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22/09/2017

El disfraz del lobo

El disfraz del lobo  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Que innumerables funcionarios y obviamente el presidente parezcan improvisados y sin profundidad, puede hacer perder de vista la dimensión del daño que hacen. Hay que saber leer el poder de los medios de comunicación, sin caer en el simplismo de que todo el pueblo recibe y repite sin procesar lo que oye y lee.

Marcelo Medrano

 

"El hombre es la mitad de sí mismo: la otra mitad es su expresión".

R. W. Emerson

 

¿Por qué?

Dos razones me impulsan a escribir lo siguiente. La primera, la imperiosa necesidad de decir, de usar la palabra. De trocar la tristeza en expresión. La segunda, como siempre, es que al menos una de las cuestiones aquí esbozadas sirva para generar un disparador, una reflexión, una simple acción.

Desde qué mirada

Detrás de las políticas emprendidas por el gobierno nacional, existe una estructura subyacente y una voluntad decisiva acerca de cómo conducir un país. Para ser claro: las decisiones políticas; económicas, sanitarias, educativas, asistenciales, previsionales, de derechos humanos, seguridad, de política exterior e inclusive electorales -por mencionar los ejes esenciales de la actividad estatal- responden a una matriz de pensamiento absolutamente clara.

Y que innumerables funcionarios y obviamente el propio presidente parezcan improvisados, sin profundidad, nos hace perder de vista, tal vez, la dimensión del poderío de estas personas, y posiblemente también del daño que hacen y que harán.

Resulta necesario además, para pensar lo que sucede en el país, comprender que detrás del presidente y sus principales ministros y funcionarios, y lo que ellos hacen y representan, existen autoridades y funcionarios de varias provincias, así como numerosas voluntades de personas de nuestro pueblo que -por acción u omisión- acuerdan con ellos. Sería un poco ampliar el marco, para identificar lazos comunicantes y la dimensión de voluntades.

Ejes de tránsito

La cantidad de material, diversos soportes, distintos escenarios, historias, discursos, información en general que circula, es enorme. Los que podemos leer y escuchar un poco -porque, hay que decirlo, no nos lleva el día ver qué vamos a comer, dónde vamos a dormir, y no estamos presos ni en una cama de hospital, además tenemos trabajo y acceso a un libro o una computadora-, nos encontramos cruzados por una innumerable cantidad de conceptos, concepciones y significados. Cuesta diariamente, también, poder reflexionar. Un día normal nos convoca con infinidad de noticias, envueltas en discursos generadores y en sentimientos variados. A eso debemos sumarle las múltiples cuestiones que nos atraviesan por conocimiento directo, y todos los análisis estructurales que a diario nos convocan. Es mucho por cierto.

En esta sintonía, lo que comúnmente conocemos como "posverdad", recorre por arriba y por abajo las construcciones sociales. De un hecho parece que puede haber tantas opiniones e interpretaciones como se quiera. Imbricadas con la utilización de las emociones de los potenciales oyentes y afincados en discursos más estructurales que saben hacia dónde se dirigen, que se repiten en ocasiones hasta el cansancio, que conocen qué ocultar y sobre todo qué lograr.

Claro que se trata de un fenómeno complejo. Pero que sea complejo -casi todo lo es-, no significa que no se pueda pensar.

Veamos la comunicación, el discurso, el relato.

Comunicación -en términos generales-, relato y discurso tienen diversos significados y volúmenes,  aquí los mencionaré en forma indeterminada.

Como expresara en relación a la posverdad, si cualquiera puede decir cualquier cosa e interpretar como le parezca, que no es lo mismo que el libre pensamiento, hay quienes definitivamente saben esto y también cómo articularlo. La marea de medios y opiniones es tanta y tan vasta, incluidas desde ya todas las actuales formas de comunicación interpersonal en soportes digitales (redes sociales) que hay mucha base para estructurar. Que hoy no exista un político ni un comunicador que se precie de tal y que no haga uso de twitter o facebook para expresarse, da cuenta del fenómeno. Ahora bien: eso no significa -y vamos entrando en la idea- que detrás del manejo de tales herramientas (porque son herramientas) no haya voluntad manifiesta de transmitir algo claro y concreto.

Los medios hegemónicos que conocen a sus clientes, saben qué decir, cómo decirlo, qué tapa o título serán el principal y qué cosas no dirán. Recordemos que a esta altura sabemos que los medios hegemónicos no son amplificadores de ideas que pretenden, precisamente ser hegemónicas, sino que son parte integrante y necesaria de tal hegemonía.

Que el gobierno actual -me refiero, insisto, al nacional y a todas sus réplicas-, reitere hasta el cansancio las palabras corrupción, confianza, futuro, violencia y alegría, ¿es azaroso? ¿O responde a una matriz definida, un discurso articulado del que no puede salirse? Claramente lo segundo. En tal caso, podemos preguntarnos: ¿Qué corrupción? Es indudable que frente a la pregunta general, nadie estaría de acuerdo con la corrupción, obviedad de Perogrullo. Pero no esta tan claro qué es lo que pensamos cuando hay que afinar el lápiz.

Las enormes transferencias de recursos a paraísos fiscales, la vinculación obscena entre lo público y lo privado, las concesiones directas a empresarios cercanos o amigos, la apropiación histórica e hipócrita de extensiones incalculables de tierra, ¿constituyen corrupción? Porque pareciera que existe un relato implícito acerca de que todo ello solo constituye buenos negocios de empresarios, que al fin siempre lo fueron. Posiblemente, detrás de esta pregunta esté también el consabido, reiterado y no aséptico "no necesitan robar porque tienen dinero". Asociando robar con sacar plata de una caja y omitiendo las increíbles y nunca investigadas triangulaciones financieras que se llevan equivalentes a presupuestos íntegros, por ejemplo de salud y educación.

Confianza.¿En qué? ¿Por qué debiéramos confiar, si desde el inicio -en campaña- prometieron lo que antes del año de ejercicio expresaron que solo eran objetivos generales o, peor aún, expresiones de deseos o formas de decir?

Futuro.Otra vez, ¿el de quién? Porque si nos concentramos solo en los niños, comenzaron ahora a nacer endeudados, y si miramos a los que hoy asisten a escuelas primarias y secundarias (siempre que puedan hacerlo), la pobreza no para de crecer. Tal vez tendrían que ir a los comedores comunitarios a explicarles a esos niños que con determinada tasa de interés puesta en Wall Street, algún mes concreto de algún año concreto, esa leche la podrán tomar en su casa (porque sus familias podrán comprarla) y ojala venir acompañada de un pan con dulce o unas galletitas. 

Violencia.Otra obviedad. Nadie quiere violencia desde lo discursivo. El tema es cómo se aborda la violencia, cómo se trabaja lo conflictivo y qué tramas culturales se generan desde el Estado que interactúa con la sociedad para reducir la violencia. ¿O no es signo de violencia arreglar por arriba los grandes intereses económicos y reprimir por debajo a los que jamás les llega el ponderado "derrame"? ¿Violencia es solo portar carteles, hacer política, cortar calles y expresarse en contrario?

Alegría.Tan importante que existe una resolución de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que promueve la felicidad, orientada al progreso social de los pueblos. No dice tal resolución que se logre la felicidad o alegría por el simple hecho de que lo exprese alguien, menos aún en un circo armado, con un patético baile al son de Gilda como expresión simbólica.

Hay entonces detrás de estos elaborados discursos varias aristas para pensar. Solo a modo de ejemplo:

Los entramados de hipocresías y significantes a priori vacíos se dan en una lucha por el sentido. Las subjetividades se van perfilando desde esas luchas. Y en esto resulta primordial comprender los marcos de construcción. Los dispositivos de este tipo encierran innumerables cuestiones. Los procesos de identificación conscientes o inconscientes, por ejemplo. ¿Que representan en el imaginario social figuras como Mirtha Legrand, Susana Giménez o Jorge Lanata, por poner algunos nombres? ¿Por qué se convierten en "palabra de amplificación a autorizada"? Alguno de los tantos que repiten lo que ellos dicen ¿viven como ellos? ¿Realmente piensan como ellos? 

No podemos a esta altura desconocer que casi todo lo que dicen responde a un ideario absolutamente visible, y en este sentido ninguno es neutral, ni aséptico, ni representa "la verdad objetiva" -una cosa es la posverdad y otra distinta la verdad objetiva, para hablar de verdad objetiva necesariamente debemos preguntarnos si existe tal verdad o todas son miradas acerca de hechos que se provocan en el mundo-.

Hasta los pseudo escenarios de réplica y democráticos se encuentran determinados a priori, por la línea de preeminencia, el tema a tratar, las fuerzas de discusión, lo que puede hablarse y lo que debe silenciarse.

Y por último, en este tema: hay que saber leer el inmenso poder de los medios de comunicación. Esto resulta esencial y demostrable, y desde ya que constituye parte fundamental de la agenda pública. Sin caer en elaboraciones simplistas en las que todo el pueblo constituye una masa blanda que recibe y repite sin procesar lo que oye y lee. Este equilibrio siempre dinámico, es uno de los temas esenciales, a mi modo de ver, para seguir pensando y trabajando.

Ver para transformar

De igual manera debemos plantearnos seriamente si alcanza con el odio posiblemente visceral, posiblemente generado, al gobierno anterior, para elegir sin más la degradación de la política -no digo solo la partidaria-, digo la política con mayúsculas, la que permite transformar para mejorar individual y colectivamente.

En definitiva, debemos develar la sofisticación del mensaje que pretenden imponer. Es un grave error suponer que la articulación de discurso, soportes de comunicación, mensajes, imágenes y acciones no representan un sustrato eficaz de representación política, económica, social, cultural y simbólica desde luego.

Palabras vacías, vacías por completo, pero orientadas claramente. Globos, perfecta metáfora, color por fuera, aire por dentro.

(Este texto continuará con una segunda parte)

29/07/2016

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