Columnistas
19/11/2017

En las fronteras de la democracia

En las fronteras de la democracia | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Algo está funcionando mal en nuestro país en la relación siempre tensa entre los principios de ejecución del Estado de derecho y la vivencia de una democracia como algo más que competencia entre elites políticas y sufragio efectivo.

Gabriel Rafart *

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Días atrás el diario Página 12 publico una solicitada bajo el título "Peligra la libertad, peligra la democracia”, firmada por destacados intelectuales y académicos, referentes de la cultura, además de personalidades del campo gremial y legisladores nacionales opositores al gobierno del Pro. El título es una advertencia. Su contenido una convocatoria a la discusión pública. Obliga a fijar posicionamiento. Mayormente para aquellos que tienen una voz pública. También entre quienes enseñamos en las aulas, entre otras cosas, qué es y qué no es democracia. Debe decirse algo, más allá de algún enunciado de conveniencia. Pasar de esa fórmula casi de sentido común que todo lo refiere a “es materia opinable” y responder al título y el contenido de la solicitada cómo si fuera un interrogante clave para nuestra existencia del presente y del futuro.

Según los firmantes, están “en peligro las libertades que nuestra Constitución Nacional garantiza”. Acusa además al Poder Judicial de cumplir “un rol escandaloso” de “persecución inédita desde la recuperación de la democracia en este país”. De allí la contundencia “Eso no es justicia, eso no es democracia. Si no actuamos con urgencia, el Estado de derecho va a reducirse a su mínima expresión”.

El título de nuestra columna está en línea con las preocupaciones y los contenidos de la mencionada solicitada. Aún así, podríamos haber elegido otro encabezado. Entre ellos “Las incertidumbres de la democracia en la Argentina macrista”, “Los límites de la democracia en tiempos del Pro” o, ser más contundente y titular: “Asoma un gobierno que restringe la vida democrática”.

Muchos dirían que cualquiera de aquellos enunciados parte de una mirada apocalíptica, tremendista. Que en la medida que la realidad nos hable de un mínimo razonable de libertades y derechos la discusión es otra. Esa que nos lleva a plantear solo “lo razonable” de la institucionalidad democrática. De su piso. Y por lo tanto trabajar con una fórmula sin tiempo ni lugar. Diríamos más neutral. Del orden “de qué democracia hablamos cuando hablamos de democracia”. Para ello acudir solo a la “cátedra”. Lo cierto es que estamos ante una discusión que resulta tanto teórica como práctica. Ambas dimensiones refieren a aspectos que muchos podrían demorar en una definición clara y precisa, ya que toda realidad democracia es un proyecto siempre en construcción. Y que el macrismo está haciendo “su experiencia”. Entonces deberíamos esperar para conocer el final del camino. Que cualquier lectura debe ser tolerante para con una élite que ha legitimado su encumbramiento desde la legitimidad electoral y que propone un proyecto aún no cerrado de reordenamiento de la sociedad y la economía con implicancias para la libertad y los derechos de muchos. Y que su tiempo aún resulta cortísimo, brindando señales aún incompletas para alarmarnos y recurrir al lenguaje de los “peligros”, “limites”, “riesgos” o en nuestro caso desde el vocablo menos duro en eso de “fronteras”.

Lo cierto es que algo está funcionando mal en nuestro país en la relación siempre tensa entre los principios de ejecución del Estado de derecho y la vivencia de una democracia como algo más que competencia entre elites políticas y sufragio efectivo. Por ello es mejor la presencia de críticos para el hoy y no el conformismo de resultados paralizantes para el mañana. De allí el valor de la solicitada publicada hace unos días.

Finalmente es conveniente tener presente las líneas escritas no hace mucho por un autor francés que nos habla de democracia como promesa y problema. “Promesa de un régimen acorde con las necesidades de la sociedad, fundada sobre la realización de un doble imperativo de igualdad y autonomía. Problema de una realidad que a menudo está muy lejos de haber satisfecho estos nobles ideales”, dice Pierre Rosanvallon en uno de sus clásicos textos. La vara con la que hay que medir el momento actual ya no es la de las promesas y sí la de los problemas. Y queda claro que las decisiones y prácticas del gobierno del Pro están ofreciendo señales de insatisfacción y malestar para la libertad y los derechos.



(*) Historiador, autor del Libro “El MPN y los otros”
29/07/2016

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