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10/05/2025

Crisis y oportunidad en la Patagonia petrolera

Crisis y oportunidad en la Patagonia petrolera | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Venimos asistiendo a nuevas formas del modelo neoliberal, no solo en lo económico sino también en lo territorial, produciendo inéditos y domesticados hacinamientos humanos que generan tremendas incertidumbres, penurias habitacionales y ambientales de todo tipo.

Luis Grisolía

Con las amenazas del virus maldito se perfeccionó este esquema de un mundo para pocos que tan bien le vino a los poderosos, concentrando aún más el disfrute de la riqueza y empobreciendo a las grandes mayorías. Así, en América Latina la fortuna exclusiva de la elite de los multimillonarios creció un 95% durante la crisis/Covid. En marzo de 2020 integraban la lista 75 ricachones con un patrimonio total de U$D 248.000 millones y para el año siguiente ya eran 106 las personas con grandes fortunas que acumulaban el doble: U$D 483.200 millones.

Pero veamos un poco mas claro concentrando las miradas en nuestra Patagonia, donde también la organización del territorio y en particular la estructuración del sistema de asentamientos humanos, expresan físicamente en el espacio, la forma en que se desarrollan las fuerzas productivas y las relaciones de producción e intercambio de las formaciones sociales.

Ha transcurrido algo más de un siglo de existencia como comunidad organizada y la Patagonia (que no es una excepción a la regla) muestra fuertes inequidades socioeconómicas que se traducen en la desequilibrada radicación de su población y escenarios geoeconómicos desordenados con grandes debilidades para la instalación de nuevos modelos alternativos de desarrollo sustentable, capaces de reemplazar a los declinantes modelos actuales.

Si bien nosotros después del garrotazo de la pandemia, quedamos afortunadamente muy lejos de los escenarios de guerra del hemisferio norte, hoy nos amenazan otras calamidades gigantescas como por ejemplo el inevitable periodo postpetroleo.

Al respecto, una señal muy clara es la actual caída de la actividad petrolera en Comodoro Rivadavia, que empieza a sentirse inicialmente en el mercado inmobiliario que lideró esa fuerte concentración urbana, donde hoy crecen la vacancia y las propiedades vacías por todas partes, las devoluciones masivas y los contratos insostenibles. Hace unos días el secretario del sindicato de petroleros privados, denunció la desvinculación de 700 trabajadores (a pesar del auge de producción en la formación neuquina) advirtiendo sobre atrasos salariales, pagos fraccionados y condiciones laborales irregulares impuestas por las nuevas operadoras que no respetan los convenios colectivos, ni las normas básicas de seguridad.

Algo raro está pasando con el contraste entre los indicadores de producción y la realidad social y laboral que muestran las deudas estructurales que tiene el sector en materia de empleo e inversiones y también en respeto por lo ambiental y político.

Las desvinculaciones silenciosas muestran la decadencia del petróleo, así como la crisis y el futuro incierto de miles de familias de Chubut y Santa Cruz, donde se vive el cierre de las bases de la región, debido a “las complicaciones en esa cuenca que ya esta considerada madura y golpeada, por lo que se desalientan las inversiones“ “no hay trabajo y los números no cierran”.

La crisis de Chubut nos manifiesta un brusco proceso de desinversión de varias empresas que se retiran y mudan sus capitales a Vaca Muerta, como si no les importara lo que dejan atrás.

Es evidente que el sector petrolero de Chubut y Santa Cruz, esta atravesando una transformación con declive de la producción convencional, que no obedece exclusivamente al inevitable agotamiento de los yacimientos maduros, sino que se acelera con la irresponsable mudanza de las inversiones y los planes productivos de las operadoras a las que no les preocupan para nada los efectos sobre las comunidades que las cobijaron durante un siglo y además desarmaron y desarticularon sus economías regionales sustentables.

Y esto nos habla de un aspecto que deberíamos considerar para el futuro probable de Vaca muerta, previendo desastres futuros como el de Comodoro y responsabilizando de los gastos de reconstrucción productiva a los que se enriquecieron desproporcionadamente durante decenas de años.

Por estas razones, también estamos viviendo en Neuquén una instancia crítica, ya que ante la inevitable necesidad de gerenciar un cambio del esquema socio productivo local que conduzca a mejores escenarios, inicialmente debemos superar por lo menos tres condiciones objetivas adversas de igual gravedad:

 

  • Los impactos no deseados provenientes de la declinación de los esquemas hidrocarburíferos.
  • La indiferencia, el des compromiso y la insensibilidad de la usura empresaria.
  • Las debilidades intrínsecas de los sistemas gubernamentales e institucionales.

¿Con semejantes señales, uno se pregunta si nos dejaran alguna posibilidad para salir de este túnel interminable?... si nos quedará alguna puerta abierta al mundo mejor que nos merecemos? …si estamos a tiempo de evitar acciones que luego nos perjudiquen como región y también emprender programas de amortiguación de daños y reconstrucción de las economías regionales… y al fin y al cabo, si en definitiva la crisis será una oportunidad?

29/07/2016

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