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Columnistas
14/03/2017

Chamuyar

Chamuyar  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El macrismo cree que dialogar es canalizar una especie de “cuento del tío” donde la víctima es siempre el otro; generar una apariencia de buena intención pero con la voluntad puesta en ganar tiempo o en primeriar al otro y enfriarlo para después salirse con la suya.

Osvaldo Pellin

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Una de las palabras preferidas de Cambiemos es “dialogar”. El término en sí connota disposición a flexibilizar posiciones o a dirimir la postura que aparece como más lúcida con el propósito de arribar a un consenso.

Sin embargo la realidad indica que para el macrismo dialogar es llevar los asuntos a un chamuyo, que en leguaje lunfardo quiere decir cuchicheo, palabrería que tiene el propósito de impresionar o mentir.

En síntesis, el macrismo cree que dialogar es chamuyar para canalizar una especie de “cuento del tío” donde la víctima es siempre el otro.

Es generar una apariencia de buena intención pero la voluntad está puesta en ganar tiempo o en primeriar al otro y enfriarlo para después salirse con la suya.

La realidad se encarga de ilustrarlo mejor que muchas palabras: el gobierno no se adelantaría a tomar medidas como el tarifazo de los servicios públicos o la venta de las líneas aéreas de Aerolíneas Argentinas, para después llamar al diálogo o a las sesiones públicas, previamente omitidos en forma deliberada. Y ni hablar de la tozudez del gobierno al negarse a llamar a la paritaria nacional docente para fijar el piso de los salarios de los maestros para todas las provincias. En este caso, en que la paritaria, que en esencia es diálogo, curiosamente no es convocada por las autoridades, a pesar de que el mandato para concretarla lo manda una ley.  

Dialogar entraña la búsqueda de comunes denominadores, no la auto- justificación de los errores. Implica tener empatía para incorporar lo que el otro aporte de interés al tema, sin bastardear la relación cambiando las reglas de transparencia por la prebenda que no se muestra, con tal de conseguir el apoyo político.

Estos CEOS que integran el gabinete nacional, son negociantes con una avezada táctica  de venta de bienes o convicciones, en donde apelan a cualquier artilugio para lograr convencer al cliente y venderle en diez lo que no vale cinco. Para ellos el diálogo es eso, ganar y lo han traído como filosofía al seno de las decisiones oficiales.

La CGT es un claro ejemplo de lo que es involucrarse en la metodología del diálogo macrista. Este suele estar aceitado por oportunas transferencias millonarias del estado a las organizaciones sociales, acción que apacigua las disidencias y paraliza la acción militante de protesta.

La manifestación del martes 7 de marzo puso al descubierto la poca eficacia política de la metodología dócilmente aceptada por la CGT: la multitud en la calle descubrió el contubernio del triunvirato de la organización con alguno de los ministros y los repudió hasta el insulto por su acción desleal contra sus intereses.

Resulta dudoso pensar que víctimas del chamuyo sean enteramente inocentes.

Puede ser que hasta conocer los modos de la otra parte pase un tiempo, pero conocido su comportamiento sería ingenuo creer  que dialogar significa lo mismo para Cambiemos que para el resto de la sociedad.

29/07/2016

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