El gobernador Alberto Weretilneck ha actuado, sobre todo después de las elecciones primarias del 13 de agosto, de un modo que se contrapone bastante a las formas que lo han caracterizado, al menos desde que le tocó asumir la difícil tarea de llevar adelante los destinos de esta provincia.

Si bien luego de los encuentros con dirigentes partidarios, funcionarios y allegados pareció tomar la iniciativa y poner manos a la obra en la “oxigenación” de su gabinete, atendiendo a algunos reclamos sobre el particular, la acción debió sufrir una desaceleración ya que no le ha sido tan sencillo encontrar a los sucesores de los pretendidos cambios.

De hecho, aún no encontró reemplazante de la renunciada ministra de Turismo, Silvina Arrieta, y se han congelado las modificaciones en Desarrollo Social que comenzaron con escindirle la secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia para convertirla en ministerio, cuestión que aún debe aguardar la modificación de la Ley de Ministerios.

Pero en cuanto a sus formas y sus dichos, al gobernador se lo nota cambiado. Ejemplo de ello son algunas repercusiones que causaron declaraciones suyas después de asistir, tras haber sido convocado y para hablar del caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, a una reunión con los ministros de Interior, Rogelio Frigerio, y de Seguridad, Patricia Bullrich, donde también estuvo presente el gobernador de Neuquén Omar Gutiérrez.

Mientras el mandatario neuquino dijo luego del encuentro que “todos tenemos que trabajar para que Maldonado aparezca con vida”, y expresó que le pidió a los funcionarios nacionales que lo mantengan al tanto de toda la información posible, el rionegrino salió con un “no sé para qué nos llamaron”, como declarándose prescindente del tema que tiene en vilo a gran parte de la sociedad argentina, y afirmó que "la provincia de Río Negro no participa en la búsqueda, por lo cual es poco lo que podemos decir o aportar", y cerró con un “queremos que Santiago Maldonado aparezca con vida”.

Todo parece indicar que las apreciaciones de Weretilneck están orientadas a seguir con su estrategia de separarse lo más posible del gobierno nacional, aunque debería recordar algunas otras cuestiones al momento de expresarse.

Por ejemplo, en que Maldonado es un chico que vive en El Bolsón, que la provincia de Río Negro tiene una importante cantidad de población mapuche, que tuvieron intervención en el hecho que se investiga gendarmes que también tienen domicilio en El Bolsón, y que no solo es una ciudad de la provincia de Río Negro sino que además es el lugar donde nació el hoy gobernador.

Más grave aún es que hasta pretendió indicar algunos consejos cuando todavía carga sobre sus espaldas con la muerte del agente policial Lucas Muñoz, primero desaparecido y luego encontrado muerto en Bariloche, hace ya más de un año y sin que haya rastros de los responsables.

Luego en una visita que realizó a esa ciudad andina, el mandatario provincial fue un poco menos duro en sus opiniones y dijo que “estamos impactados por la desaparición de Santiago”. Agregó que “todos tenemos que colaborar desde nuestro lugar, especialmente cuando una fuerza del Estado está siendo sospechada. Nosotros estamos a disposición de la Justicia”, manifestó en esa oportunidad.

Volviendo a la estrategia asumida por Weretilneck de ubicarse en opositor al gobierno de Macri, hay quienes consideran que, si bien eso es lo que trasciende, la actitud tiene más de apariencia que de verdadera estrategia electoral.

Los argumentos en tal sentido indican que han sido varios los encuentros del gobernador con funcionarios nacionales, sobre todo con el ministro Frigerio, en los que también se han abordado temas relacionados con lo electoral y las proyecciones hacia el 2019, pero que esas conversaciones no han tenido trascendencia pública.

Siguiendo en esa línea, se afirma que tanto el gobierno nacional como el provincial conocen números de encuestas para el 22 de octubre en las que Cambiemos estaría obteniendo los 3 o 4 puntos necesarios para que ingrese Lorena Matzen a la Cámara de Diputados, evitando consecuentemente que esa banca sea obtenida por Ramón Chiocconi, el segundo de María Emilia Soria en la lista, y que de ese modo Martín Soria se convierta en el absoluto ganador de la pulseada electoral de medio término.

El sábado pasado comentábamos que será sumamente complicado para el partido del gobernador revertir en las elecciones del mes próximo el magro resultado de interna abierta de agosto, y que se presume que quienes resultaron primero y segundo en las PASO tienen muchas más posibilidades de aumentar su caudal de votos. Esto sería así teniendo en cuenta que habitualmente en la elección general se incrementa la cantidad de electores que concurren a votar respecto de las primarias, y que además muchos indecisos o poco convencidos, se suman al carro de los vencedores.

No es descabellado pensar entonces en que puedan existir algunas conversaciones más reservadas en las que se analice una mancomunión de esfuerzos proyectados hacia el 2019 con el objetivo, por el lado del gobierno nacional, de que no haya otra provincia “kirchnerista”, y por el lado de Weretilneck, con el propósito de ganarle a Soria.

Pero además, el gobernador debe saber que lo de la central nuclear no fue el principal ni mucho menos el único factor que ocasionó la debacle electoral de su partido, y tendrá que asumir que está en una situación incómoda para encarar sus dos últimos años de gestión. Por ello, necesariamente, más allá de sus argumentos federalistas, debe recostarse por razones de necesidad y gobernabilidad en el gobierno nacional o en el macrismo, ya que en soledad le será muy difícil hacerlo, y la otra alternativa, que sería Soria, es imposible.

Por eso es que surgen dudas de que verdaderamente se trate de una estrategia esto de poner distancia y confrontar al macrismo, y suena como no tan descabellada la idea de que exista una posibilidad de acercamiento, aunque al solo efecto electoral, entre gobiernos nacional y provincial.

Los grandes logros de Weretilneck se han basado en su pragmatismo, audacia y paciencia, y pareciera ser que en los últimos tiempos ha ido perdiendo parte de esas capacidades.

Por supuesto que todavía falta mucho para el 2019, e imaginemos que al gobernador no le interese o le parezca prematuro hablar del tema, pero lo cierto es que hay que hacerle frente a estos dos últimos años de su gestión y, la verdad, que no las tiene a todas consigo.