25/04/2021

“La historia de Evita se cuenta sola, es sencilla y profunda a la vez”

“La historia de Evita se cuenta sola, es sencilla y profunda a la vez” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

¿Quién se atreve hoy por hoy a discutir la figura histórica de Eva Perón? Poca gente, pero las hay. Un poco con esto en la cabeza, el cantautor regional Miguel Sprumont planea un importante proyecto audiovisual en torno a una canción suya que evoca a Eva desde lo social, lo político y lo humano.

Fernando Barraza

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Finaliza el verano del 2020, el otoño está en ciernes. La palabra pandemia se menciona como algo que está sucediendo de manera horrible en algunos países del planeta. Se sueña con que al nuestro no llegue. Sin embargo hay indicios claros de que el virus está llegando, y ya se habla de cuarentena. Con esos efluvios pandémicos en el aire, Miguel Sprumont -cantautor trovador, radicado desde hace tantos y tantos años en el norte de la provincia que ya es parte de esa geografía- se encontrará en el café del segundo piso de un shopping de Neuquén capital con un comunicador de Plottier, tan poco urbano como él. El punto de encuentro, así de extraño, coincide con sus respectivas visitas eventuales a la ciudad.

El comunicador le asegura que allí, en ese lugar tan poco frecuente para ambos, tomarán el mejor té de la capital, y que lo disfrutarán a pesar del paisaje bradburiano que los va a rodear al beberlo (escaleras mecánicas, música funcional, gente con paquetes a cuesta…). Miguel acepta. Llega a la cita mirando en derredor ese paisaje de no lugar que son los malls. Sonríe. Se alegra de ver a su amigo, pero le resulta sumamente extraño sentarse allí a contarle lo que vino a contarle. Se sienta. Piden el té, que te lo traen para que lo prepares en una ceremonia de tetera de fundición, hebras, filtro de esfera, paciencia zen. Paciencia zen en el shopping… todo es raro. Tan ecléctico.

Ahora los amigos sonríen juntos. El apartarse de su mesa como si fueran la mosca en la pared para verse a sí mismos en ese laberinto de consumo y confort material urbano les divierte. La sonrisa se transforma en risa. Miguel bebe el té y confiesa a que ha venido: lo acucia una duda. Esa duda es simple, pero compleja: ¿puede una canción –didáctica, sentida- sobre la vida de Eva Perón aportar positivamente a nuestra sociedad sin caer en ese espantoso sitio que la consideración pública le tiene asignado a todo lo que quiere enviar fatalmente adentro de la famosa “grieta”?

Los dos amigos piensan en silencio durante unos instantes mientras saborean el té. El rodeo que se puede desatar en torno a una respuesta posible al dilema del trovador es enorme, pero el comunicador –pagado de tomar atajos profesionales para llegar a la esencia de las cosas- hace la pregunta necesaria para ese instante:

-¿Miguel, vos ya escribiste esa canción?

-Y sí…- dice el trovador levantando los hombros y con una sonrisa de niño.

-¡Entonces de qué estaríamos hablando!

-No sé… no estoy seguro.

-Seguro de qué?

-De que sirva tratar de difundir una canción así, sin que se la ataque desde el antiperonismo rabioso…

-El antiperonismo rabioso no depende de lo que vos te plantees hacer con esa canción, ellos se manejan por sus propios carriles de odio. A ver, cantame un poco ¿qué dice tu canción?

-¿Te parece, acá, en medio del shopping?

-Sí, sí, ¿por qué no?

Y Miguel se puso a cantar. Estrofas exegéticas que de corazón salían a pintar, con los pinceles del trovador, una vida notable, la vida de una humilde que se encaramó en el poder para transformar y cambiarle el signo a muchas injusticias.

Luego se hizo el silencio.

-A mí me parece que está bien – le dije, emocionado

-A mí también- dijo un mozo, que pasaba con una bandeja rumbo a la mesa de al lado. Una señora hizo la V, otra miró para otro lado.

-¿Te parece Fer que esto tendría sentido?

Miré el té. En el fondo de la taza había un color: era la pena de Miguel, que dudaba sobre su canción en este mar de maniqueísmos en el que nos han puesto a navegar. Suspiré.

-Te hago una entrevista acá nomás, en el shopping. Si te sentís a gusto y todo te parece acorde: hacés y llevás adelante el proyecto. Si no, no, y archivás la canción para siempre. ¿Te parece?

-¿Acá… en el shopping?

-Sí señor, ¡que se la haga!- dijo la señora de los dedos en V

Entonces comenzamos.

-Hábleme por favor de su proyecto sobre la canción de Eva Perón. ¿Cómo se llama y en qué consiste?

-El proyecto se llama “Siempre Evita”, que es el nombre de la canción, y consiste en grabar ese tema con una muy buena producción. Esto implica que haya un productor involucrado, que se comprometa con el proyecto y que capte la esencia para pensar la clase de arreglos musicales que pueda tener una canción así, que me ayude a buscar los músicos de las características que el proyecto amerite y principalmente que quiera sumar muchas voces. La idea es que haya voces patagónicas y también del resto del país.

-¿Eso es todo? No parece tan difícil…

-No se apure señor periodista… conjuntamente con la producción musical, también imagino la realización de un muy buen video que refleje todo este trabajo colectivo y que también dé cuenta de la participación de los diferentes artistas. Una vez que esté realizado ese audiovisual, conseguir el apoyo necesario para un buen trabajo de difusión. Que la canción despegue por todos lados. Es un proyecto ambicioso, pero lo considero posible, teniendo en cuenta lo que significa para muchos artistas y divulgadores culturales la imagen y legado de Evita.

-¿Y por qué cree usted que la imagen de Eva Perón es fundamental y merece ser difundida? (En ese instante, la señora de los dedos en V me mira mal, Miguel le hace una seña, levantando la mano, como para que no se enoje e intervenga).

-Pienso que la figura histórica de Evita debe ser valorizada por todo lo que significa. Que siga estando presente en nuestra vida y que salga de los libros de historia para ser definitivamente un ícono popular en nuestra vida cotidiana. Y el arte tiene mucho que aportar en ese sentido. Eso pienso.

(La señora de los dedos en V da dos o tres aplausos suavecitos y me mirá con cara de “¡tomá!”)

-Escúcheme señor cantautor: ¿Eva Perón llega hasta usted o usted llega hasta ella? Cuéntenos como se dio ese encuentro…

-Evita llega a mí, definitivamente. Por su propio peso histórico. De adolescente, no entendía bien por qué había una mujer que era venerada por un sector y odiada por otros. No entendía por qué una persona podía producir sentimientos tan opuestos. Sospechaba que debía haber algo más. En un momento me puse a estudiar su vida. Y cuanto más leía, más autores diferentes, más buscaba, más me fascinaba su historia. Ella se aparece ante mí en un momento de la vida (piensa, se rasca la pera) pero fui yo quien la buscó a ella, porque quería ver mucho más allá de la superficie. Y escribir la canción fue un gran trabajo, en el sentido de que tenía miles de cosas que decir y las tenía que sintetizar en lo que puede durar una canción.

(El mozo deja dos medialunas saladas de cortesía sobre la mesa y deja caer un “muy bieeeen, muy bieeeen”)

-Dicen que hay una grieta: ¿usted cree que la revitalización de la imagen e impronta de Eva Perón nos puede salvar de eso a la larga?

-No lo sé (vuelve a rascarse la pera) Creo que no. Personalmente creo que ni aun con la figura de Evita vamos a poder superar esto del “peronismo-antiperonismo”. Al menos no todavía. Falta. Considero que esa dicotomía que va mucho más allá de lo partidario, es una mirada de la vida sobre lo que consideramos que está bien o mal. Pero más allá de eso, hay una generación que no conoce la historia, porque desde el sistema educativo se cuentan otras cosas. Entonces si queremos caminar para terminar de alguna manera con esa dicotomía, es necesario ofrecer disparadores, como una canción, para que otras personas también tengan ganas de investigar y saber de qué se trata.

(La señora de los dedos en V aplaude, la otra la mira feo)

-¿Y hasta dónde sueña usted que puede llegar a viajar su canción? ¿Qué pretende usted de ella?

-Los que hacemos canciones siempre queremos que la canción viaje, que ande por ahí recorriendo caminos. Que deje de ser mi canción para que se la apropien otras personas. Si tengo que pensar en el lugar más alto que pueda llegar, me imagino que mucha gente la cante en una marcha, que ni siquiera importe quién la escribió.

-Eso está muy bien.

-¡Gracias!

-Y dígame algo que me quedé pensando… Usted me dijo hace algún tiempo que le “tiene fe” a los proyectos de recaudación previa de fondos que suelen hacer hoy por hoy lxs artistas independientes, a esas campañas de solvento previo, lo que los gringos llaman crowdfunding…

-Sí, estuve pensando esa posibilidad para este proyecto, en hacer una buena difusión de este sueño a través de las redes, y buscar personas o instituciones que quieran realizar un aporte económico para poder concretarlo. Es una opción interesante.

Soy de la idea de que no hay que ponerle limitaciones a nuestros sueños, nuestras ideas, sino buscar otros caminos posibles. Es un camino de esfuerzo, constancia y también de mantenerse vigente como artista, de producir constantemente, para que estas personas e instituciones puedan creer en la concreción. Si uno arranca con un proyecto sencillo, capaz que puede tener el apoyo de allegados o quienes te conocen personalmente, pero si el proyecto es más ambicioso hay que estar posicionado y tener cosas previas que mostrar.

También hay que tomar en cuenta que en una época de inflación, se corre el riesgo de recaudar y que ese dinero no sea suficiente, por eso hay que planificar bien la estrategia y la forma de concretar. Es un camino nuevo que muchos desconocemos totalmente pero creo que vale la pena intentarlo.

-Ajá… ¿Y sólo escribiría sobre Eva, no hay posibilidad de explorar otrxs personajes de nuestra historia?

-Me gustaría, a través de mis canciones, poder destacar figuras de nuestra historia. Me gustaría poder sacar de la sombra muchas figuras que la historia oficial no muestra. El rol de la mujer en la historia que siempre quedó a un lado, como decorativo. Quisiera saber más de una Rosa Campusano o una Mariquita Sánchez. No buscaría las figuras conocidas, sino que debería ponerme a estudiar en profundidad y rescatar del olvido a las otras.

En cuanto a las personalidades conocidas, me gustaría sacarle el bronce a un San Martín o a un Belgrano, que creo que son mucho más interesantes de lo que siempre supimos. Pero para eso es necesario leer bastante y encontrar buenos revisionistas. Tal vez me tome esa tarea en algún momento.

-Por último, si le tuviera que contar sucintamente la historia de Eva Perón a una persona que no la conoce, ¿Qué le diría? (La señora de los dedos en V levanta el puño, la otra pide la cuenta y niega con la cabeza).

-Creo que la historia de Evita se cuenta sola. Porque es sencilla y profunda a la vez. Si tengo que contarle a alguien de esta generación, jugaría primero a imaginar. Imaginar una vida de pobreza en un pueblito de la llanura. En lo que significaba en esa época ser “hija ilegítima”. Que se imaginen a una joven de 15 años, llegando con sólo una valija a la gran ciudad con el sueño de ser actriz. Por donde empezaría a buscar. Y que así, desde lo más bajo, llegar a ser la esposa de un presidente (le contaría como lo conoció). Contarle que hasta ahí “la primera dama” era un decorado. Pero ella no. Le hablaría de su enfermedad, su elección por los humildes dejando de lado su propia vida. Y creo que le mostraría alguno de los cientos de testimonios de lo que significó la Fundación Evita en su vida. Para muchos su primer juguete, esa pelota, esa bicicleta que sólo los niños ricos tenían…

(mira la taza de té, levanta la cabeza y sonríe)

Hay que desempolvar esos testimonios, porque Evita sigue viviendo, aunque mil veces la quieran matar…

-Muchas gracias por su tiempo, señor cantautor.

-No, no, gracias a usted, señor periodista

(Chocamos las tazas de té en un brindis)

El mozo y la señora de los dedos en V aplauden. Por contagio aplauden las personas de las mesas de derredor (menos la de la otra señora, que se fue bufando) y de las escaleras mecánicas. Yo me pongo de pie y lo señalo a Miguel, que saluda tímido y sonriendo.

 

-Mirá el bardo que armaste- me dice bajito, sin dejar de sonreírle a la gente que le aplaude

-Más te vale que hagas esa canción y lleves adelante ese proyecto- le digo, sin dejar de señalarlo con reverencia frente a la improvisada audiencia.

 

Minutos más tardes somos nosotros los que bajamos por la escalera mecánica. Al final del recorrido automático, nos damos un abrazo de despedida pero antes, como si fuéramos dos milenials, clavamos una selfie…

 

 

Chau, nos decimos. Nos abrazamos.

-¿Vas a grabar la canción y le vas a buscar la vuelta al proyecto?

- Sí, me parece que sí.

- No digas sí, di oui- le digo yo, parodiando el latiguillo que el inspector Cloussot utilizaba con el Sargento Dodo para que éste conteste con seguridad y sin dudas.

- Oui, oui…- dice él. Y nos reímos.

Del piso de arriba se escucha un grito con el eco habitual que tienen los malls de todo el planeta cada vez que un ser humano habla fuerte: ¡Viva Evita, y viva Perón carajo! Nos grita la señora de los dedos en V desde el café de arriba, asomada a la baranda. Nos reímos lxs tres.

Palmeo la espalda de mi amigo. Es hora de despedirse. Prometemos vernos pronto. Nada de eso sale bien: a los cinco días se desata la pandemia. Los dos aún estamos cuidándonos, nada de vernos.

Aun así me entero que hace muy poco Miguel hizo una grabación demo de la canción para comenzar a hacer realidad el “Proyecto Siempre Evita”. El primer borrador ya está y es este video que te dejo aquí abajo. Si te parece que podés sumarte al proyecto aportando música, producción, financiación, logística, realización audiovisual, difusión o voces, buscalo a Miguel Sprumont en redes.

Dicen que los proyectos crecen así: se siembra una semilla de sensibilidad y rebeldía y se cosechan grandes cambios favorables.

Que así sea…

Nota: Las ilustraciones que acompañan este artículo son fotogramas de las animaciones incluidas en la película “Eva de la Argentina” de María Seaone.

29/07/2016

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