Entrevistas
24/09/2017

Fernanda Vallejos

“El presupuesto 2018 cristaliza el plan de ajuste y endeudamiento”

“El presupuesto 2018 cristaliza el plan de ajuste y endeudamiento” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La economista y primera candidata a diputada nacional por Unidad Ciudadana en provincia de Buenos Aires explicó que las partidas que contempla para el servicio de la deuda es mayor “las de educación y de ciencia y tecnología sumadas”.

Diego Colao

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Fernanda Vallejos explicó que “lo más preocupante” en el presupuesto que presentó el gobierno de Mauricio Macri para el año que viene “es el crecimiento brutal de los servicios de la deuda, que lo que hace es cristalizar que el programa de ajuste y endeudamiento que el gobierno ya ha venido practicando desde que asumió sigue firme”.

Y agregó, que lo que “está destinando a endeudamiento es más que las partidas para educación y para ciencia y tecnología sumadas”, por lo que “es muy difícil pensar en un país que tenga vocación de crecer, de desarrollarse”, si plantea “un programa económico de estas características”.

Sobre el supuesto crecimiento económico que presenta el gobierno, la primer candidata a diputada nacional por Unidad Ciudadana en provincia de Buenos Aires, señaló que se trata de “un rebote estadístico” motorizado por la construcción, y describió que “la pauta de que se va a quedar ahí y es un globo que se va a pinchar, está en el presupuesto 2018, porque es un presupuesto lisa y llanamente de ajuste”.

La economista, en este diálogo con Va Con Firma, sostuvo que desde “que asumió” la gestión de Cambiemos, “venimos viendo que se van apagando voces disidentes, que se van cerrando medios, que hay una política de hostigamiento, de asfixia económica sobre aquellos medios que no son afines al gobierno”.

- El gobierno está presentando en números macro un crecimiento económico en los últimos meses, ¿Cree que es un crecimiento verdadero o responde a la coyuntura electoral?

- Lo que uno observa esencialmente es lo que denominaríamos un rebote estadístico, teniendo en consideración, en primer lugar, que venimos de una bajísima base de comparación que es el año 2016; un año profundamente recesivo. Si uno compara los niveles de la actividad económica en general y de cada sector en particular, en ningún caso se recuperan del grado de destrucción de la economía que se produjo en el 2016 y todos los niveles que observamos este año, los supuestos brotes verdes, están por debajo del 2015. La variable central en todo esto es el mercado de trabajo, que es el corolario último de estas malas políticas económicas que han hundido a la economía, porque lo que hemos observado es destrucción de empleo en todos los sectores. Cuando uno toma en cuenta la contabilidad que hace el gobierno sobre la creación de nuevos empleos, que no alcanza a compensar los niveles del 2015, se observa un proceso de precarización laboral, los nuevos empleos son empleos muy precarios, monotributistas, monotributos sociales, mujeres que salen a trabajar en casas de familia, lo que tiene que ver con la pérdida de empleo del jefe de hogar, la destrucción de empleo en la industria e incluso en la construcción. Este rebote estadístico tiene que ver con el empuje que imprimió la obra pública electoral. Tengamos en cuenta que el año pasado hubo una paralización absoluta de la obra pública, prácticamente no se ejecutó presupuesto en el sector; y en los últimos meses si vimos una decisión del gobierno que obedece al contexto electoral en el que estamos inmersos de acelerar la obra pública que derrama sobre las industrias proveedoras del sector de la construcción. Así y todo, incluso dentro del sector de la construcción los niveles de empleo están por debajo de los del 2015 y el dato relevante tiene que ver con que siendo este el sector motorizador del rebote estadístico, la pauta de que se va a quedar ahí y es un globo que se va a pinchar, está en el presupuesto 2018, porque es un presupuesto lisa y llanamente de ajuste. La voz de alarma la encendieron los propios protagonistas del sector de la construcción, las cámaras que ya han salido muy preocupados a llamar la atención respecto del recorte que se viene sobre el sector una vez concluida la instancia electoral.

- ¿Cuáles son las principales conclusiones que se pueden sacar sobre el presupuesto 2018?

- El recorte se ve por todos lados. Lo más preocupante es el crecimiento brutal de los servicios de la deuda que lo que hace es cristalizar que el programa de ajuste y endeudamiento que el gobierno ya ha venido practicando desde que asumió sigue firme, que el gobierno tiene la vocación de profundizar esa política, no sólo a mi juicio y de economistas heterodoxos, sino también de los propios economistas ortodoxos cercanos política e ideológicamente al gobierno. Llamativamente estamos coincidiendo en encender estas luces de alerta por la política de endeudamiento, porque el consenso tiene que ver con la insustentabilidad de este proceso. Es una preocupación para todos los argentinos porque la memoria reciente, de procesos históricos que no están tan atrás en el tiempo, de la última crisis de deuda que nos llevó prácticamente a la disolución de nuestro país, concluyó en el 2001; y tuvo que ver con la insustentabilidad de una política muy irresponsable en materia de endeudamiento que en algún momento conduce a la insolvencia y a la quiebra, que es lo que pasó con el default que la Argentina tuvo que terminar declarando. Y una política de ajuste que hace que una economía no genere las condiciones de repago de una deuda en un contexto donde la deuda que se toma cada vez es mayor y a una tasa aceleradísima; eso no puede sostenerse en el tiempo.

- ¿En qué momento deja de sostenerse?

- Es una bola de nieve, para pagar la deuda necesitás recursos, si tenés una política de ajuste que hace que la economía genere menos recursos, tenés menor capacidad de repago por lo que más temprano que tarde, se vuelve insustentable. Los efectos de ese endeudamiento se empiezan a sentir, ya en el presupuesto del año pasado el gobierno destinó mayor cantidad de recursos a pagar intereses de la deuda que, por ejemplo, a invertir en infraestructura. Y este año estamos viendo lo mismo y más agravado porque  el crecimiento de los servicios de la deuda está por encima del 28% y es la partida que más se expande en el presupuesto 2018.  Y lo que se está destinando a endeudamiento es más que las partidas para educación y para ciencia y tecnología sumadas. Es muy difícil pensar en un país que tenga vocación de crecer, de desarrollarse, de sanear su economía, de generar empleo, de volver a poner de pie a esa industria que se ha puesto de rodillas el año pasado; con un programa económico de estas características. No es ésa la vocación del gobierno; este es un programa de ajuste, de endeudamiento que abandona todas las áreas sensibles que hacen a la calidad de vida de las personas.

- Esto genera recortes en otras áreas...

- Esos recursos que se asignan a pagar intereses de la deuda, son los que se recortan para atender la salud pública, y la educación, por eso vemos en la provincia de Buenos Aires que tenemos paro en los hospitales, que faltan insumos, que las familias van a atenderse y los van derivando de un hospital a otro, porque no está la aparatología o los profesionales. Lo mismo sucede con la pérdida de calidad en la escuela pública o los conflictos que tenemos con los docentes. O lo que sucede con el Conicet en estos días, el profundo conflicto con nuestros investigadores que tanto nos ha costado repatriar después de aquella época nefasta en la que Cavallo los mandaba a lavar los platos. Y hoy nuevamente el estado dice que no tiene los recursos para promover la ciencia y la tecnología en la Argentina. Lo mismo sucede con las universidades públicas, porque los recursos no están y tiene que afrontar tarifazos imposibles y a duras penas pueden pagar los salarios de los docentes. El ajuste se ve desde cualquier arista que uno pueda mirar, y es muy preocupante la profundización de esa política que el gobierno planifica en el presupuesto y en otras leyes complementarias. La ley de responsabilidad fiscal busca ajustar el mal llamado gasto del estado, porque es mayormente inversión social o en infraestructura, y no solamente del estado nacional sino que condiciona a los estados provinciales o sea que el ajuste es transversal para todos los niveles del estado por una imposición del gobierno.

- ¿Cree que se está acrecentando el blindaje mediático al gobierno, pensando en lo que ocurrió con Roberto Navarro o lo que está pasando con la pauta de Página 12?

- Si, absolutamente. No es una novedad, es una política que este gobierno instituyó desde el día en que asumió porque venimos viendo que se van apagando voces disidentes, que se van cerrando medios, que hay una política de hostigamiento, de asfixia económica sobre aquellos medios que no son afines al gobierno; que practican el ejercicio independiente de la profesión en el marco de lo que debe ser la libertad de expresión. Lo mismo que con el ajuste económico, que se va profundizando, esas tendencias que tienen que ver con el deterioro democrático institucional de nuestro país también se van profundizando y es preocupante. Un gobierno que lleva adelante este tipo de políticas que generan un agravamiento muy sensible de las condiciones de vida de los argentinos, pensemos que estas políticas ya han generado millones de nuevos pobres en la Argentina, desde que este gobierno asumió avanza la desocupación, la destrucción del empleo, hay precarización; que ha avanzado, después de muchísimos años en que veníamos construyendo una sociedad más igualitaria, nuevamente avanza la desigualdad en la Argentina. Nuevamente el 10% más rico, los que están en la cima de la pirámide, son beneficiados por las políticas que logran quedarse con una porción mayor del ingreso nacional, mientras que son perjudicados el 90% restante, la mayoría de los argentinos. Todas esas consecuencias que genera esta mala política económica naturalmente genera mucho malestar y conflictividad social. Y el gobierno necesita dos cosas, por un lado que haya en lo posible una sola voz que diga lo que el gobierno quiere que sea dicho y que la sociedad no escuche la otra campana de la realidad que la pueda hacer reaccionar frente a una realidad que le es adversa.

La otra cosa que el gobierno necesita, frente a los sectores más organizados, como el movimiento obrero, es una progresiva avanzada de una política de control social, donde se profundiza la represión sobre la protesta social, me acuerdo de la situación de los docentes en el conflicto de las paritarias cuando querían instalar una carpa itinerante frente al Congreso y el último episodio más dramático y más grave que nos toca vivir, que tiene que ver con la desaparición forzada de Santiago Maldonado.

- ¿Considera que hay un deterioro de la calidad institucional de la democracia argentina?

- No me cabe ninguna duda, en el relanzamiento de la campaña, Cristina utilizó una expresión que sintetiza esto; ella decía que no solo hay precarización del trabajo, económica, sino también la precarización de la democracia, de las libertades; estamos asistiendo a una proceso de esas características. Veo un profundo deterioro de la calidad institucional, lo que hablábamos antes de Navarro, pero hay un sinnúmero de casos de otros periodistas y otros medios que han sido apagados por la política oficial y cuando se lesiona tan severamente la libertad de expresión, la pluralidad de voces, el derecho humano a una comunicación democrática, al acceso a la información de la ciudadanía; eso también es deterioro de la calidad institucional. Por supuesto que la represión de la protesta social, la imposibilidad de peticionar, de ejercer en libertad derechos constitucionales consagrados en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos independientemente de lo que piensan, son situaciones muy graves y muy dolorosas. Tengo la sensación de que los argentinos y argentinas habíamos construido una convicción profunda de que estas dificultades ya no las íbamos a volver a vivir, después de tantos años parecía que retrocesos de estas características no iban a tener lugar. En este contexto hay un rasgo positivo para destacar en el marco de un proceso regresivo de las políticas oficiales que es la reacción muy saludable de la sociedad argentina. Cuando fue el fallo del 2x1, las marchas por el Ni Una Menos y ahora en la reacción por la desaparición forzada de Santiago Maldonado, por nombrar algunos hitos. Lo que uno puede observar, y eso hay que rescatarlo y ponerlo en valor, es que también la sociedad argentina ha construido niveles de madurez política democrática que son muy significativos, y es la propia sociedad la que impone límites y dice hasta acá. 

29/07/2016

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