Columnistas
28/11/2017

Macri o la presunción de su poder

Macri o la presunción de su poder | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La gente vota a Macri porque supone que va a mandar fuera de todo proceso que dilate o cercene su fuerza. La lealtad del electorado, está basada en que ya no tiene que pensar. Para eso está el presidente que piensa por todos.

Osvaldo Pellin

[email protected]

Todavía con el vértigo de la derrota del movimiento nacional y popular, cabe preguntarse ¿por qué la gente vota a sus verdugos?

Macri gana las elecciones porque se presume que tiene, como patrón, la autoridad para imponer el orden. ¿Cuál orden? Aquel que para imponerse requiere la fuerza del Estado.

No el orden de la disuasión, del convencimiento y de la participación, sino el orden autoritario, traducido en el “hay que dar leña”, “hay que linchar a los chorros”, “hay que matarlos de chiquitos, así no llegan a grandes”.

Es una encarnadura de lo expeditivo, de la ausencia de deliberación y de toda duda.

Es lo que hay que hacer para terminar con movilizaciones, protestas, huelgas, cortes de calles, robos, que someten a la población a la inseguridad por la posesión de sus bienes, así como a la inseguridad por el devenir político y social si las masas logran expresarse como es el propósito de las democracias.

La democracia como un sistema donde la libertad de todos genera miedo a la oligarquía, ante la puja por el ingreso y su sustrato igualitario. Sigue con políticas para generar empleo o promover el cumplimiento de las obligaciones impositivas.

Con ello el Estado se dedica a ser solvente, a contar con recursos para atender las demandas sociales. En primer lugar las sentidas o legisladas como derechos ciudadanos.

La profundidad con que se viva en una sociedad la democracia no tiene un techo tranquilo. Tiene un techo bullicioso que busca desbordar los límites de lo establecido mediante la discusión y el consenso.

El señor que quiere que no le muevan el tablero de su vida porque ya llegó a una meseta de crecimiento y estabilidad, desiderátum fantástico de clase media,  vislumbra todo esa inquietud de ciertos sectores sociales, como algo que un monstruo innominable, le puede quitar.

Justamente teme que se lleve adelante aquello que dice que la democracia es el sistema político que le da voz a los que no tienen voz…cuyas demandas el gobierno de turno puede oír y satisfacer.

La democracia macrista tiende al silencio y a la imposición sin dilaciones, por algo es un gobierno que maneja los asuntos trascendentes con decretos de necesidad y urgencia.

Macri acalla todas esas voces, las reprime y las somete. Si es necesario las encarcela o las  desaparece, por ello su sentido democrático es pobre y llegado el caso, prescindible.

La democracia macrista o la imposición sin dilaciones, selecciona la participación de los que sabe de antemano que pueden venderse.

El hecho de haber accedido al poder mediante la compulsa electoral le da a Macri una autoridad adicional que se apoya en las normas que la oposición pregona como de validez indiscutible. Esa legalidad cobija a sus propios adherentes que de última están apoyando a un gobierno constitucional, donde pueden defender como racionales medidas del gobierno que pueden estar carentes de toda legitimidad y derecho.

En síntesis, la gente vota a Macri porque supone que va a mandar fuera de todo proceso que dilate o cercene su fuerza.

La lealtad del electorado a su propuesta, está basada en que éste ya no tiene necesidad de pensar. Para eso está el presidente que piensa por todos.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]