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Columnistas
25/07/2017

Las opciones que ofrece la grieta

Las opciones que ofrece la grieta | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Argentina se presenta como una sociedad paradojal que no se hace dueña de sus logros y en cambio legitima con su voto a los usurpadores de la derecha neoliberal, perdiéndolo todo. El peronismo kirchnerista es lo único progresista que queda en pie después de la dictadura, Menem, De la Rúa y Macri.

Osvaldo Pellin

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Mientras la democracia exija consensos unánimes para consolidar los cambios y la oligarquía sea el palo en la rueda que frene toda evolución social. Mientras idealmente seamos todos iguales en derechos políticos pero haya formas y modos de cooptar poderes, por fuera de la política, será muy difícil afirmar los cambios progresistas de los gobiernos populares.

Macri se hace acreedor de un imaginario a todas luces fallido por lo malintencionado, que se forja en oposición al enemigo que los sectores gorilas crearon alrededor de las figuras provenientes del peronismo. Como esas figuras y en particular Cristina Fernández de Kirchner, son difamadas como corruptas, Macri será honesto. Y si no llega a eso será, seguramente, menos indecente que CFK.

Ese imaginario arraigado en algunos sectores minoritarios de la población no tiene asidero alguno pero funciona como una maledicencia originada en intereses políticos, auspiciada y reforzada por los medios hegemónicos de prensa.

La distorsión tiene beneficios inmerecidos para esas facciones, que conducen a tan buenas como temibles performances electorales de la reacción, en oposición a las mayorías populares.

La Argentina en ese sentido se presenta como una sociedad paradojal que no se hace dueña de sus logros y, en medio de la consolidación de estos últimos, coquetea con los usurpadores de la derecha neoliberal y los legitima con su voto, perdiéndolo todo.

Carácter paradojal que se suma al prejuicio antiperonista, en un juego que pretende la dilución de los movimientos progresistas de masas, objetivo este que tiene en la destrucción del peronismo su meta irreemplazable. Destruir el peronismo es su desiderátum, y vaya que el tiempo puede estar jugando a favor. Durante ese tiempo, vestidos de peronistas habrá muchos mistificadores e imitadores de los oligarcas, totalmente enajenados del peronismo histórico, pero con su camiseta. Se cree, aunque no ingenuamente, que el ropaje peronista se lo pueden poner muchos de los que solo lucen sus costumbres rituales y terminan siendo aliados de los verdugos de los trabajadores.

El peronismo, y no lo voy a descubrir ahora, es lo más progresista que queda en pie después de la dictadura, después de Menem y después de De la Rúa y Macri, mientras no claudique en su propósito de desafiar a la oligarquía.

Aún no se ha inventado nada factible de obtener el poder político en nuestro país que tenga vigencia ubicándose a la izquierda del peronismo K.

Descarto, por su acatamiento a las reglas del juego oligárquico conservador, al llamado peronismo ortodoxo, vendido al oro neoliberal de Menem y de Macri.

Hoy, la famosa grieta que fractura a la sociedad argentina, tiene de un lado al ideario pragmático, conservador y antipolítico del macrismo, y del otro al reformismo progresista del peronismo kirchnerista.

La opción para el pueblo llano no es tan difícil, pues por fin y al cabo de 18 meses en el gobierno, al neoliberalismo de Macri se le ha caído la careta.

29/07/2016

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