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Columnistas
25/04/2017

El negacionismo macrista

El negacionismo macrista  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El gobierno de Macri más no puede hacer para mostrarse dócil frente al capital financiero. Es un gobierno amancebado como el rol que le cabe a los “esclavos” en el lumpen carcelario.

Osvaldo Pellin

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La derogación de políticas en vigor al momento de asumir encaradas por los gobernantes del macrismo, les sirve de justificación para iniciar una crítica feroz acerca del pasado. Para ello requieren asumirse como negacionistas en varias materias: niegan al Estado como redistribuidor de la hacienda pública y afirman un Estado al servicio de avales para legitimar su política antipopular.

Esta abarca los negocios donde se suelen implicar personalmente, burlando todo código de ética y aun infringiendo el Código Penal y aplicando la represión donde el aval se lo busca en la prevalencia de la fuerza oficial de choque y en el castigo ejemplificado de quienes públicamente manifiestan su desacuerdo con el macrismo.

Son negacionistas de la industria nacional, creadora de empleo, porque no creen en el sistema de sustitución de importaciones ya que como decía Martínez de Hoz, “No podemos fabricar de todo, debemos especializarnos en una rama en la que seamos competitivos”. Eso terminó siempre en un incremento de importaciones que destruyeron las pymes nacionales.

Al tiempo que critican el consumismo y el incremento del gasto público, ya en gestión, se endeudan para solventar gastos corrientes y no hay evidencias de que hayan bajado el gasto público. A pesar de haber despedido a decenas de miles de personas de la administración pública, el número de agentes no ha podido demostrarse que haya disminuido, porque en las vacantes forzosamente producidas, incorporaron con mayores sueldos a sus propios adeptos.

Comprometen como ya lo habían hecho Menem y Cavallo el patrimonio nacional y el presupuesto de la administración con los ineludibles  pagos de intereses contraídos en solo un año de gestión, por el salvaje re-endeudamiento.

Son negacionistas de los Derechos Humanos y reviven la teoría de los dos demonios y van incluyendo en sus equipos de gobierno a colaboradores de la dictadura militar.

No les entra en la cabeza que una cosa es un crimen de lesa humanidad (*), que no prescribe,  y otra un homicidio simple. Una cosa es el Estado de Derecho y otra el propio Estado promoviendo en la sociedad la ley de la selva mediante el terrorismo de Estado.

Niegan que la sociedad exista. Siguiendo a la Thatcher afirman que “existen los individuos, no la sociedad”.

Son negacionistas del pasado histórico y de la identidad de la Nación. Para ellos no hay pasado hay solo presente.

La libertad, como expresión de la autodeterminación de un pueblo, no interesa porque se busca la dependencia, que pretenden asumirla como conveniente interdependencia, aunque la correlación de fuerzas y los intereses en juego favorezcan indiscutiblemente a los acreedores. Arreglaron con los fondos buitres en el convencimiento de que hay que ser “amigo” de los acreedores.

El gobierno de Macri más no puede hacer para mostrarse dócil frente al capital financiero. Es un gobierno amancebado como el rol que le cabe a los “esclavos” en el lumpen carcelario.

Están dispuestos a otorgar todas las ventajas posibles con tal de manifestarse vinculados a quienes mandan.

Y, finalmente, son mesiánicos porque prometen un paraíso que nunca llega, un cambio cultural que se apoya en un darwinismo social, donde prevalecen lo que ellos estiman son los mejores o sea los más ricos y poderosos.

Pretenden instalar una nueva cultura, la de los hechos consumados y la que les permita acceder a los negocios del Estado dejando de lado la soberanía política y territorial, y alineándose acríticamente con los signos indeseables que propone la derecha del primer mundo: belicismo, racismo y discriminación, desocupación y pobreza.

Como dicen quienes son del ‘mismo palo’ que el elenco gobernante, por citar solo a dos: Broda y Espert, nada menos: “saben hacer dinero (para ellos) pero no saben gobernar ni saben de Economía”. Frase que es un indicio de que el gobierno termina por desairar a la teoría neoliberal, según la mirada de los más ortodoxos, y sugerir que aún hay espacio a la derecha de Macri.

(*) Es crimen de lesa humanidad —o contra la humanidad— según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, todo aquel acto tipificado como asesinato, exterminio, esclavitud, deportación traslado forzoso de población, encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales.

29/07/2016

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