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Entrevistas
09/02/2017

Marina Catilao, delegada de Textil Neuquén

“No pedimos subsidios ni planes, sino trabajo para las 36 obreras”

“No pedimos subsidios ni planes, sino trabajo para las 36 obreras” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La representante de las mujeres que quedaron sin su empleo al cerrar abruptamente la fábrica de indumentaria, desmintió que la empresa estuviera “en crisis”, como dicen los dueños. Explicó en cambio que estaban en plena confección de ropa para policías, penitenciarios y otros sectores del Estado provincial.

Tras denunciar penalmente ayer a los propietarios de Textil Neuquén por “administración fraudulenta”, y mientras mantienen negociaciones en el marco de la subsecretaría de Trabajo de Neuquén, las trabajadoras despedidas por el cierre de la empresa permanecen en la fábrica y reclaman por la continuidad de su fuente laboral. “No queremos subsidios ni planes” sino “poner en marcha la planta” y que “el gobierno (provincial) se haga cargo de las 36 compañeras que quedamos en la calle”, dijo a Va Con Firma la delegada de las obreras, Marina Catilao.

Ante la Fiscalía de Delitos Patrimoniales, y con el patrocinio de las abogadas del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh) Natalia Hormazábal y Mariana Derni, las empleadas denunciaron alos hermanos Diego, Hernán y Marisol Huerta, así como a su padre Jorge Huerta, y también a Osvaldo Grippo, Agustina Gómez Cendoya y Nélida Haydee Panizzi.

“Consideramos fundamental el avance de la investigación para demostrar que la crisis que aduce esta empresa es mentira”, dijo Hormazábal, y explicó que “usando múltiples razones sociales, como Joshué SRL, Taeros SRL y Emeralcom SRL, los Huerta dejaron de facturar a nombre de Textil Neuquén en el año 2012, con la clara intencionalidad de presentar a la empresa como si estuviera en crisis, cuando su actividad resultaba completamente redituable”.

La delegada Catilao, entrevistada por este portal de noticias, negó de plano que estén “usurpando” la planta, además agradeció “la solidaridad de los compañeros ceramistas, papeleros, estatales y docentes, entre otros, y también estudiantes”, que están ayudando a sostener la lucha de las despedidas -en su gran mayoría madres solteras-, y reclamó “que nos devuelvan las máquinas” que la empresa ordenó retirar “entre gallos y medianoche” cuando las empleadas estaban todas de licencia anual.

-¿Cómo se sienten Ud. y sus compañeras, después de que hace más de una semana los dueños cerraron la fábrica?

-El martes hizo una semana que estamos ocupando la fábrica. Este lunes, cuando nos levantamos a la mañana, una compañera se quebró emocionalmente y decía 'pensar que hoy tendríamos que haber vuelto a trabajar'. Nosotras salimos de vacaciones el 16 de enero y tendríamos que haber vuelto a nuestro puesto de trabajo el 6 de febrero.

-Estaban en el medio de las vacaciones, y se encontraron con que los dueños se llevaron las máquinas.

-Sí, estábamos de vacaciones, y el 31 de enero a la noche me avisan a mí que estaban saliendo camiones de acá, de la fábrica. Yo me acerco y en ese momento estaban saliendo los dueños, así que les pregunto qué era lo que estaba pasando, y Diego Huerta y Hernán Huerta me contestan que la fábrica había cerrado y que estaba vacía. Desde ese momento llamamos a las demás compañeras, vinieron compañeros ceramistas, papeleros y otros, y nos juntamos en los portones de la fábrica y desde ese momento estamos acá. Desde el otro día a la mañana, hicimos la denuncia correspondiente en Fiscalía, volvimos, ingresamos de nuevo a la fábrica, y nos encontramos con esto que cualquiera puede ver, que la fábrica está completamente vacía.

-¿A ustedes les llegó algún telegrama u otra forma de notificación?

-No. Ellos vaciaron la fábrica el martes a la noche, y los telegramas de despido recién empezaron a llegar el jueves. Hasta ese momento, todavía éramos empleadas de Textil Neuquén.

-Obviamente, ustedes rechazan esos telegramas.

-Claro, esta semana rechazamos los telegramas, sabemos que son nulos. Lo que ellos hicieron fue un vaciamiento de la fábrica. Ellos alegan que estaban en crisis pero nosotras sabemos muy bien que son mentiras. De hecho, cuando salimos de vacaciones, en la línea de (fabricación de) camisas se estaban haciendo camisas para la Policía, y en la línea de pantalones estábamos haciéndolos para el Servicio Penitenciario. Por eso denunciamos que siendo ellos proveedores del Estado, exigimos al gobierno de (el gobernador, Omar) Gutiérrez que se haga cargo de las 36 compañeras que hoy quedamos en la calle.

-¿Cómo sería eso? ¿Que la Provincia se haga cargo de la fábrica, o que la pongan a funcionar las trabajadoras?

-Lo que queremos, primero, es que nos devuelvan las máquinas. Que la justicia intervenga y busque dónde están nuestras máquinas, que fueron nuestras herramientas de trabajo durante 11 años. Las compañeras más viejas de esta fábrica hace 11 años que dejamos nuestros riñones en esas sillas para que estos empresarios se llenaran los bolsillos de dinero. Lo único que queremos es que nos devuelvan las máquinas, poner a producir nuevamente esta fábrica, y que obviamente el Estado se haga responsable de las 36 compañeras que quedamos en la calle.

-Como usted decía, la fábrica confeccionaba ropa para organismos provinciales.

-Acá se hacía no solamente la ropa de la Policía, sino de la municipalidad (de Neuquén capital), la misma gobernación, la Legislatura, también de distintos entes públicos como el EPAS o el EPEN. Toda la ropa de organismos de la Provincia se hacía acá. Aparte, las marcas que estos empresarios venden en sus tiendas “Amici”, ellos son los dueños de esa cadena. Nosotras hacíamos las marcas “Rochas”, “Timothy Cox”  y “Cristian Dior”, que eran las que ellos vendían en sus tiendas. Venden, mejor dicho.

-Hasta diciembre había muchas más trabajadoras en la fábrica. ¿Por qué se fueron?

-Cuando recién empezamos en la fábrica éramos casi 100 compañeras, de las cuales últimamente habíamos quedado 36. Eso fue debido a los maltratos de esta patronal, porque a lo largo de todos estos años hemos sufrido diversos maltratos tanto de los dueños como de los encargados que hemos tenido. Muchas de nuestras compañeras se fueron, y a otras las despidió la patronal, como es el caso de nuestra compañera Norma Brizuela, que más allá de que tenemos cuatro fallos a favor de nosotras, la empresa jamás le permitió el ingreso para que volviera a su trabajo. La verdad es que muchas compañeras se fueron. De hecho, en este último tiempo ellos estaban ofreciendo retiros voluntarios que nosotras sabíamos muy bien que eran despidos encubiertos. Por eso, en noviembre y diciembre denunciamos en la subsecretaría de Trabajo que teníamos miedo de que esto sucediera. Pero cuando se presentaron a las audiencias, los empresarios desviaron la vía, decían que no era cierto lo que advertíamos, y aseguraban que no iban a cerrar la fábrica. Por eso nos fuimos de vacaciones.

-Se fueron de vacaciones y pensaban volver a trabajar.

-Claro, sí. Por eso aceptamos las vacaciones. Si hubiésemos sabido que en algún momento iban a hacer lo que hicieron, no nos hubiésemos ido de vacaciones. Durante los 11 años era siempre el mismo cuento de 'que la crisis, que esto, que lo otro', pero nosotras hasta el último momento estábamos trabajando. Como decía antes, estábamos haciendo pantalones para el Servicio Penitenciario, y también estábamos haciendo las camperas “Timothy Cox” de la línea de invierno. Así que cómo íbamos a pensar que la fábrica iba a cerrar, y que encima estos empresarios la iban a vaciar entre gallos y medianoche.

-¿El ministro (de Producción y Turismo de Neuquén, José) Brillo habló de un subsidio para ustedes?

-El lunes tuvimos una reunión con el ministro, y no nos dio ninguna respuesta concisa ni tampoco una propuesta. Lo único que nos dijo es que si queríamos empezar a hablar, o a negociar de alguna manera, teníamos que abandonar “la nave”, así llamó a la fábrica. Nosotras sabemos muy bien que esto tiene que ser una unidad productiva, así que lo único que le exigimos es que recuperemos las máquinas, y que el gobierno ponga a producir esta fábrica y garantice a las 36 compañeras sus puestos de trabajo. En un momento él dijo 'se las podría dar un subsidio de 3.000 pesos'. Nosotras tenemos compañeras que son jefas de familia, con hijos y que alquilan. Por ejemplo, una de mis compañeras paga 7.000 pesos de alquiler. Entonces, la verdad es que no queremos esos 3.000 pesos, ni queremos subsidios ni queremos planes. Lo único que queremos es que este gobierno nos devuelva nuestros puestos de trabajo.

-¿Mientras tanto se van a seguir quedando en la fábrica?

-Así es. Ya hace más de una semana, desde el miércoles 8 que ingresamos a la fábrica, estamos acá. No estamos usurpando, como dijeron los Huerta (los hermanos, propietarios de la textil), que el lunes nos hicieron una denuncia en la Fiscalía por usurpación. El fiscal (Rómulo) Patti nos dijo que él sabía que esto no era una usurpación sino una ocupación. Y que una ocupación no era delito. Que él nos garantizaba que no iba a mandar a la Policía porque, como yo misma le decía, 'Ud. no se olvide que nosotras somos mujeres y que estamos aquí con nuestros hijos'. Evidentemente, si la justicia llega a mandar a la Policía van a tener un doble problema. Que no solamente nos dejen en la calle sino que nos repriman con nuestros hijos. No tenemos nada que ganar ni que perder, lo único que queremos es que nos devuelvan nuestras fuentes de trabajo. Y hasta que tengamos una respuesta segura y concreta, no nos vamos a mover de la fábrica.

-En algún momento vino una mujer, se decía que era la esposa de uno de los dueños, con palos y otros elementos para llevarse cosas de la planta. ¿Cómo fue eso?

-Sí. Mientras nosotras estábamos en la audiencia del viernes pasado en la subsecretaría de Trabajo tratando de negociar, porque ese es un ámbito de conciliación de los conflictos laborales, la señora de Diego Huerta se presentó acá en la puerta de la fábrica con cuatro matones, y con un palo de bate, queriendo agredir a las compañeras que estaban adentro. Si no hubiera sido por la solidaridad de distintos compañeros, tanto ceramistas como papeleros, estatales, docentes, estudiantes y otros, que vienen a hacernos el apoyo acá afuera, no sé qué hubiese pasado. Y después ellos hablan de violencia. Evidentemente está muy claro que acá los violentos son ellos, que los delincuentes son ellos, y los que están dejando en la calle a 36 mujeres, la mayoría jefas de familia, son ellos.

Informe: Mauricio Rojas.

29/07/2016

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