Columnistas
14/04/2017

Plan Siria: Macri también le mintió al papa

Plan Siria: Macri también le mintió al papa | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La parálisis de un plan anunciado internacionalmente frente al papa, la Unión Europea (UE) y los millones de víctimas esperanzadas de un país en guerra. El cinismo de Macri, la inoperancia de su política y las mentiras de un gobierno muy hablador y poco cumplidor.

Agustín Mozzoni *

Poco se puede esperar de una persona que le miente en la cara a la máxima autoridad católica del mundo. O es cinismo o es torpeza o es incapacidad. Cualquiera sea la respuesta, por supuesto que no son lo mismo, pero cualquiera fueran los motivos de las mentiras de Macri, tanto al papa, como al pueblo, debemos ser conscientes de que hoy hay en la Argentina un presidente al que no se le puede creer absolutamente nada de lo que dice. El caso de esta nota es el Plan Siria. 

El Plan Siria, es un programa Especial de Visado Humanitario para Extranjeros afectados por el conflicto de la República Árabe de Siria. Se puso en marcha bajo la orden de Cristina Fernández de Kirchner en el año 2014 y tuvo por objeto facilitar el ingreso al país a ciudadanos sirios que por razones de fuerza mayor deben abandonar sus hogares y también a ciudadanos palestinos residentes en Siria que atraviesan el mismo problema.

En 2014, no hubo ni compromiso con el papa, ni con los Estados Unidos ni con la Unión Europea. Solo hubo un comportamiento humanitario del gobierno y la cancillería argentina de ese momento, con el fin de aportar soluciones a un conflicto sangriento y cruel que afecta a millones de seres humanos, muchos de los cuales son niños.

Desde la puesta en marcha por decreto presidencial del plan en octubre de 2014 hasta diciembre de 2015, a la Argentina ingresaron 1448 refugiados en el marco del programa.

En Argentina cambió el gobierno, en Siria el conflicto es cada vez más cruel y para el mundo occidental se volvió un problema. El nuevo gobierno argentino tomó nota de este hecho y salió por el mundo a anunciar un plan (ya creado), de apertura de puertas a los ciudadanos cuyas vidas se encontraban en peligro.

¿Por qué lo hizo? Porque pertenecer al mundo occidental como Macri y su equipo desean tiene sus requerimientos y obligaciones. Más allá de las obligaciones económicas y las recetas a cumplir, forma parte de los requerimientos de occidente el tener “gestos” de colaboración con las potencias que se ven “invadidas” por ciudadanos sirios que huyen de la guerra.

Aunque Argentina ya lo hacía desde 2014, no por “gestos” a occidente, claro está, sino por una convicción ideológica y por una política de derechos humanos, para el país y para el mundo.

Pero para el nuevo gobierno argentino, (nuevo porque no termina de asentarse, no porque recién empiece), la doctrina no es ser, sino parecer. De hecho, por eso sigue en campaña. Porque es en campaña donde uno puede aparentar ser lo que no es.

En su gira por Europa durante el mes de septiembre de 2016, el presidente se refirió al principal tema de agenda de los europeos, el problema de los refugiados. Tal como si estuviera en campaña por el mundo, dijo lo que tenía que decir y se fue.

No lo hizo solo frente a Obama, Merkel, Renzi y Hollande, sino que lo anunció en la ONU el 19 de septiembre de 2016. Y además, un mes después lo hizo frente al papa Francisco. Con él se comprometió a colaborar con el problema sirio, fue a él a quien le dijo que 3.000 sirios formarían parte del programa y obtendrían ayuda humanitaria por parte de nuestro país.

La pregunta obvia es, ¿cuantos sirios ingresaron al país luego de estas promesas al mundo? La respuesta no es muy clara, pero está entre 0 y 100.

Otras preguntas son, ¿qué pasó?, ¿por qué?

El presidente retrocedió diciendo, “bueno... Ya desde 2011 hasta 2015 entraron 1500, esos cuentan”. Desde el ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich, aseguran que la identificación que se hace de las personas para evitar infiltrados terroristas es muy difícil. Por lo tanto se hace difícil la autorización.

Y hay un dato más, el departamento de Seguridad de Estados Unidos, en el marco de un acuerdo firmado con Argentina, interviene en el plan y tiene acceso, no solo a los datos de los que solicitan asilo, sino que también de los ciudadanos que ingresan y salen de nuestro país. Pero esto quizá sea para otra nota. Quizá esté de más recordar que EEUU acaba de atacar Siria y hay serias sospechas de que apoye a los rebeldes al régimen de Al Asad.

La canciller, Susana Malcorra, admitió que el plan es difícil de llevar adelante y hablo del “problema de haber dado cifras en público” por parte de Macri.

Sin tapujos, ni caras coloradas desde el gobierno hablan de que hay “temor de las autoridades que después de dos atentados terroristas sufridos (AMIA y embajada de Israel) pueda haber peligro de que se filtren grupos terroristas en el plan de refugiados".

Es decir, de los 3000 anunciados a partir de octubre de 2016 por Macri, resulta que hay que contar los 1500 que ingresaron antes de que sea presidente, y de los 1500 que restan, hay que reevaluar la situación porque hay riesgo de que se infiltren terroristas.

Es decir, o Macri olvido los ataques del 1992 y del 1994 cuando anunció el plan, o ni pensó cuando prometió continuar con el plan, o está mal asesorado, o no le interesa, o pensó quizá que el conflicto se terminaría rápido.

Sea lo que sea, mintió. O prometió y no cumplió.

Parece broma, pero no lo es. Lo positivo, es que Macri no solo nos miente a los argentinos, sino que también lo hace al mundo. Lo hace con el papa, lo hace con las víctimas de una guerra, lo hace ante el concierto de países reunidos en la ONU, lo hace, lo repite y lo vuelve a hacer.

Miente, como lo hizo en campaña, miente, porque le sale natural.



(*) Lic. Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
29/07/2016

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