Lucha desigual: Cristina contra todo el aparato del gobierno, los medios de prensa militantes del macrismo, el Poder Judicial y todos los recursos de la oligarquía. Ella sola en la inmensa provincia de Buenos Aires.

De ocurrir la derrota,  no será tal, pues  las ventajas con las que cuenta el oficialismo para obtenerla, se neutralizarán con el peso específico de Cristina que equipara el hándicap con su autoridad política.

Cristina ya ganó solo con presentarse como candidata cuando muchos en el macrismo sostenían que no lo haría, amedrentada por la persecución de la que era víctima.

Se han tenido que preocupar, desde el momento en que la ex presidenta declarara su voluntad de ser candidata, frenando las medidas que endurecerían aún más el ajuste, postergándolas para después del 23 de octubre.

Han tenido que aparecer como buenos muchachos alentando el sentido común reaccionario de una parte de la sociedad, los que apoyan los palos y la represión y ellos los dieron y sumaron presos políticos y desaparición forzada de personas. Preocupados, porque aún no controlan ni han podido medir el impacto que tendría en el ánimo popular un triunfo de Cristina.

En medio de esa lucha se intuye un triunfo indiscutible de Cristina, que será saboteado en su difusión, que probablemente ya existan tácticas y técnicas de fraude a emplear para moderar los guarismo o directamente no reconocerlos. El riesgo es que Macri y los suyos pierdan su eje democrático con la derrota y acometan con el fraude para impedirla.

No se puede desarraigar de la conciencia popular el dolor y las injusticias perpetradas por Macri y sus acólitos ministeriales y eso tiene que inscribirse en el vuelco de votos hacía las listas opositoras entre las que figura la Unidad Ciudadana.

Se vislumbra con claridad una derrota macrista cuya amplitud dependerá de cuántos electores estén ya convencidos que con este programa de gobierno el país y esos mismos habitantes carecen de destino.

El sacrificio de Cristina está inscrito en el vacío de nuevos liderazgos auténticamente opositores que hubiesen podido visualizarse en estos últimos 18 meses. Randazzo que reclamaba que Cristina compitiera en las PASO, ya muestra el escaso caudal con que aparece en las encuestas. Con esos guarismos no podría ganarle  a nadie, ni a Cristina ni a nadie. Randazzo estaba equivocado, hay que decirlo, y ese error será decisivo a la hora de contar los votos en octubre. Veremos cómo se comportará después del 13 de agosto.

La dignidad de los leales al Frente para la Victoria, hoy Unidad Ciudadana, expuestos a la difamación más cobarde son dignos de rescatar desde la perspectiva histórica, porque su esfuerzo fue permanente puente con la reveladora realidad.

Volver se va a volver y si en esta lucha desigual una vez más el débil vence al poderoso, la victoria final estará más cerca de lo que pensamos.