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19/02/2017

Ecuador, definición con impacto regional

Ecuador, definición con impacto regional | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Los ecuatorianos votarán hoy por un presidente que sucederá a Rafael Correa. Apuntes de la campaña, los candidatos, los sondeos, el rol que desempeñó el actual mandatario y el pedido de Pepe Mujica para que “se fortalezca la democracia y se ejerzan los derechos políticos orientados a superar la desigualdad” que padece América Latina.

Sergio Fernández Novoa, desde Quito

Luego de una intensa y procaz campaña electoral, hoy 12.816.698 electores están habilitados para emitir su sufragio y así consagrar al nuevo presidente ecuatoriano luego de 10 años de Rafael Correa en esa función. Además de la fórmula de presidente y vice, se elegirán cinco representantes al Parlamento Andino y 137 a la Asamblea Nacional.

El proceso electoral se inscribió en el nuevo período de ofensiva de los poderes permanentes para terminar con los últimos resabios de una camada de mandatarios que pusieron de pie a la región, realzaron valores como la integración suramericana y la soberanía pero sobre todo, dotaron de mayores derechos y bienestar a las mayorías populares.

Hay ocho candidatos pero dos modelos de país en pugna. Uno el que esgrime desde el oficialismo el aspirante de la Alianza País, Lenin Moreno. Otro, el que con matices esbozan los siete postulantes restantes, quienes formularon todo tipo de denuncias contra el gobierno y su binomio presidencialista Lenin Moreno-Jorge Glass.

Las encuestas -en los últimos tiempos falibles- coinciden en que el más votado será Moreno. La mayoría de ellas también acuerdan como “muy probable” que además supere los 40 puntos. Para ganar en la primera se necesita el 40% (sin contar blancos ni nulos) de los votos y sacar una ventaja de 10 puntos sobre el segundo.

Si hubiera segunda vuelta se realizará el próximo 2 de abril y competirán las fórmulas que hayan ocupado los dos primeros lugares en la preferencia del electorado.

Moreno fue vicepresidente de Rafael Correa entre 2007 y 2013, y en su campaña defendió “los avances a favor de la mayoría de los ecuatorianos de la última década” y contó con el apoyo permanente de Correa.

El segundo lugar en los sondeos corresponde al banquero Guillermo Lasso de la Alianza Creo-Suma. Su campaña fue muy similar a la de Mauricio Macri utilizando “cambio” como término saliente y “corrupción” para calificar al gobierno y sus candidatos. Es el preferido del establishment y los medios grandes de comunicación. Los guarismos previos lo colocan, en el mejor de los casos unos 15 puntos por debajo de la Alianza País.

Luego aparece la social cristiana Cynthia Viteri, quien anunció en el cierre de su campaña que todos los datos que posee la ubican a ella en la segunda ronda. Al igual que Lasso es una defensora del libre mercado.

En el cuarto lugar de las pesquisas aparece Paco Moncayo, de Acuerdo por el Cambio. Entre sus propuestas más destacadas figuran: fortalecer la dolarización y estimular la empresa privada.

Completan la grilla Abdalá Bucaram, Iván Espinel, Patricio Zuqilandia y Washington Pesántez. Todos críticos del actual gobierno y con propuestas antagónicas a lo que sucedió en los últimos diez años.

En Va Con Firma, publicamos el 8 de febrero pasado un artículo del sociólogo Atilio Borón que tituló “La batalla de Stalingrado se librará en Ecuador”  en el que explica con abundancia de conceptos e información por qué asigna a estas elecciones semejante magnitud con relación al futuro de la región: con “una derrota de Alianza País en el Ecuador la derecha continental tendría las manos libres…" La “Batalla de Stalingrado” se librará en Ecuador

Campaña sucia

Unos pocos días en Ecuador alcanzaron para comprobar la virulencia de los ataques al partido gobernante. Aún peor de lo que se pudo observar en el proceso que culminó con Macri como presidente en la Argentina o con Dilma Rousseff destituida en Brasil.

Los expertos ecuatorianos Analía Minteguiaga, directora del Instituto de Altos Estudios Nacionales (Iaen), y Francisco Sierra Caballero, investigador del Instituto Universitario de Estudios sobre América Latina, analizaron aspectos del desarrollo de la campaña electoral enlodada por “denuncias” de la oposición que “en muchos casos no han sido acompañadas del debido sustento”.  

Sierra sostiene que el tema de la corrupción se convirtió en el eje central de campaña justamente por la ausencia de propuestas de parte de la oposición.

“En retórica el ataque ad hominem se utiliza cuando no se tiene ya ningún argumento. Cuando no tienes una justificativa racional, una propuesta, una iniciativa política, la fórmula más sencilla es descalificar al adversario”, sostuvo el académico quien añadió que estos ataques pueden tener efectividad desde el punto de vista electoral.   

Dijo que normalmente el discurso de la corrupción es un discurso conservador que genera desconfianza e incluso amenaza en algunos casos. “El discurso cínico de la corrupción genera una animadversión ante lo público, lo político y por lo tanto socava las bases de la propia democracia”, manifestó.  

Recordó que desde que inició el proceso de la Revolución Ciudadana –como se conoce en el país al proyecto que lidera el presidente Rafael Correa- se “ha tenido que enfrentar a la desinformación” y mencionó que la estrategia pasa por descalificar a quien tiene “una propuesta, un proyecto de país”.

La estrategia ahora “es lograr que Lenin Moreno no gane en la primera vuelta y aglutinar a los votantes de todos los demás candidatos en una cruzada contra todos los males que encarna”.

Minteguiaga expuso que no significa que la corrupción no sea relevante y no tenga que estar en la agenda, pero hay que tener cuidado cuando asume formas como las que se están viendo que “rompen el Estado de derecho, quiebran la división de poderes, y se pretende usar para proscribir candidaturas”.

 “Creo que esta campaña electoral en Ecuador ha tenido quizás los peores vicios en términos de información falsa, de denuncias, de utilización de todo tipo de calumnias para desacreditar al oponente. Hemos visto lo que en ciencia política se habla de una guerra amigo-enemigo, y no de adversarios. Es decir, acá lo que se intenta es destruir, anular, aniquilar al opositor”, dijo Minteguiaga.

Lamentó que se esté llegando a un punto donde los regímenes democráticos están perdiendo la capacidad de tener campañas donde la gente pueda elegir entre opciones y programas de gobierno diferentes.

Correa jugó a ganador

Este domingo la Alianza País podrá ganar las elecciones en primera instancia o ir a una siempre riesgosa segunda vuelta. Sin embargo, nadie podrá objetar al presidente ecuatoriano no haber hecho todo lo que estuvo a su alcance para lograr la continuidad de su proyecto político.

“El futuro no se detiene y este Ecuador maravilloso alcanzará una dimensión aún más grande con el liderazgo de @lenin” escribió Rafael Correa desde su cuenta de Twitter.

Esa sola frase expone la manera en que el líder natural de la Revolución Ciudadana asumió esta etapa. Desde la conformación de la fórmula hasta el último día de campaña en un multitudinario acto en Guayaquil, siempre apoyó de forma activa y explícita a los representantes de su fuerza.

Tomó todo los recaudos para no confundir actos de gobierno con proselitistas pero instruyó a cada dirigente de su movimiento para que no escatimaran esfuerzos de cara a las elecciones.

Cuando quedaban pocas horas para expirar el tiempo de campaña y por si alguien tenía dudas expresó: “definitivamente @Lenin es un ser humano extraordinario ¡Será un gran Presidente!”

Incluso no dudó en rematar su alocución el último jueves en su ciudad natal, Guayaquil, “un Ecuador justo, solidario y desarrollado ha sido nuestro sueño y definitivamente Lenin lo hará mucho mejor”.

“No debe ser una guerra”

Al finalizar la reunión entre las autoridades electorales y los observadores internacionales presentes, el más requerido por los periodistas acreditados fue el ex presidente de Uruguay, Pepe Mujica, quien rápidamente explicó “no venimos como inspectores sino a “aprender y transmitir experiencia”.

Ante la consulta sobre la virulencia vista durante la campaña dijo que había que tener "confianza y conciencia de que pertenecen a una familia unida y que una elección no es una guerra. Al otro día la vida continúa y el país continúa".

Sin embargo también señaló que espera “que el domingo se fortalezca la democracia y se ejerzan los derechos políticos orientados a superar la desigualdad que afecta a todos los países de América Latina”.

Es en ese sentido trascendente lo que suceda hoy en Ecuador, para los propios ecuatorianos y para el resto del territorio suramericano.

 

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