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Panorama Político
19/04/2020

La grieta de la pandemia

La grieta de la pandemia | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Fernández está llevando la grieta al lugar donde fue inventada, al seno de la propia derecha, entre los que tienen la responsabilidad de gobernar y los que vociferan a diario su mensaje envenenado.

Héctor Mauriño

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La pesadilla del coronavirus está poniendo en blanco sobre negro, como pocas veces en la historia, las contradicciones más flagrantes de la estructura económico-social de la Argentina. 

Un país con más de un 37 por ciento de pobres, en el que una elite económica del 10 por ciento de la población evade impuestos y saca sus fortunas a paraísos fiscales, pero no quiere contribuir con una tasa extraordinaria destinada a paliar la grave coyuntura sanitaria que amenaza con cobrarse miles de vidas.

Un país quebrado por un gobierno de empresarios saqueadores, que durante los últimos cuatro años se dedicaron a endeudarlo y hoy se oponen a una quita en la deuda, entre otras cosas porque muchos de ellos son parte interesada como poseedores de títulos argentinos.

Un país con una elite empresarial que prefiere que haya muertos porque entre la vida (de los demás) y el capital propio se queda con los billetes.

Un país cuyos medios pretendidamente “independientes” pertenecen a miembros de esa elite, empresarios que como el resto de sus pares tienen buena parte de sus fortunas afuera y por eso fogonean para que no haya aporte extraordinario ni quita de la deuda.

Mienten, ocultan y tergiversan, trabajan sobre los miedos y los prejuicios más oscuros de la gente, para crear un mínimo consenso que los represente y les sirva para enfrentar a las mayorías.

Un país cuya Corte Suprema de Justicia -cooptada y arrastrada por el lodo por los integrantes de esa elite- ahora se inclina peligrosamente a impedir que el Congreso de la Nación sesione de manera virtual para sancionar ese aporte extraordinario.

Un país con una porción importante de su clase política cooptada, por temor o conveniencia, por los intereses de los ricos. Un sector que ha perdido la vergüenza y sería capaz de oponerse a un impuesto imprescindible, que por lo demás es sobradamente justo y magnánimo ya que sólo afectaría a no más de 13 mil personas y en una parte ínfima de su patrimonio.

Nada nuevo bajo el sol más allá de la pandemia. Esta es la Argentina injusta que amasó la dictadura cívica (y militar), la traición al movimiento popular que representó el neoliberalismo de los ‘90 y el grupo de cleptómanos millonarios que gobernó hasta diciembre de la mano de un gran mentiroso.

Lo nuevo es la pandemia, sí. Y como un relámpago en las tinieblas permite ver con claridad lo habitual, lo que se sabe y se tapa, lo malo a lo que muchos ya están acostumbrados. Las circunstancias son lo extraordinario, el capitalismo de pillaje que reina en el país es el paisaje permanente.

Lo nuevo, también, es que hay un presidente y un equipo de gobierno que están poniendo las cosas en su sitio. Y lo hacen con sobrada inteligencia política. La mesa del jueves pasado en la que se anunció la quita de la deuda es una síntesis maravillosa. Les debe haber dolido a La Nación y a Clarín. La oferta no es hostil, es de autodefensa, hostiles son los dueños de los medios y los cagatintas que escriben para ellos. Hostiles al país, a la Argentina.

Con gran cintura política, Fernández está llevando la grieta al lugar donde fue inventada, al seno de la propia derecha, entre los que tienen la responsabilidad de gobernar y los que vociferan a diario su mensaje envenenado.

29/07/2016

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