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02/05/2021

Alguien va a pagar por esto

Alguien va a pagar por esto | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La salida al conflicto de Salud acordada con ATE, como si gobierno y gremio estuvieran aferrados al mismo madero en medio del naufragio, ha tornado a pasar por un nuevo endeudamiento, algo que puede abrir un arduo debate en la Legislatura.

Héctor Mauriño

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La forma en que el Ejecutivo provincial encaró el conflicto de Salud empezó mal y está terminando peor. Empezó mal porque desde un comienzo las autoridades provinciales intentaron desconocer la legitimidad del reclamo y de sus portadores, y está terminando peor porque será con más deuda para la provincia.

De entrada el gobierno se aferró al magro acuerdo pactado con la burocracia gremial creyendo que todo el universo estatal se iba a encolumnar detrás, pero no tuvo en cuenta la complejidad del problema de salud, que no sólo tiene que ver con la gravedad pandemia y sino también con las características del sector.

A diferencia de otros sectores del Estado, salud abarca una compleja trama de profesiones y oficios, desde las especialidades críticas como los terapistas o anestesistas hasta los choferes, pasando por los auxiliares y los enfermeros. Todos con sus propios reclamos, legítimos y convalidados por su sacrificado esfuerzo en la lucha contra el Covid 19.

Sin embargo, después de haberlos elogiado en el pico de la pandemia, el gobierno eligió no reconocerles representación a los huelguistas, y adoptó de entrada una postura macartista, sugiriendo que había un supuesto sesgo izquierdista, “trotskista-guevarista” o “kirchnerista melancólico” del grupo que efectuaba el reclamo.

En su ninguneo, estaba jugando con fuego. No reparó en el hecho de que independientemente de la filiación de algunos de los involucrados, en todo caso legítima, se trataba de un reclamo laboral genuino y mayoritario dentro del sistema. Un reclamo que, por añadidura suscitó adhesión en la gente.

Si el Ejecutivo se equivocó, y el gremio también, porque ambos jugaron al desgaste de los huelguistas -“vamos a esperar que baje la espuma”, se ufanó Quintriqueo-, la oposición reaccionó un poco tarde y sin la convicción necesaria en la búsqueda de una solución para un problema tan grave.

Otro tanto podría decirse del obispado de Neuquén, que a diferencia de lo que supieron hacer obispos como De Nevares o Radrizzani, no se involucró de lleno en el conflicto de Salud. Se pronunció sobre los legítimos reclamos y manifestó su reconocimiento al personal en la instancia dramática dela pandemia, pero podría haber ido más lejos y haberse planteado mediar, no lo hizo.

El Ejecutivo tampoco buscó que la Legislatura u otros actores como las iglesias jugaran un papel mediador, jugó al fracaso se los huelguistas y falló.

Aparte del tardío congelamiento de los salarios políticos y el renunciamiento para la tribuna del bloque del MPN al aumento escandaloso de sus dietas, el oficialismo intentó desconocer la iniciativa de la oposición que proponía crear un fondo para Salud que incluyera su aumento salarial y los fondos reservados de la presidencia de la Cámara.

Pero el gobierno no quería poner en debate un tema tan espinoso en esa gran caja de resonancia que es la Legislatura, con suspicacia se inclinó a pensar que la oposición buscaba redito político. Ahora, coherente con esa lectura, parece que quiere darle un escarmiento.

Es por esto también que la salida acordada con ATE, como si gobierno y gremio estuvieran aferrados al mismo madero en medio del naufragio, ahora ha tornado a pasar por la toma de un nuevo endeudamiento para la provincia, algo que puede abrir un arduo debate en la Cámara.

El Ejecutivo vuelve a la carga con el mismo monto de deuda -de entre 12.000 y 13.000 millones de pesos- que venía incluido en la emergencia sanitaria del año pasado, el que fue rechazado por la oposición y finalmente Gutiérrez levantó en marzo pasado.

Pero además, esta vez se trata de tomar deuda para gastos corrientes, algo que de derecha a izquierda, pasando por el propio oficialismo es rechazado como muy mala receta.

No por nada el envío del pedido de endeudamiento a la Legislatura estuvo cargado de suspicacias, como si los diputados hubieran estado alentando el conflicto y ahora se tuvieran que hacer cargo de pagar los platos rotos. Palabra más palabra menos a eso apuntó el jefe de Gabinete, Sebastián González, cuando afirmó airadamente que ahora habrá que ver “qué diputados apoyan el aumento en Salud".

La verdad es que el Ejecutivo se vuelve a equivocar. Si no consultó antes a los diputados o directamente ignoró su propuesta, no puede pretender ahora pasarles la factura como si fueran los responsables de lo ocurrido. Ya se oyen algunas voces del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, por primera vez de acuerdo, contrarias a este nuevo intento de endeudar a la provincia que, en definitiva, pagará toda la sociedad.

No estamos diciendo que para el gobierno haya sido fácil ni el conflicto ni la crisis provocada primero por la peste Macri y luego por la pandemia de Covid.

Hay que admitir que las finanzas provinciales vienen de un año muy difícil y este que pintaba mejor se está complicando día a día. Lo que no se puede dejar de ver es que el Ejecutivo manejó mal las cosas, que eso dilató más de la cuenta el conflicto y que ahora se vuelve a equivocar tratando de endosarle el costo a quienes no corresponde.

29/07/2016

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