-?
 
 
 
Entrevistas
23/09/2017

Chango Spasiuk

“Quizás los menos visibles en los medios mantienen a salvo el mundo”

“Quizás los menos visibles en los medios mantienen a salvo el mundo” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: Hernán Pendini

Esta semana Chango Spasiuk emocionó a miles de personas en la norpatagonia con la gira de presentación de su “Suite del Nordeste”. El miércoles se sentó a almorzar en un hotel neuquino y hasta allí fuimos a buscar el testimonio de época de un artista sensible como pocos.

Fernando Barraza

[email protected]

Conversar con Chango Spasiuk siempre es una experiencia rica. Como casi ningún artista de proyección internacional, Spasiuk adora pensar antes de hablar. Busca respuestas responsablemente, con un ritmo parecido al de su música, a veces arollando como en polka, a veces lento, como una canción litoraleña que busca su flote de camalote a través de los ríos. Siempre plantando bandera cuando el tema en sí se agota, o cuando con humildad notable pone un límite y reconoce que él “no es la persona para hablar sobre eso”. Será por eso que –sin edición y en su intensidad y tiempos zen- esta entrevista es el 95% de lo conversado con uno de los más grandes músicos argentinos de la actualidad mientras agradecía el tiempo que la vida le daba para disfrutar de un rato de descanso, de un plato de comida abundante y sabrosa.

-Chango, ¿podemos charlar más sobre el espíritu de época de Argentina, del mundo en general, que sobre tu música?

-¿Cómo sería eso?

-Eso, preguntarte cómo ves las generales de este mundo de habitantes tan tensionados, habitantes de redes sociales…

-¿Y vos como lo ves? Contame vos primero, ayudame (sonríe).

-Se ve un poco complicado, pareciera que nos estamos incomunicando, nos resulta difícil encontrarnos, a pesar de todos los canales tecnológicos que tenemos a disposición, que son más canales de comunicación que los que jamás tuvimos. Hay mucho hábito de prepotencia en redes sociales, pasamos mucho tiempo ahí y no sé muy bien si nos queremos escuchar entre nosotros o simplemente nos estamos peleando todo el tiempo. Estamos empoderados en el decir, pero no nos estamos poniendo de acuerdo…

-Habría que ver una cosa. ¿Hay mucha violencia entre nosotros ahora, o siempre la hubo y ahora la vemos más claramente? Por ahí esa especie de anonimato que hay en foros y redes sociales hace que veamos algo nuevo. Hay algunos maestros que plantean que el verdadero problema viene de algunos siglos a esta parte y se trata de una falta, de ausencia de espiritualidad en todo lo que hacemos. Pero no hablo de cuerpos de creencias, sino que todo está demasiado dividido. El obrero, el intelectual, el artista, todos los oficios del ser humano parecieran estar desconectados de lo trascendental y en cada una de las áreas donde nos movemos no hay una posibilidad de autoconocimiento, no hay una búsqueda de asuntos trascendentales. Como que pareciera que eso, que es fundamental, queda para cuando tenés resuelto ‘todo lo demás’.

-Bien. ¿Y en esa propuesta de ‘todo lo demás’, no hay como una imposición de egoísmo, que cada cual busque su propio nicho de cosas y ya?

-Sí, porque en realidad ese ‘todo lo demás’ debería ser la vida misma, y la vida está aquí para comprenderla. ¿Por qué se nace, para qué se vive, cuál es el sentido de estar aquí? Y esas son preguntas que nos debemos hacer. ¿En qué espacio nos las hacemos? ¿Por qué tenemos que estar separados de esas preguntas y de las herramientas que te ayuden a contestarlas? ¿Por qué mi oficio, el de cualquiera, debería estar separado de todo eso? ¿Por qué todas las herramientas que tenemos a disposición no son una oportunidad para resignificar individual y colectivamente lo que significa la vida? Las discusiones que nos damos parecieran superficiales. Parece naíf todo esto que estoy diciendo ¿no? (sonríe). Pero es que con ‘eso otro’, con las cosas que nos llevan a discutir todo el tiempo pareciera que no estamos llegando a nada.

-¿Y en esa discusión medio egoísta no estamos disociados del pensamiento social, el colectivo?

-Sí, pero hay un dicho del profeta del Islam que dice ‘Ruega a Alá, pero ata tu camello’. Es decir, podemos mirarnos hacia adentro y no dejar de preocuparnos por los temas de nuestro mundo, nada nos impide actuar en ese sentido. La responsabilidad de cada uno es tener el conocimiento de lo que te rodea, tener una responsabilidad en informarte de ello y, a partir de esa información, encontrar una manera constructiva de hacer tu acción en ese contexto.

-Los rusos también tienen un dicho muy lindo al respecto. ‘Reza para ti, pero no dejes de remar’, dicen…

-Sí, los pies de uno a veces están en lugares de los que deberíamos estar mucho más agradecidos, sin embargo vivimos enojados. A veces nos toca vivir una realidad que, comparada con la que viven muchísimas otras personas, es mejor. ¿Pero de qué manera nos conectamos nosotros con esas realidades más afectadas? Muchos pueden llegar a escuchar todas estas reflexiones que hacemos aquí (señala la mesa) y pueden decir ‘sí, sí, todo suena muy bonito, pero mi realidad es otra, mucho más dura’. Y es cierto. Es gente más práctica, que está pensando en generar una realidad de lucha que edifique mejoras, derechos. Evidentemente todas nuestras realidades deberían estar muy conectadas, pero hay una intención de desconectar. Por eso tenemos que buscar conectarnos más con las otras personas, las otras realidades.

-Hay una impronta fuertísima de individualismo, eso nos está atravesando. Parece ser una apuesta fuerte del poder ¿no?

-Sí, es cierto que hay mucho más individualismo y egoísmo impuesto. Pero ¿en dónde ponemos nosotros mismos la responsabilidad de cómo comportarnos? Vuelvo un poco a lo mismo: a veces ponemos demasiada responsabilidad en el afuera, en las ‘cosas’, y creo que también deberíamos prestar más atención a esa responsabilidad sobre lo que nos cabe a cada uno de nosotros en el actuar. Es muy fácil desentenderse… bueno… (sonríe) estoy tratando de conceptualizar en palabras, muy torpemente… algo… algo que no sé si puedo llegar a decir. A ver: uno tiene que hacerse cargo, realmente cargo, de las cosas que hace y dice. Parece que estamos muy acostumbrados a poner las responsabilidades fuera de nosotros.

-Hablemos un poco de la patria. Con todo lo que sucedió en los últimos 40 años en la Argentina nos está costando un poco encontrar al ‘argentino’, todo es muy cambiante. El final de la dictadura, donde todo era silencio y obediencia, luego una primavera democrática que nos duró hasta el menemismo, y ahí nos llovió una lluvia ácida neoliberal. Luego empezamos a pensar en nuestros símbolos y en nuestra patria…

-Sí, sí, venimos de pensar un poco el tema de ser más soberanos. En todos los sentidos.

-Y ahora… ¿Dónde estaríamos, en qué estadio?

-(Se encoge de hombros) ¡No se! (risas) Mirá, vos hablás de 40 años y a lo mejor habría que ir 200 años para atrás. Esto que dicen: analizar lo particular y ponerlo en un contexto más general, para entender un poco todos esos mecanismos sociales.

-Voy a ponerlo en un ejemplo práctico. Hablemos de tu experiencia en “Pequeños Universos”, el programa de tele que hiciste durante años recorriendo toda la Argentina. Debés haber visto decenas y decenas de personas de diferentes partes del país entendiendo su argentinidad de muchas maneras distintas…

-Sí. Todo eso es la Argentina. Pero por ejemplo, cuando charlo con la gente al respecto suelen decirme ‘qué lindo todo eso que mostraste, ¡pero cuanta pobreza, eh!’ Sin embargo, cuando yo estuve en esos lugares, con esos chicos y esas familias tocando sus instrumentos, nunca escuché quejas que vayan en ese sentido, siempre escuché posturas más esperanzadoras y más conectadas con otros elementos. Pero cuando vas a lugares donde hay un montón de cosas y hay cierta abundancia, sí hay quejas por todo lo que falta (sonríe)… el comportamiento del ser humano es una Caja de Pandora. Todo te invita a reflexionar. ‘De qué manera me comporto yo, de qué manera esto me impacta, de qué manera comprendo mi lugar y mi accionar’. Pero… ¡No soy la persona más indicada para hablar de estas cosas!

-Sí, Chango, ¿Por qué no? Además salís mucho del país, sé que son vuelos rasantes por esas sociedades, pero ¿se ven esas pequeñas tensiones individualistas que estábamos mencionando antes?

-Sí, claro. Parece como que es un momento especial del mundo, es una época en la que se han degradado muchas cosas a una velocidad impresionante. Y posiblemente las personas menos visibles en los medios son las que estén sosteniendo todo esto y manteniendo a salvo el mundo. Personas con otro tipo de comportamientos, gestos, con otra conciencia, todos ellos están en una lucha por sostener el verdadero sentido de la humanidad.

-Sos optimista…

-(Sonríe) Sí, sí, parece que para todo encuentro una respuesta filosófica. Para sentir algo de esperanza o para resignificar todos los acontecimientos. Soy así. Uno puede hacer una lectura política, social, económica, pero para ir al hueso de las cosas hay que ir a algo mucho más interno, porque hay un vacío que ni el consumo, ni mejores economías, ni mejores políticas públicas pueden llenar, por eso repetimos errores permanentemente. No descartemos, por favor, que hay lugares en los que sí o sí tienen que haber mejores políticas públicas de servicios y derechos: trabajo y desarrollo por los cuales mejorar la calidad de elementos básicos para que la gente viva dignamente. Pero evidentemente el problema de fondo de la humanidad es este vacío, que no es el vacío pleno del que hablan los maestros espirituales, sino un vacío que no se puede llenar con el consumo o con esas otras cosas que creemos que son importantes.

-En tu música, a pesar de no haber letra, texto, están todas estas cosas que reflexionás aquí.

-Bueno, porque es lo que me toca hacer a mí ¡es lo que me sale! (risas). Mi herramienta de reflexión es la música, una herramienta que también es de construcción, es un espacio que te invita a construir otras cosas. Yo me siento al servicio de eso y dentro de mis limitaciones y mi capacidad intento hacerlo. Todos estos años fueron eso.

-¿Entonces estarías condenado a seguir componiendo?

-(Sonríe) ¡Noooo! No es una condena. Es mi trabajo, lo que me toca, es lo único que sé hacer. Cuando aprenda otra cosa quizás haga otra cosa

-¡Un ‘Parripollo’ del Chango Spasiuk!

-(Carcajadas) Claaaaro, o algo como agricultor… no sé… Por eso te decía que no importa que haga el humano, lo importante es que el corazón esté conectado con eso que hace. No importa si es tu Parripollo o estás tocando Beethoven, lo que cambia absolutamente todo es con qué estoy conectado, en qué estoy pensando y cómo estoy actuando mientras hago esto que me toca hacer en el mundo, dónde está puesto mi corazón. Y cuando digo el corazón hablo de mi parte esencial, no importa si a cada uno le toca hacer algo diferente aquí en la superficie, importa esto que vimos, cuando fuimos hacia adentro. No es más trascendental ningún trabajo que otro, los que tocamos música, o el que está cosechando manzanas. Somos lo mismo.

-Tus raíces musicales permanecen intactas, son como las del álamo, se expanden, hacen que el árbol resista el viento. Viviste en el litoral, luego en la ciudad, después alejado de la ciudad…

-Sí, ahora volví a vivir en la ciudad. Y todo es así, porque la vida es un quilombo (risas). Mi centro de gravedad es la tradición del chamamé, la tierra colorada, que no es solamente el paisaje, es todo lo que uno ha vivido en ese país que es la infancia. Luego está el camino que uno va trazando cuando lo recorre, las marcas que uno va incorporando, como esa película “Intensa-Mente” de Pixar, no sé si la viste, es genial. Todo lo que vivimos permanece en un lugar que intenta permanecer dentro de cierta estructura. Y uno cree que es ‘uno’, pero en realidad uno viene siendo un montón de cosas que adentro están peleando para poder ocupar un lugar. Ahora aquí, por ejemplo (se señala) está el que trata de hablar filosóficamente, pero me sale mejor tocar, ¡lejos! (Risas).

Se avizora el fin de la entrevista. El plato de pescado con verduras comienza a enfriarse, es hora de dejar que el Maestro no pierda la oportunidad de comer tranquilo, sin que lo atosiguemos a preguntas. La despedida es cálida, Chango nos recomienda con mucho entusiasmo escuchar los adelantos que ya hay en la red del proyecto “Pino Europeo”, músicas que presentará junto a Chancha Vía Circuito en diciembre: polkas de raíz, maceteras y rurales, más música electrónica de la más sofisticada. Todo con compromiso de corazón, repite, porque ese pareciera ser un mensaje que claramente nos quiere transmitir.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]