íntimo. Estamos diciendo que esto es política.