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Columnistas
14/11/2017

Gobierno canalla

Gobierno canalla | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El Poder Ejecutivo Nacional encabezado por Mauricio Macri, nunca cumplió con sus promesas preelectorales, desconoce los compromisos de convenios internacionales incorporados a nuestra Constitución en 1994 y no respeta la división de poderes incidiendo descaradamente en el Poder Judicial en la decisión de jueces y fiscales

Osvaldo Pellin

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Afirman los comunicadores macristas: “los números de la economía son buenos”. Igual que en los desahuciados por su enfermedad, suele ser inexplicable, pero puede darse, que los valores de sus variables biológicas den bien. El paciente se muere en perfecta salud. Algo de eso puede pasar con la sociedad argentina que a medida que la pobreza la invada, los números de la economía mejoren. A eso se le llama una mejoría paradójica: consta en el papel, pero no en el enfermo de carne y hueso. Y ni hablar si además los datos del papel son fraguados

Dicen el presidente y su ministro de Trabajo: “el fuero laboral y los abogados laboralistas configuran una mafia”. Y plantean una reforma laboral que retrotrae la legislación laboral al siglo XIX, en pleno desarrollo de la revolución industrial, cuando se trabajaba de sol a sol, los obreros se morían a los 20 años y se utilizaba a los niños y a las mujeres como mano de obra esclava.

Hace rato que existe un avance cultural en este tema, conseguido por los trabajadores en base a una tan dura como prolongada lucha hasta dar con una conciencia de la humanidad que ha elaborado el constitucionalismo social, que alude a los derechos de la clase trabajadora inscriptos en los Derechos Humanos. Hoy pretenden, con un instrumento arqueológico, al que llaman pomposamente reforma laboral, derogar gran parte de esos derechos con la excusa de crear empleo.

No lo conseguirán por ese camino, como no lo han conseguido hoy mismo en Europa, con las mismas políticas. Además, y para mayor gravedad de la situación, dejarán en manos del mercado el destino de un ejército de obreros y empleados desocupados en situación de reserva, para que los excedentes económicos de la empresa sigan su ascenso en el diagrama de la rentabilidad y los salarios desciendan en su cotización.

Aun así y gracias al desempleo, ocurre que la gente pelea por un puesto, que es lo que la patronal pretende, con muchos detrás de una sola oferta laboral, con la única finalidad de retraer los salarios a la baja.

Se entiende la extrañeza del presidente por las condiciones laborales a las que tiene derecho por ley la clase trabajadora en nuestro país. Es que su mujer ha violado la ley, pues la confección de las prendas textiles para su empresa la fabrican trabajadores en condiciones de esclavitud, como quedó demostrado en marzo de 2016 al descubrirse los talleres clandestinos que abastecían a la comercial Cheeky de la que es dueña Juliana Awada, esposa del mandatario.

Señalan desde el gobierno que en Venezuela no existe una democracia. Por lo menos, allí se vota con gran participación y frecuencia. En Argentina, donde Macri y los suyos dicen que son fruto de la democracia, no hay Estado de Derecho. Se condena antes de juzgar, está anulada la presunción de inocencia y existen medios de comunicación que practican lo que los jueces convalidan con sus decisiones: el linchamiento de los estigmatizados. Todo ilegal, todo ilegítimo.

Los medios están en manos del Poder Ejecutivo Nacional, la diversidad de voces en nuestro país es hoy un cuento de mal gusto.

No se ejecutan las prescripciones de los organismos internacionales que por convenios nuestro país es signatario constitucional, especialmente en el flagrante caso de Milagro Sala que aún permanece desde hace más de dos años como presa política en plena democracia, pese al mandato por su liberación solicitado por la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Esto es bien canalla.

Le preguntaron en España al canciller “¿cómo puede ser que la mayoría de los ministros argentinos tienen empresas en paraísos fiscales?” El funcionario respondió, entre negligente e irresponsable: “en Europa casi todos los empresarios tienen dinero por ahí…” Un periodista replicó: “estamos hablando de ministros no de empresarios. En Europa un ministro no podría tener cuentas off shore”.

En la línea de pensamiento del intelectual Noam Chomsky, quien califica a los Estados Unidos como un Estado canalla porque aplica la fuerza en los asuntos mundiales por sobre los compromisos con organismos multilaterales firmados, transgrediéndolos según sus intereses, podríamos ubicar al gobierno de Macri. Más allá de la distancia, pero acercando el adjetivo, es también un gobierno canalla porque nunca cumplió con sus promesas preelectorales, porque desconoce los compromisos de convenios internacionales incorporados a nuestra Constitución en 1994 y porque no respeta la división de poderes incidiendo descaradamente en el Poder Judicial en la decisión de jueces y fiscales. Todo ello, al punto que en nuestro país hay presos políticos y se encarcela sin condena sin llevar a cabo el debido proceso ni teniendo en cuenta la presunción de inocencia.

29/07/2016

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