Columnistas
12/08/2017

Análisis rionegrino

Sin información no hay consensos

Sin información no hay consensos | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La ausencia de una adecuada información o una mala elección del momento oportuno para anunciarlos, pueden provocar debates o enfrentamientos innecesarios o incluso la frustración de ideas y proyectos, o bien transformarlos en imposiciones.

Hernán D´Andrea

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Pasarán las elecciones primarias de mañana y también las legislativas del 22 de octubre pero hay un tema que se instaló en la campaña electoral, no se sabe si por error u omisión o por sensatez y alusión, por falta de comunicación o por exceso de utilización política del tema, pero lo cierto es que la construcción de una central nuclear en territorio rionegrino sobrevivirá a estas y posiblemente muchas otras campañas electorales.

El proyecto de la instalación de más centrales nucleares en Argentina viene desde hace años pero la localización de una de ellas por estas tierras patagónicas se visibilizó en el mes de mayo luego de la misión que el presidente Macri realizó a China con el acompañamiento del gobernador Weretilneck.

Tras la firma de acuerdos en tal sentido se anunció, casi sin explicaciones, que se estudiaría el lugar más adecuado de la costa atlántica rionegrina para comenzar a construir la planta en el año 2020.

Posiblemente no se evaluó convenientemente la respuesta de la población, o al menos de un sector de ella y el comportamiento de la dirigencia política, pero lo cierto es que se instaló el debate y todo parece indicar que será bastante extenso.

Hay dos hechos sucedidos en la historia reciente que tuvieron similitud con este.

El primero de ellos cuando el entonces gobernador Miguel Saiz lanzaba sobre fines del 2010 en un acto partidario en Chichinales, en medio de la campaña para las elecciones en las que se elegiría a su sucesor, sin previo análisis ni político ni comunicacional, que con financiamiento del gobierno chino se podría ejecutar un ambicioso plan de obras de irrigación de miles de hectáreas en los valles medio e inferior y someterlas a riego presurizado.

El proyecto establecía que los chinos realizaban la inversión y luego comprarían lo producido en esas tierras por espacio de 20 años, a través de una compañía que era la mayor productora de alimentos del país asiático.

Era un proyecto a largo plazo que optimizaba los recursos y que generaría riquezas, empleo y desarrollo para la provincia, expresaba Saiz.

Posiblemente hubiera sido un gran proyecto, nunca lo sabremos, pero lo malo fue que su anuncio se hizo en un momento inadecuado, sin un consistente análisis político, social y comunicacional, lo que provocó que organizaciones ambientalistas salieran a anunciar una eventual implantación masiva de soja y uso de agroquímicos contaminantes y la oposición saliera a decir que era una entrega de nuestra soberanía alimentaria o como lo definió el entonces candidato del justicialismo, Carlos Soria, solo se trataba de “un cuento chino”.

El otro suceso se remonta mucho mas atrás en el tiempo cuando en 1996 se pretendió reflotar un viejo proyecto de los 80, que proponía establecer un repositorio o basurero nuclear en Gastre, provincia de Chubut.

En efecto, la historia comienza a principios de 1980, cuando la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) anunció que construiría un repositorio de residuos radioactivos de alta actividad, conocido comúnmente como “basurero nuclear”, en Sierra del Medio, a 70 km de Gastre, que en ese momento tenía alrededor de 400 habitantes.

En Chubut los pobladores comenzaron a organizarse, reunieron 8.000 firmas en octubre de 1986 y las entregaron al entonces presidente Raúl Alfonsín que visitaba la ciudad de Trelew en ocasión de su centenario. En ese entonces se dijo que el proyecto quedó paralizado, sin embargo después de 1991 comenzó nuevamente el movimiento de la CNEA en la zona y en 1996 la comisión de energía de la Cámara de Diputados de la Nación aprobó la construcción del basurero atómico.

Una helada mañana del 17 de junio de 1996 con casi 10 grados bajo cero, el pueblo de Gastre estaba revolucionado, con una interminable caravana de vehículos que rompió la calma de la meseta. Todos los medios nacionales estaban presentes. El No al basurero nuclear en Gastre daba la vuelta al mundo.

Desde ese día a la fecha, no existe ningún repositorio de residuos radioactivos de alta actividad ni en Gastre ni en ningún lugar del mundo.

La lucha de Gastre, hizo posible que se introduzca en la Constitución de Chubut y en la Nacional la prohibición del ingreso al territorio nacional de residuos radiactivos o susceptibles de serlo.

Vale como anécdota las palabras de quien por mayo del 96 era el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) licenciado Eduardo Santos, que trepando la Sierra del Medio dijo "podremos proponer la solución técnica más brillante a los residuos nucleares, pero si la opinión pública no la acepta, aun cuando tengamos el marco legal, es imposible llevarla adelante”.

Lógicamente que no podemos predecir qué pasará con el proyecto de la central nuclear en Río Negro, pero si nos animamos a plantear que no será un tema de fácil resolución.

Quedó evidenciado, sobre todo luego de la marcha del 9 de agosto en Viedma, que el debate está instalado, que el gobernador ha dicho que no irá en contra de la posición de los pobladores de la zona en que se construya, que al grupo de ambientalistas de Viedma, se le han sumado los de otras ciudades, que han tomado posición dirigentes políticos, gremiales y de organizaciones intermedias y que también se han expresado los obispos de la Patagonia, el gobernador y legisladores de la provincia de Chubut.

El propio Weretilneck ha instalado el tema de la “licencia social”. La pregunta es cómo se establecerá y con qué metodología se dirimirá el otorgamiento de esa licencia social.

El intendente de Sierra Grande, Nelson Iribarren dijo hace algunas horas que “yo estoy a favor y queremos que nos escuchen porque de 10 personas que recibo, 9 me dicen que están a favor”.

Sobre la posible realización de una consulta popular en la ciudad, remarcó que no tiene “ningún tipo de inconveniente”, y que “no haría nada que no quiera el pueblo.  Lo mío es transitorio y asumí para hacer las cosas bien, y no estoy acá para ponernos la gente en contra”.

Por lo pronto la consigna inicial de “No en Viedma” ya se ha transformado en “En la Patagonia No”.

Como están las cosas lo que surgió como un ofrecimiento altamente redituable para la provincia se ha transformado, por los motivos ya expuestos, en una situación de compleja resolución que trascenderá las fronteras rionegrinas.

Ya el proceso está avanzado, pero las preguntas que nos hacemos es por qué el gobierno nacional aceleró innecesariamente un debate a favor o en contra de una obra que se iniciará a fines del 2020; por qué el gobierno provincial no pidió el tiempo necesario para informarse e informar convenientemente a la sociedad; por qué la falta de previsión de los funcionarios responsables sobre cuestiones relacionadas con la  energía atómica, y su repercusión pública, que generalmente despiertan alertas y temores en la población.

Algunas preguntas que deben tener, seguramente, respuestas pero que ya es tarde para resolverlo.

De lo que si estamos seguros es que otra vez se ha demostrado impericia en los procedimientos en la búsqueda de consensos necesarios para lograr esa pretendida licencia social, y así disminuir las resistencias y que las ideas y proyectos no terminen naufragando o transformándose en imposiciones.

29/07/2016

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