La designación de Darío Martínez al frente de la secretaría de Energía de la Nación es una buena noticia para el país y para la provincia. 

El líder del PJ local no es un experto en la materia pero como neuquino conoce de sobra el tema de los hidrocarburos, está compenetrado con la gestión de Alberto Fernández y ha demostrado una capacidad y una consecuencia como pocos a su paso por la Cámara de Diputados durante la ciénaga macrista.

Además de la confianza del presidente, el ex candidato a vicegobernador del Frente de Todos y actual presidente de la Comisión de Energía de la Cámara Baja, cuenta con la bendición de Máximo Kirchner.

Inexplicablemente, el país que cuenta con las segundas reservas de gas no convencional y las cuartas de petróleo en el mundo, ve el tema de la energía como algo lejano y ajeno. 

A diferencia de la soja, el maíz o el trigo, que parecen formar parte del ADN nacional aún entre quienes nunca han pisado un campo, el petróleo, el gas y la hidroelectricidad, en las que Neuquén es una potencia, suenan a poca cosa para el centro rico y ciego del país.

Así parecen entenderlo también los medios metropolitanos, que sólo reservan a la energía un lugar marginal entre las noticias destacadas, a despecho de que se trata de un tema crucial para el desarrollo del país y de su gente.

Desde aquí, en cambio, las cosas se ven muy diferentes, no solo para los que gobiernan como el MPN sino también para la oposición y la gente de a pie, y desde luego Martínez sabe bien de qué se trata la cosa.

La llegada de Darío al gabinete pone fin a una etapa de transición que destacó por la falta de una política clara en la materia. El misionero Sergio Lanziani, ingeniero nuclear de profesión y ex titular de energía en su provincia, fue visto desde un comienzo poco menos que como un extraño en el sector hidrocarburífero.

No son pocas las versiones que dan cuenta de que el secretario saliente estaba aislado, enfrentado con el ministro Matías Kulfas y ajeno a las decisiones de fondo que se tomaron últimamente, como la reimplantación del barril criollo o la elaboración del Plan Gas.

No es casual entonces, que su reemplazo por Martínez y la reubicación de la secretaría bajo la esfera del ministerio de Economía que conduce Martín Guzmán, haya caído muy bien entre las provincias petroleras y con más razón aún en el gobierno de Neuquén.

Entre los medios especializados que se hacen eco de los intereses de la industria petrolera, la designación también fue recibida con expectativa. Es que Martínez no aparece enrolado entre los sectores más ultras del área energética del gobierno frentista.

En particular en el gobierno de Neuquén, el arribo de Martínez es visto como “una puerta que se le abre a la provincia”, no sólo para la posibilidad de retomar la explotación intensiva de Vaca Muerta, sino también por una multitud de proyectos en danza como las represas de Chiuido I, Cerro Rayoso y La Invernada, y por la continuación del plan de energía eólica.

Los conceptos anteriores pertenecen al más alto estamento del gobierno neuquino. Igual que el que da cuenta de que “es importante que haya un neuquino en esa secretaría estratégica para la provincia y el país”.

Darío tiene buena relación con el gobernador Omar Gutiérrez y en noviembre del año pasado, antes de que asumiera Alberto Fernández y designara a Guillermo Nielsen al frente de YPF, opino que “un neuquino debería ocupar” ese cargo y propuso al ex gobernador Jorge Sapag, por su experiencia pionera en los no convencionales.

Claro que habrá que ver cuántos de estos plácemes se conservan a medida que Martínez vaya desarrollando su gestión. Como advirtió Jorge Sapag en una nota con , el neuquino deberá enfrentar varios desafíos, para empezar poner de acuerdo a todos los actores, la Nación, la provincia, las industrias y el gremio, condición necesaria para reactivar la actividad.

Un aspecto clave en el que no necesariamente están del todo de acuerdo la provincia y  la Nación es el debate entre cubrir las necesidades internas y exportar. Por lo pronto, el objetivo del Plan Gas es, entre otras cosas, que el próximo invierno se cubra totalmente la demanda interna sin importar.

El otro tema que deberá abordar Martínez y que puede ser una brasa caliente es el de los precios para la industria, el surtidor y el usuario. Se verá.

Por otra parte, más allá del rol estratégico del petróleo y el gas, la cartera energética abarca un sinfín de aspectos no menos importantes para el país, que van de la energía nuclear a la eólica pasando por la hidroeléctrica.

Precisamente, durante el mandato de Alberto Fernández vencen los contratos con las hidroeléctricas. Su renovación atañe también y mucho a Neuquén y a su vecina Río Negro. Por lo pronto desde su condición de virtual pope de la energía local Sapag ya salió a advertir que la provincia quiere estar en la mesa donde se tomen las decisiones.