Columnistas
22/08/2017

Dos desaparecidos

Diferencias y semejanzas entre Julio López y Santiago Maldonado

Diferencias y semejanzas entre Julio López y Santiago Maldonado | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Tanto el testigo contra el represor Miguel Etchecolatz como el joven que participó de una protesta mapuche hace pocas semanas, desaparecieron en democracia. Pero este último fue a manos de la Gendarmería, es decir una fuerza de seguridad que depende del gobierno nacional, y a la vista de otras personas.

Osvaldo Pellin

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Se ha intentado igualar las desapariciones de Jorge Julio López y Santiago Maldonado como dos desapariciones producidas en democracia. Eso es cierto en referencia al tiempo en que las mismas se produjeron. Fue en tiempos democráticos, pero López desapareció luego de haber sido querellante y prestado testimonio en el juicio que incriminaba al jefe policial de la dictadura Miguel Etchecolaz en la tortura y desaparición de personas, en un proceso por el cual el represor sería condenado a prisión perpetua.

Su testimonio sería contundente como prueba de cargo. Allí quedó clara la vigencia de grupos, "mano de obra desocupada" como los llamaba a mediados de los años ‘80 Antonio Tróccoli, quien fue ministro del Interior del presidente Raúl Alfonsín.

Cuando el juicio contra Etchecolatz concluía y faltaba conocerse el veredicto, esas bandas criminales aparecieron sorprendiendo a todos y desaparecieron a López. Actuaron impunemente hasta hoy, en la oscura trastienda de nuestra escasamente protegida sociedad civil.

Santiago Maldonado, en cambio, desapareció en manos de un organismo de seguridad del Estado nacional, que es la Gendarmería, y además desapareció ante la vista de un grupo de personas que vio como se lo llevaban después de que el joven quedó retrasado en la huída ante la persecución de los gendarmes.

El elemento en común es la existencia todavía vigente de grupos terroristas formados en el Estado, en actividad o en retiro, vocacionales o miserables mercenarios, que vigilan los pasos que podemos y debemos dar en goce de nuestra libertad.

Nuestra libertad está vigilada, y tal como se sostenía en los atentados contra la AMIA y contra la embajada de Israel, este tipo de crímenes no exime a ningún ciudadano decente. Todos somos judíos, todos somos mapuches, todos somos argentinos.

Los dos atentados de los años ‘90 en Buenos Aires y donde murió tanta gente, se hicieron contra todos. No contra minorías étnicas o raciales. Esas bandas hoy cobran renovada vigencia porque están auspiciadas por Macri y Patricia Bullrich. Están legitimados por un poder político que ha traicionado la vigencia del Estado de Derecho, por lo cual algún día deberán rendir cuenta ante la Justicia justa.

Están una vez más al acecho de todos nosotros para restablecer, con los mismos gestos de entonces, el anacronismo de la doctrina de la seguridad nacional.

Está fresca la desaparición de Santiago Maldonado, es la hora de no cejar en la lucha por su aparición con vida y castigo a los culpables. El tiempo juega a favor en la medida que el acontecimiento no sea sepultado por la parafernalia encubridora de los medios militantes del macrismo, que son socios u observadores pasivos de estos hechos.
Atendamos a la defensa de nosotros mismos y de nuestros hijos, de nuestra comunidad y de todos nuestros compatriotas.

Estamos en peligro.

29/07/2016

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