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Columnistas
12/01/2018

Los dilemas de la fruticultura más allá de Europa

Los dilemas de la fruticultura más allá de Europa | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Ante un "panorama de mayores costos y menores precios al productor", el autor plantea que el desafío es "si vamos a intentar encontrar un camino común para el pequeño y mediano productor, a partir de un mercado interno consumidor que acepta nuestras variedades o producimos cambios que involucren todo el paquete tecnológico que ello conlleva para proveer a determinados mercados externos". A su vez, señala que "se pueden intentar ambos, aunque también nos podemos quedar sentados añorando viejas épocas".

Héctor Raúl Di Carli *

Sobre finales de 2017 asistí a una charla sobre “Fruticultura Moderna”. Se tenían en cuenta nuevas variedades, sistemas productivos, adaptación de los montes a la aparición de tecnologías, demandas de consumo, situación del mercado mundial y hasta robótica aplicada al manejo del monte frutal.

La presentación estuvo a cargo de Ignasi Iglesias Castellarnau del Institut de Recerca i Tecnología Agroalimentàries (IRTA) -España- y la síntesis de la exposición fue la siguiente:

“La tendencia mundial de consumo es que, salvo el tema de las cerezas, (con año incierto debido a los casi 40 millones de cajas chilenas), el resto como manzanas, peras, duraznos y demás frutas están en baja, al igual que los precios primarios, aunque los costos siguen en alza. La población cada vez quiere pagar menos los productos del agro, los gobiernos enfrascados en su lucha para controlar inflación, liberan los mercados y las producciones agrícolas se pagan menos debido a una sobreoferta de los mismos. El resultado es que cada vez es más frecuente la salida de los productos de las chacras sin precio o liquidaciones que no contemplan los costos y por si fuera poco con escaso o nulo control sobre la Cadena de Valor, donde el precio final es exorbitante con relación a la liquidación de la Producción Primaria”

“… Ante este panorama, para seguir en carrera tranqueras adentro, el tema va por el lado de aumento de rentabilidad económica por introducción de nuevas variedades y sobre todo con la adopción de técnicas y sistemas de plantación muy intensivos, cuyo objetivo son montes de alturas reducidas, de forma bidimensional, que aceptan una gran mecanización en sus estructuras productivas y por ende se bajan los costos de mano de obra.

Por si fuera poco, en el análisis global (expuesto por el Iglesias) se está en presencia de un modelo productivo que expulsa al pequeño y mediano productor y lo hace accionando de manera estructural y no coyuntural (circunstancias del momento). Esta definición proviene, además, de la Confederación de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de España en el Prólogo de la publicación “la Fruticultura del Siglo 21 en España”. El avance mundial de Capitales Externos que van en busca pura y exclusivamente de rendimientos económicos, coloca a los productores en situación de extrema vulnerabilidad e inestabilidad económica y el camino es lisa y llanamente desembocar en una “Fruticultura sin Fruticultores”, tal cual lo expresado.

También aclara que: "Hay cambios físicos de los lugares originales de producción en busca de mejorar propiedades organolépticas como color, firmeza y sobre todo cualidades gustativas; acción solo realizable por grandes empresas y que no contemplan la migración hacia esas zonas de producciones familiares. El resultado es que dejan de comprar fruta por los canales originales y las producciones propias reemplazan a productores que quedan a merced del desarraigo social. Por si fuera poco, estas compañías incorporan a los mejores productores en modelos de integración, no ya como proveedores de materia prima sino como casi empleados, con reglas predeterminadas de producción y comercialización".

Estamos ante un modelo neoliberal y capitalista globalizado y esto no es un invento ya que tiene plena correlación con las recientes declaraciones de Luis Echevehere, ex presidente de la Sociedad Rural y flamante ministro de Agroindustria (bonus de 500.00 pesos mediante) quien planteó que hay que mejorar la competitividad ajustando costos internos y aumentar la productividad en rendimientos de productos por hectárea, señalando que como está planteado el negocio “no va más”.

Lo triste de todo esto fue una reflexión que manifestó el disertante extranjero, conocedor de nuestra economía regional cuando expresó que desde su última visita allá por el 2005 a la fecha era muy poco lo que habíamos cambiado; acto seguido manifestó a modo de auto pregunta sobre su propia actividad ¿y nosotros… habremos llegado? Mientras se explayaba en la charla sobre Fruticultura Moderna y sus bondades, con producciones que superan las 60/70 toneladas por hectárea, con nuevas variedades, gran mecanización de sus sistemas productivos, escasa mano de obra, etc., etc. A pesar de semejante panorama técnico/productivo, con un diagnóstico sombrío acerca del futuro de su fruticultura, sobre todo en lo concerniente a la producción familiar.

No quiero pensar lo que sentían y pensaban los cuasi 20 productores que asistían a la conferencia, incluido el presidente de la Federación de Productores. Ahora repaso mentalmente mis 41 años de fruticultura y recuerdo que para mantener la Identidad productiva del pequeño y mediano productor…

-Un día fuimos a Europa (espejo que adelanta) para ver nuevos sistemas de conducción y se trajo las espalderas de Baldassari, en el Valle del Po, más árboles por hectárea, de menor porte, más productividad y menores costos… para ver nuevos sistemas de comercialización y poder incursionar en un cooperativismo más moderno, mejorar la comercialización y hacerla más directa…para ver nuevos sistemas de plantación en alta densidad, el paso a la fruticultura peatonal y con menores costos y nuevamente eficientizar la mano de obra… para enterarnos que había un cambio de paradigma gustativo, el agridulce y las manzanas bicoloreadas… nos indican sobre las fusiones de las cooperativas en mega cooperativas de productores que mejoraban precios finales y abarataban costos con la compras de insumos… un día de julio de 2016 en Misión Técnico Comercial de Internacionalización Empresaria encabezada por el gobernador (Weretilneck) fuimos a Europa para mejorar en estrategias productivas y comerciales (costos a partir de una ultra mecanización en la poda, el raleo, la cosecha y toda labor cultural que implique mano de obra y tecnificación en empaques) y sobrevino el “Libro Blanco de la Fruticultura” para trabajar en la actividad con préstamos direccionados a la incorporación de tecnología tanto en la chacra como en el empaque, todo por demanda, previa presentación del proyecto sujeto a evaluación… tomamos conocimiento que de acuerdo a las encuestas y “focus group” nuevamente el cambio es por manzanas dulces y tapadas de color rojo… llega a nuestros oídos que hay millones en euros destinados a la investigación e innovación tecnológica que tiene que ver con la robótica (actualmente en estado de prototipos) para cosechar y suprimir a los inmigrantes norafricanos (en su mayoría) empleados en ella… nos dicen que el futuro son las grandes empresas (compradoras de las mejores fincas) con los sistemas productivos, comercializadores integrados en donde el productor participa casi como un empleado del sistema, trabaja para el sistema, atiende su finca, también la puede haber vendido al sistema y trabaja atendiéndola para otro, y cobra céntima por kilo producido, que según el disertante le permite vivir dignamente.

-Un día iremos a Europa…y de la forma que se perfila el negocio, seguramente que nos encontremos que ya no existe el pequeño y mediano productor

Ahora bien, está en el productor valletano aceptar un destino semejante como en “El balido de los Corderos”, donde el animal va al matadero y lo último que se escucha es su gemido lastimero y reconoce sin miramientos su destino de carnicería o se pone de pie y comienza a torcer el destino que le tiene augurado Europa.

Lo que sí sabemos y tenemos ahora es que no tenemos un proyecto propio de fruticultura, siempre buscamos afuera que nos digan cómo y con qué producimos y cómo lo comercializamos. La comodidad tiene un precio y vaya que lo estamos pagando y de esto nadie está exento, ni los productores, ni las empresas del sector, ni los organismos de investigación y transferencia (INTA, Universidad y otros), ni los gobiernos provinciales y nacionales de turno, ni los técnicos relacionados con la actividad.

Ante este panorama de mayores costos y menores precios al productor la pregunta a responder en nuestro caso, es si vamos a intentar encontrar un camino común para el pequeño y mediano productor, a partir de un mercado interno consumidor que acepta nuestras variedades. Variedades que debemos mejorar genéticamente y en forma productiva, o producimos cambios que involucren todo el paquete tecnológico que ello conlleva para proveer a determinados mercados externos. A su vez, se pueden intentar ambos, aunque también nos podemos quedar sentados añorando viejas épocas.



(*) Ingeniero Agrónomo ??“ MP 6342
29/07/2016

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