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Columnistas
02/06/2017

Galeano nos está delirando

Galeano nos está delirando | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El acta de defunción dice que murió un 13 de abril de 2015. Los medios de comunicación replican lo que confirmó la sala velatoria: “Los restos fueron cremados y entregado a sus familiares”. Los mozos del Café Brasilero limpian con desazón la mesa pegada a la ventana, donde él solía movilizar su muñeca para movilizar nuestras cabezas. Pero quería encontrarlo y lo hice.

Alvaro Nanton

Por estos lares la ley 21.541 determina en su artículo 21 que la muerte consiste en el “cese total e irreversible de las funciones cerebrales”. La medicina explica que el ser humano está compuesto por átomos y moléculas. La televisión nos invita a ver el fútbol como un simple juego y nos obliga a comprar ese último modelo de celular que tanto fomenta que necesitemos.

Pero qué tal si todo no es tan así. Qué tal si todo es más complejo y la muerte no la determina un acto cerebral ni un acta de defunción. Qué tal si en vez de creer en la ciencia empezamos a creer en las historias. Qué tal si empezamos a desconfiar de ciertos saberes y de la televisión. Qué tal si Eduardo Galeano sigue vivo y nos está delirando por un ratito.

Ingenuamente lo busqué en su ciudad natal.

El primer “Galeano” y único que leí en toda mi estadía en Montevideo, estaba pegado en una pared y encima de él decía: “Teatro circular de Montevideo”.

La obra que estaba en cartelera se llamaba: “Mujeres de Galeano” y  más que un teatro se presentaba una fortaleza. Una fortaleza cultural que en los  ‘70 resistió las garras de los cóndores que quisieron arrebatarnos, además de nuestros hijos, nietos y compañeros, el poder de crítica. Un lugar donde hay que darle espacio a la reflexión. Un grito contra la barbarie que no solo tiene el título de Galeano, sino que posee una parte de él.

Con un repaso de sus textos desde tiempos de la conquista española hasta la actualidad, la obra me sembró una duda: ¿quién confirma que realmente Galeano esté muerto?

                                           El mítico café que frecuentaba Eduardo Galeano, en la Ciudad Vieja de Montevideo

 

La pluma de él resonó en esa caja circular, pero repercutió en ese espacio intangible que algunos llaman memoria. Bajo los ojos de su directora, Cecilia Baranda, se lleva a cabo esa obra con pasión y responsabilidad: “todo lo que aparece en escena lo realizó Galeano y nosotros lo traemos con la misma esencia”.

Ahí, con esas pocas palabras, confirmo mi teoría: Galeano sigue vivo.

El mismo que nos hizo apagar la televisión y jugar al Fútbol a Sol y Sombra, y quien nos enseñó nuestra identidad latinoamericana a través de nuestras Venas Abiertas de América Latina estaba ahí. Parado orquestando todo y dejándonos una idea clara.                  

Él que supo evolucionar con la sociedad teniendo la capacidad de ser, libro tras libro, más concreto en su mensaje gastando menos hojas. Algunos dirán que fue cambiando para no gastar tanto papel, dándole un título de “ecologista”, pero pocos entenderán que lo hizo para seguir ganándole al exitismo que nos propone la televisión.

A Eduardo Galeano lo vi ahí. En la voz de los actores, en los movimientos de las mujeres, en la música y en mi mente. Él estaba ahí presente en cada espacio, en cada silencio y en cada sombra.

“Lo que no está prohibido está permitido” dicen algunos reglamentos, y entonces, lo qué no está muerto, ¿está vivo?

¿Quién me puede robar lo que le Galeano me dio?

Y ahí volví a caer en mi ingenuidad. Pensé, por un rato, que estaba vivo solo en ese teatro o en esa ciudad. Pero luego, entendí que él seguirá vivo en cada letra y texto que escribió.

Rápidamente entendí que la globalización lo hizo estar más vivo, ya que de cualquier parte del mundo se puede acceder a sus textos, manteniéndolo más vital que nunca.

Pero cuando creí que estaba cien por ciento confirmada mi teoría, una parte de ella se desmoronó.  Con fuentes y certezas mediante mis convicciones de que no estaba muerto, entendí que no solo está más vivo que en los ‘80 sino que volvió a nacer.

Renace cada día en que una persona lo conoce. Cada día que los“nativos digitales”, jóvenes de la década del ´00, lo leen. Nace cada vez que replican su idea dejando atrás fechas.

Porque mi teoría concluye así, dejándole la importancia del 13 de abril o del 3 de septiembre de 1940 a Wikipedia o a esos calendarios de efemérides, para posarla sobre las “Mujeres de Galeano”, etiquetándola como una de las mejores parteras.

Porque mientras que su idea siga fluyendo por nuestras venas latinoamericanas y sigan existiendo más Cecilias Barandas, Eduardo Galeano jamás podrá morir.

 

-Tiempo fuera-

Los protagonistas de la obra “Mujeres de Galeano” hablaron con Va Con Firma y sintetizaron que fue Galeano para ellos:

 

Cecilia Baranda – Directora de la obra

Mi libro preferido de él es “Memorias por el fuego”.

Para mi Galeano fue un hombre que nos hizo descubrir una identidad y tomar conciencia de eso.

 

Oliver Luzardo - Actor

Mi libro preferido de él es “Las Venas Abiertas de América Latina”.

Para mi Galeano es un referente que nos hizo insertarnos en la realidad latinoamericana a nosotros, los uruguayos, que durante tantos años estuvimos de espaldas.

 

Claudio Castro – Actor

Mi libro preferido de él es “Días y noches de amor y guerra”.

Para mi Galeano es una síntesis crítica de la modernidad. Es una síntesis de una mirada sobre todos los dioses que hemos creado a partir del capitalismo y del materialismo, con su gran bisturí que tiene en el ojo nos marcó lo que era importante.

29/07/2016

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