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Columnistas
20/08/2017

Los brotes verdes en el mercado laboral

Los brotes verdes en el mercado laboral | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

De los 125.000 empleos nuevos que según el gobierno se crearon en los últimos meses, 106.000 son monotributistas, la mayoría correspondientes a trabajos no profesionales de baja retribución, y los restantes 19.000, nuevos empleados públicos y servicio doméstico registrado.

Humberto Zambon

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El gobierno ha anunciado con bombos y platillos, como muestra del comienzo de la recuperación económica, que entre setiembre del 2016 y mayo de este año se crearon 125.000 empleos, aumentando el total neto con unos 80.000 trabajos registrados.

Hilando un poco más fino, se puede ver que los 125.000 empleos nuevos 106.000 son monotributistas, la mayoría correspondientes a trabajos no profesionales de baja retribución, y los restantes 19.000 corresponden a nuevos empleados públicos y a servicio doméstico registrado. A pesar del publicitado ajuste del gasto público y de la gran cantidad de contratos laborales no renovados, se crearon bastante más: según la Fundación Mediterránea, la cantidad de empleados públicos pasó del 20,8% de la población activa a fines del 2015 a 21,3% en el 2016, muchos con alta retribución por su posición jerárquica recién creada o por tratarse de asesores.

Mientras tanto, en ese período (setiembre 2016 a mayo 2017) se perdieron 58.000 puestos laborales en la industria, mientras que aumentaron 10.000 en la construcción (que todavía está en 11.000 empleos por debajo del 2015) y unos 3.700 en la actividad agropecuaria.

Para completar un panorama de la situación laboral actual hay que tener en cuenta:

-El 34% del personal asalariado no está registrado, es en “negro”. Pero si consideramos al total de los empleos precarios, instables y de baja retribución, registrados o no, según la clasificación de la OIT, se llega al 39,5% de la población activa (informe de la Ieral). Si sumamos los 9,2% de desocupados, nos da que el 48,7% de la población activa, casi la mitad, tiene problemas laborales.

-Cada año se incorporan al mercado laboral unos 200.000 jóvenes. Esa presión más los puestos perdidos en el año 2016 ha hecho subir la masa de trabajadores desocupados a 1.850.000 en todo el país, cosa que se refleja en la tasa de desocupación del 9,2% que informa Indec, con pico del 11,8% en el Gran Buenos Aires.

-La tasa de actividad indica cual es la relación entre la población activa (los que trabajan o buscan trabajo) y el total de la población. Esa relación, que en los años anteriores alcanzó el 50%, actualmente es del 46%; es decir, hay mucha gente que ha desistido de buscar trabajo, fenómeno que se da fundamentalmente entre las mujeres y los jóvenes. Según un estudio del Ieral (de la Fundación Mediterránea) los “ni-ni”, los jóvenes entre 14 y 24 años que ni estudian ni trabajan, suman 984.000, de los cuales 70% son del sexo femenino y 62% provienen de hogares pobres, que es una forma de asegurar la reproducción de la pobreza estructural.

Tanto en las experiencias históricas anteriores como en la actual etapa, se puede verificar que con el neoliberalismo y su política de apertura a las importaciones e incorporación del país a la división internacional del trabajo, se fomenta la actividad económica primaria, especialmente la agropecuaria de exportación, y se castiga a la industria, que no puede competir con los bienes importados, e, indirectamente, al bajar el ingreso global de la sociedad, se perjudica al comercio y a los servicios.

Un proyecto de economía abierta al mundo, como puede ser Australia o Nueva Zelanda, sería factible con una Argentina de 20 millones de habitantes pero no con los 44,5 millones actuales. Como botón de muestra basta ver que en el período considerado los nuevos puestos de trabajo generados por la actividad privada (11.000 de la construcción más 3.700 del agro) representan solamente el 23% de los perdidos por la industria, uno nuevo por cada cuatro o cinco puestos que desaparecen.

Es conveniente tener en claro que con el proyecto neoliberal sobra la mitad de la población argentina, por lo que la economía se convierte en una fábrica de marginación social creciente.

29/07/2016

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