En el ámbito europeísta y refinado de la Fundación Proa, nave cultural de la poderosa corporación Techint, se presenta la obra de un extraordinario artista contemporáneo, Ai Weiwei.

Una obra que estremece cuando se rompe la  cáscara de la espectacularidad.

Weiwei conoce profundamente el orden chino y sus estructuras y del mismo modo se maneja en la cultura occidental, logrando una síntesis entre las dos tradiciones.

El mismo dice en un documental donde muestra el desarrollo de una de sus obras,"Sunflower Seeds", " siempre pienso que el arte debe servir para plantearnos nuevas cuestiones y abrir  posibilidades" y más adelante " quiero que la gente que no entiende de arte entienda lo que estoy haciendo".

A partir de estos dos conceptos básicos la obra de Weiwei se abre en significados y conmueve.

Todos los temas planteados en la muestra, presentada con el título de "Inoculación" refiere a problemáticas socio políticas, siendo quizás la más impactante la denominada "ley del viaje", una negra balsa gigante con 72 personas que cruzan el Mediterráneo, rodeada por un empapelado, "Odisea" con ilustraciones que unen el relato homérico con la desventurada  trayectoria de refugiados de distintos lugares y problemáticas.

Weiwei invade el espacio de la calle con su obra, ya muy promocionada, "Forever Bicycles". Un montaje de bicicletas, objeto cotidiano en China más que representativo de lo popular y que aparece reconvertido en una obra que metafóricamente expresa las modificaciones y metamorfosis que atraviesa una cultura.

Un artista que jugando con las reglas del mercado del arte contemporáneo intenta poner en foco conflictivas situaciones de esta época.

Ai Weiwei, una obra que estremece