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14/03/2021

El “problemón”

El “problemón” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Todo indica que ni el gobierno ni mucho menos las petroleras son del todo neutrales en el grave problema de la contaminación ambiental, y que debería ser una entidad autónoma y científicamente calificada, la que intervenga.

Héctor Mauriño

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El fiscal de Delitos Ambientales Maximiliano Breide Obeid acaba de poner el dedo en la llaga, al advertir que el pasivo ambiental que produce Vaca Muerta se convertirá en "un problemón para las generaciones futuras".

El motivo, según explicó, es que la industria empezó a generar más residuos de los que las plantas de remediación que actualmente existen son capaces de tratar. Además aseguró que se carece de una normativa adecuada porque la ley de Residuos Peligrosos no protege el medio ambiente sino la salud pública y deja de lado la preservación del medio ambiente.

En 2013, cuando se firmó el acuerdo Chevron YPF para la explotación de Loma Campana, un alto funcionario neuquino de entonces confió que la riqueza de la formación Vaca Muerta era tan grande que no iba a quedar un solo lugar de la provincia sin perforar.

Aunque sonara tremendo era una idea bastante optimista porque el problema no son solo los agujeros, la explotación petrolera tradicional es contaminante y la no convencional mucho más, el problema más grave son los residuos y el blanco más más sensible es el agua, crucial para el planeta y la humanidad.

El fracking requiere el empleo de grandes volúmenes de agua y si bien desde un comienzo se aseguró que no se tomaría de las napas ni se volvería a inyectar en ellas y que una vez usada sería remediada, el hecho es que a siete años de comenzada la explotación no convencional sobran aguas contaminadas y residuos en volúmenes cada vez más difíciles de manejar.

Según admitió el fiscal, existen en la provincia cuatro plantas autorizadas para tratar residuos, pero ellas mismas tienen su propio pasivo ambiental porque la magnitud de los desechos que actualmente produce la industria demandaría la existencia de por lo menos 20 plantas más.

Durante los meses más críticos del año pasado, cuando la actividad se paralizó por el efecto combinado del saqueo de Macri, la pandemia y el derrumbe del precio internacional del crudo, las remediadoras avanzaron en achicar sus propios pasivos.

Pero teniendo en cuenta que la actividad no convencional ya comenzó a tomar ritmo y que las perspectivas son las de un fuerte crecimiento de la explotación no convencional, el problema tiende a agravarse.

Ya se han radicado denuncias importantes contra dos de las cuatro empresas que tratan los residuos, y no hace mucho se descubrieron en una empresa abandonada del parque industrial piletones con hidrocarburos de descarte. Próximo al lugar hay inclusive un asentamiento humano.

En mayo del año pasado, Juan Cabandié, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Nación, aseguró ante la comisión de Ambiente del Senado que una inspección de su cartera en Vaca Muerta reveló que son "alarmantes" los residuos que deja la actividad hidrocarburífera, y que las empresas "se manejan con total impunidad".

El otro aspecto crítico es el posible vínculo entre la fractura hidráulica y los frecuentes movimientos sísmicos. Aunque todavía no está comprobada la relación causa efecto, las evidencias se acumulan. Los sismos en Sauzal Bonito y alrededor de Añelo, donde tiene lugar la explotación no convencional, desaparecieron durante los meses de parálisis de la actividad, pero volvieron inmediatamente que se reinició. Para completar el cuadro, en octubre el sismo se produjo en la capital neuquina.

En Neuquén, diputados de la oposición presentaron durante 2019 pedidos de informes para conocer aspectos de la disposición final de los residuos que produce la extracción de hidrocarburos, pero el gobierno parece mirar para otro lado.

Mientras, a finales del año pasado, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, hizo una denuncia en la que se involucra a una de las remediadoras y otro tanto han hecho organizaciones mapuches, pero denuncias y pedidos de informes siguen esperando respuesta del gobierno, y por el lado de las empresas el silencio es la norma.

Todo parece indicar que ni el gobierno ni mucho menos las empresas del sector son del todo neutrales en este asunto, y que debería ser una entidad autónoma y científicamente calificada, la que intervenga.

El petróleo y el gas son imprescindibles para apalancar el desarrollo del país, pero no se puede ocultar que el crecimiento exponencial que se augura para la explotación de Vaca Muerta entraña una amenaza ambiental enorme.

29/07/2016

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