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Entrevistas
13/10/2017

Sebastián Premici

“Construyen un enemigo interno como hicieron en los ‘70”

“Construyen un enemigo interno como hicieron en los ‘70” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El productor periodístico de “Resistencia a desaparecer”, el documental referido a la población mapuche y al accionar represivo que derivó en la desaparición de Santiago Maldonado, explicó el proceso por el cual intereses empresarios y políticos empezaron a considerar como “terrorista” a esa comunidad.

María Paz Colobig

El periodista Sebastián Premici, uno de los realizadores del documental “Resistencia a desaparecer” que muestra el proceso político de las comunidades mapuches y el contexto de la desaparición de Santiago Maldonado, afirmó que la hipótesis del trabajo es que actualmente “se realiza una construcción del enemigo interno muy similar a la que se hizo en varios lugares de Latinoamérica allá por 1974-1976”.

Dijo que la investigación realizada comprobó “una sistematicidad de acciones y vínculos entre empresarios y políticos” donde se comienza a nombrar a los mapuches como “terroristas”. Agregó que “las Sociedades Rurales desde el año pasado reclamaban ‘mano dura’ contra la RAM”, y con “un gobierno nacional que iba en la misma línea” se “desembocó en el 1 de agosto”, cuando la Gendarmería reprimió a la comunidad Pu Lof y no se supo más de Santiago.

El documental se estrenó el 1 de este mes, al cumplirse dos meses de la desaparición de Maldonado, y se transmitió simultáneamente en más de 300 espacios del país y ciudades del exterior. Fue realizado por la agencia “Cadena del Sur”, dirigida por Valeria Di Croce, y tiene dirección y montaje de Roberto Brandana. Premici fue el productor periodístico, y dialogó sobre el tema con Va Con Firma.

-¿Cómo surge la idea del documental?

-Nosotros arrancamos con la agencia un mes antes de que se diera la desaparición forzada de Santiago Maldonado, para disputar agenda desde con la mirada puesta en la Patagonia, tratando de incidir en debates nacionales. Cuando surge lo de Santiago nos metemos de lleno en el tema. Primero con la idea de replicar el laburo que venían haciendo otros colegas, como Juan Alonso, quien se había puesto en el minuto a minuto de la causa judicial. Lo que nosotros tratamos de hacer fue, un poco corridos del minuto a minuto, ir entendiendo el contexto, y ahí empezamos a investigar los movimientos que habían tenido los funcionarios de Chubut, de Río Negro, para ir analizando la sistematicidad que habían aplicado los funcionarios para llegar a ese 1 de agosto, es decir cómo fueron preparando el terreno para la represión, y eso nos llevó a preguntarnos cuál había sido el rol de los empresarios de la zona.

-¿Ustedes plantean que hay incidencia directa de los empresarios en la represión?

-Nosotros notábamos que cuando un gobierno provincial, o el nacional, hablaba de la RAM por ejemplo, había muchos otros empresarios que también habían empezado a cuestionar a la RAM y hablaban en términos de ‘terroristas’. Entonces tomamos para el análisis a las sociedades rurales de Chubut, Río Negro y Neuquén y ahí empezamos a tejer unas líneas en paralelo. Las sociedades rurales desde el año pasado empezaban a mencionar a la RAM como terroristas, incluso ya a los mapuches como terroristas, sin hacer esa distinción entre quiénes son de la RAM y quienes no, y un gobierno nacional que iba en esa misma línea. Nos dimos cuenta de que Pablo Noceti estaba en la zona de Chubut con el juicio desde julio de 2016. Entonces nos dimos cuenta de que en la medida que había un reclamo empresarial en contra de los pueblos originarios, estaba el gobierno nacional tomando medidas en el asunto y eso desembocó en el 1 de agosto. Esas fueron las primeras líneas de investigación que empezamos a hacer desde la agencia.

-¿Esta investigación la inician una vez que desaparecen a Santiago? ¿Cómo recopilan el material?

-Nosotros ya habíamos puesto la mirada en esto desde la represión el 10 de enero, que fue la represión a la Pu Lof en Cushamen, así que teníamos cierta cantidad de información ya acumulada. Cuando se da la desaparición de Santiago no nos parece algo casual. Nosotros reconocimos cierta continuidad en cómo venía actuando el gobierno, te diría desde marzo de 2016, en coincidencia también con Joe Lewis, no solamente Benetton, también con Lewis en la zona de Neuquén y Río Negro. Una vez que teníamos esa información decidimos viajar a Chubut para ver cómo recogemos toda esa sistematicidad. La idea era rastrear esta información, hacer notas vinculadas al rol de los empresarios rurales con su pedido de ‘mano dura’ hacia las comunidades de pueblos originarios.

Hicimos varias entrevistas al centro de la Lof, a voceras, Andrea Millañanco y Soraya Maicoño, a historiadores, a Ariel Garzi, el amigo de Santiago, también algunas fuentes en off, que nos dan los datos como para armar todo el entramado. Hay mucha investigación que se fue recopilando que nos da la pauta para armar en entramado de empresarios y de la cual no contamos con material audiovisual y es donde se ve reflejada la información más dura. Esto lo volcamos tanto en la línea del tiempo, como en la parte donde se habla del peso de Benetton y de Lewis, y quiénes son los lobbystas y quienes los representan en toda la región.

-¿Cuál cree que es la importancia política del documental?

-La idea que prima en este material es la del “relato urgente”, esto era algo que tenía que ser contado ya, sin perder de vista el rol del gobierno nacional en todo esto. Si bien el objetivo de todo esto no era encontrar la responsabilidad penal del gobierno nacional, si entendíamos que existía toda esta sistematicidad, con lo cual quisimos dejar bien en claro que acá había habido una decisión puntual de reprimir a la comunidad, con una planificación que ya venía desde el año pasado, desde la injerencia de Pablo Noceti en el juicio a Jones Huala de incógnito. Incluso los atentados de la RAM, que nosotros tratamos de demostrar cómo se daba la coincidencia de un supuesto atentado y luego las declaraciones en la prensa de que ‘hay que reprimir’, y así se iba construyendo este enemigo interno. La hipótesis del documental es que se realiza una construcción del enemigo interno muy similar a la que se hizo en varios lugares de Latinoamérica por 1974-1976.

-¿Qué repercusiones cree que puede llegar a tener este material?

-En la ciudad de Esquel, donde hay muchos lobbystas de Benetton, que son, dentro de todo, bien vistos como clase empresaria del pueblo, creo que ahí despertó algo que había latente en muchos de los militantes y aquellos que defendemos la causa de los pueblos originarios. Es decir, ya estaba la vaga idea, se suponía el rol que tenía determinado empresario, pero puesto en esa misma línea es como que se hizo mucho más evidente lo que en una ciudad como Esquel es un secreto a voces.

Esto es un relato urgente, escrito, producido en caliente, y la idea era que mientras los grandes medios están embarrando la cancha constantemente y están haciendo todo lo posible para correr la vista de los instigadores de la represión del primero de agosto y de los responsables políticos, bueno, nosotros nos plantamos y decimos ‘estos son los responsables de esta desaparición forzada’.

-¿Qué respuestas o devoluciones hubo desde su estreno? ¿Quiénes fueron los destinatarios del este audiovisual?

-La respuesta te la da el hecho de que se haya estrenado en esta presentación simultánea. La idea fue estrenarlo al segundo mes de la desaparición forzosa de Santiago Maldonado. Espontáneamente  estuvo la idea de abrir el juego a quién lo quiera pasar ese día, que así se haga. Después comenzó a darse una convocatoria en distinto lugares, organizaciones políticas, de derechos humanos, educativas, vinculadas y no a los pueblos originarios. Nos excedió cualquier destinatario que nosotros hayamos podido imaginar. Creo que también hay una necesidad muy fuerte de este tipo de material y eso se nota en la recepción y en el crecimiento que ha tenido este audiovisual.

-¿Qué cree que aporta este relato de los hechos de diferente, respecto del que consumimos cotidianamente de diferentes medios?

-En el trabajo cotidiano, cómo se desarrolla en los medios de comunicación, a veces es muy difícil tomar distancia y poder contextualizar. Esto siempre queda relegado a revistas especializadas o trabajos especializados. Creo que esto redobló la apuesta porque tomó distancia, pudo contextualizar y a su vez estar en el momento justo. La producción fue una semana de filmación, tres semanas de postproducción y salió. Tuvimos la posibilidad de hacerlo, de relegar algunas cuestiones de laburo individuales y este material pudo aportar eso que se estaba necesitando en este momento, de ahí la idea de relato urgente. Podría haber tardado tres meses en salir pero nosotros entendimos que era una necesidad de este momento, que había necesidad de entender lo que estaba pasando, y lo quisimos hacer sin corrernos del minuto a minuto siquiera. De esa manera es que disputamos agenda, porque entendimos que la necesidad de este tipo de información existe.

Resistencia a desaparecer

29/07/2016

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