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20/02/2018

Una vez más el peronismo está en las vísperas

Una vez más el peronismo está en las vísperas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La unidad de los '70 fijaba su eje en la figura indiscutible del general Perón.
La unidad que se pregona para 2019, si prescinde de Cristina, carece de un eje articulador indiscutible. El debate pasa ahora por los plazos, el programa y la búsqueda de aliados.

Osvaldo Pellin

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Sin estar afiliado al Partido Justicialista, estoy alineado a lo popular y nacional, lo que me lleva a ser un aliado estructural del peronismo, más allá de las circunstancias de lo que haga en el ejercicio del poder.

Esta confesión me da algún derecho a estudiar y opinar sobre su destino, del que no dudo, depende el futuro de la Nación.

Es que el peronismo está otra vez en las vísperas de competir por el poder político en el país. Es la única formación que tiene entidad como oposición al neoliberalismo de Macri. Gran parte del pueblo tiene con ello la esperanza de su retorno y la reivindicación de derechos laborales y sociales ignorados por el macrismo.

Antes de seguir, conviene recordar que el gran adversario del peronismo, antes de Alfonsín, que promovió el anti peronismo fue el radicalismo. Hoy este último partido integra una alianza con la derecha conservadora y neoliberal de Macri y fue quien le dio la plataforma electoral nacional  a Cambiemos.

Esto viene a cuento, porque en 1983, cuando después de la dictadura parecía que el retorno del peronismo era número puesto, no fue así y terminó perdiendo con la UCR liderada por Alfonsín.

¿Qué fue lo que pasó para que la gente sorprendiera con la masiva adhesión a la histórica oposición al peronismo? Aquellos gorilas, aquellos antiperonistas fueron más que los peronistas. Cuesta creerlo, pero evidentemente la llegada de Alfonsín implicaba, además de la justicia social, hablar de política, de democracia, de estabilidad, de derechos humanos, de juzgamiento a los crímenes de lesa humanidad, etc.

Alfonsín entendió entonces que faltaba democracia en la sociedad argentina, que es lo deberíamos sentir ahora. Algo equivalente, un valor que sintetice el sometimiento de los derechos y las garantías constitucionales que, con renovada malevolencia está efectuando el macrismo. Ese valor deberá ser hallado y consensuado.

Me animo a decir, como ya se ha reconocido ampliamente, que el valor avasallado en esta etapa de la restauración conservadora, es el Estado de Derecho.

Sin él, continuaremos con presos políticos, seguirán asesinando a nuestros jóvenes, se criminalizará la protesta social, se censurarán las alianzas latinoamericanistas y la difusión de las ideas.

Si se sabe explicar de lo que se nos está despojando, habremos hallado un argumento irrebatible que acercará la inclinación de la voluntad de la población hacia una mayoría contundente.

Se trata de valores que persisten mientras persista su carencia. Así fue como Yrigoyen peleó por el voto universal, secreto y obligatorio. Fue una premisa de más de 20 años de duración contando a partir de la revolución del Parque en 1889 hasta su asunción como presidente en 1916. O sea, hasta que la realidad política se confirmó en base a la firmeza con que se defendió.

La fragmentación del peronismo al cabo del período kirchnerista es un dilema a resolver. Trataremos de comentar brevemente algunos aspectos, teniendo en cuenta el retorno de Perón en los '70 y la eventual vuelta después del kirchnerismo, de las fuerzas reagrupadas del peronismo.

El retorno de esa fuerza al poder después de la proscripción por 18 años de su líder, generó una adhesión electoral de una enorme magnitud.

El retorno del peronismo después de la gestión constitucional de CFK comienza a gestarse desde el  momento mismo de la caducidad de su mandato constitucional. No existe proscripción real para la citada dirigente, pero sí  existe la amenaza de proscripción mediante la criminalización de su política.

La fórmula en los '70 fue un frente popular (Frejuli), una estructura con múltiples alianzas. Hubo allí lugar para todos los que quisieran encolumnarse.

De lo que no hay duda es que Cristina es garantía de un no sectarismo.

De Perón se sabía que estando en el país iba a ser aclamado para que fuera presidente.

De Cristina en este momento se carece de tal unanimidad partidaria.

Perón fue sostenido, además, por formaciones especiales que clamaban un cambio de la orientación doctrinaria del peronismo hacia el socialismo.

Cristina fue intérprete de muchas de las reivindicaciones de los '70 y es hoy por hoy quien más claramente garantiza la restauración de la justicia social que los conservadores llaman despectivamente “populismo”.

A pesar que ni Perón ni Cristina dieron muestras de un sesgo hacia la izquierda del espectro político, siguiendo a Norberto Bobbio, son la izquierda posible de lo que hay, de lo que muestra el contexto histórico.

¿Cómo se destraba la autoridad natural de Cristina para permitir el flujo adicto a la unidad proveniente de los más diversos espacios?

Se acepta que empiece por la unidad del núcleo duro del peronismo pero debe dejar abierta la puerta para otras formaciones políticas. Se ha dicho y con razón que con el peronismo solo no alcanza para ganar en el 2019.

En conclusión: el peronismo es una tradición política que cuenta con la adhesión de por lo menos la mitad del electorado nacional.

La unidad de los '70 fijaba su eje en la figura indiscutible del general Perón.

La unidad que se pregona para 2019, si prescinde de Cristina, carece de un eje articulador indiscutible.

El debate pasa ahora por los plazos, el programa y la búsqueda de aliados para convertirse en la única formación política en condiciones de desplazar democráticamente al neoliberalismo de Macri.

29/07/2016

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