-?
 
 
 
Columnistas
26/03/2017

La ley de Thirlwall

La ley de Thirlwall | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Desde el año pasado el país está aplicando una política económica que es similar a la de Martínez de Hoz y de Cavallo. La que procura combatir a la inflación mediante el libre mercado, con apertura a las importaciones e ingreso de capital externo, y que en ambos casos terminó con un fuerte endeudamiento externo y crisis.

Humberto Zambon

[email protected]

En los países de industrialización tardía como el nuestro (llamados también dependientes, subdesarrollados o en desarrollo, según el punto de vista del observador), la clave para su crecimiento económico y social está en el manejo de las divisas. 

Como estos países ingresaron tarde en el capitalismo industrial, necesitan importar tecnologías, bienes de capital e insumos de los que carecen y resultan imprescindibles para su desarrollo. Como la forma genuina de obtener las devisas necesarias es mediante la exportación, el economista inglés Anthony Thirlwall expuso una ley que lleva su nombre, que es más compleja pero que, en su forma más simple, se podría resumir así: “la tasa de crecimiento de una economía depende de la tasa de crecimiento de sus exportaciones”.
 
Esta restricción respecto el sector externo fue puesta de manifiesto antes por muchos economistas, entre ellos los argentinos Raúl Prebisch y, fundamentalmente, Marcelo Diamand, pero en la literatura económica se la conoce como “ley de Thirlwall” y así lo usamos acá.
 
¿Qué debe hacer un país como el nuestro ante esta restricción externa? Evidentemente, cuidar el destino que se le da al elemento escaso, la divisa. Establecer el libre acceso a la moneda extranjera y liberar de todo control el uso que se hace de ella (importar bienes, guardarlos como ahorro o utilizarlo para la fuga de capitales) es, directamente, económicamente suicida.
 
Una política racional implica repetir lo que hicieron en su momento las actuales potencias mundiales para comenzar su desarrollo: proteger y cuidar la industria nativa, procurar exportar lo más posible y limitar las importaciones no imprescindibles. Fue la política mercantilista que acompañaron el origen capitalista en Inglaterra y Francia (antes que inventaran al liberalismo económico) y que siguieron en el siglo XIX Alemania, Estados Unidos y Japón, entre otros. O, en el siglo XX, Rusia y China. 
 
Esa política proteccionista se aplicó en la Argentina desde el año 1945 y hasta mediados de los ’70 y volvió a partir del 2003. En los últimos años el necesario control de las divisas y de su uso fue minado y desprestigiado por la prensa y por la derecha política, con el mote de “cepo cambiario” y fue una de las causas que explican el resultado de las elecciones del 2015. Hay que tener presente que la alternativa a ese control es el endeudamiento público externo, solución de muy corto plazo y consecuencias conocidas. 
 
De todas formas, a pesar de la lógica y de la experiencia histórica que la avala a la ley de Thirlwall, existe un fundamentalismo neoliberal que insiste en no tenerla en cuenta y piensa que el mercado, por sí solo, es capaz de superar la restricción externa y encontrar una senda de crecimiento equilibrado, con ocupación plena de los factores productivos. Casualmente -o no- los intereses personales de los librecambistas están asociados al agro pampeano, el comercio internacional o la especulación financiera.
 
Desde el año pasado el país está aplicando esta última política económica, que es similar a la de Martínez de Hoz y de Cavallo. Esa que procura combatir a la inflación mediante el libre mercado, con apertura a las importaciones de mercaderías e ingreso de capital externo, y que en ambos casos terminó con un fuerte endeudamiento externo y la crisis (crisis de deuda en 1983 y declaración formal del “default” en el año 2001). Y todo indica que la historia volverá a repetirse.
29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]