Columnistas
11/02/2017

Análisis rionegrino

El arte de lo posible y de lo imposible

El arte de lo posible y de lo imposible | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La semana que finaliza estuvo caracterizada por las destacadas visitas a la provincia, primero del diputado nacional Sergio Massa y después la del presidente de la Nación, Mauricio Macri. Beneficios o perjuicios de la presencia del líder del Frente Renovador.

Hernán D´Andrea

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El presidente estuvo por casi dos horas pisando suelo rionegrino y por primera vez el de la capital rionegrina desde que ejerce la primera magistratura. Y como ayer nos referimos a la visita presidencial y sus vicisitudes, analizaremos las consecuencias que dejó la presencia en la Fiesta Nacional de la Manzana del ex candidato a presidente por el Frente Renovador.

Por supuesto que no fue una visita meramente institucional, ni fue una grata sorpresa como dijo Martín Soria. Sin dudas, estratégicamente o no, el intendente roquense con esta actitud movió el tablero y en todo caso aceleró los tiempos de una interna que era un grito contenido en el justicialismo provincial.

Soria había sido advertido por el sector kirchnerista de su partido, con el que al menos hasta el domingo pasado comulgaba, que la invitación a Massa era un gravísimo error y que traería graves consecuencias al peronismo.

El diputado nacional y líder de La Campora por estos lares, Martín Doñate fue quien lo advirtió y por supuesto el primero en reaccionar ante la consumación del hecho.

“El abrazo de Soria con Massa es una cachetada al peronismo”; “no mesaco fotos festivas con quienes denostan al FPV, al PJ y a Cristina y que operan desesperados por verla presa y no compita en las elecciones legislativas”; “voy a trabajar para que en 2019 tenga un gobernador peronista”; “Massa es Macri”; “ver al presidente del partido con el corresponsable o cómplice de este desastre económico y social en el que entró el país, nos causa mucha indignación, mucha bronca”, fueron algunos de los conceptos vertidos por el legislador nacional.

Al ser consultado sobre el futuro del FpV rionegrino Doñate dijo que “yo me manejo con convicciones, no con especulaciones o encuestas y creo en un peronismo conducido por convicciones, no por porcentajes de imágenes”.

Incluso los medios de comunicación recibimos un comunicado proveniente de un sector de La Cámpora, que dice entre otros fuertes conceptos que “Lo de los Soria es lisa y llanamente una traición. Ellos eligieron incinerar su capital político en la hoguera de las vanidades, el camaleonismo y la complicidad con los sectores oligárquicos que hoy gobiernan la Argentina”.

Soria venía en apariencia trabajando conjuntamente con el kirchnerismo, incluso su hermana en algún momento desmintió rotundamente su alejamiento del bloque que conduce Héctor Recalde y además realizó varias acciones conjuntas, precisamente con su par y comprovinciano Martín Doñate.

Quienes conocen por dentro la historia, la pasada y la más reciente, saben de las desavenencias que siempre existieron entre los Soria y el sector que lideró, al menos públicamente, el senador Miguel Pichetto, por lo tanto se puede concluir en que la relación de Martín y su familia con el camporismo, fue una formalidad utilizada para marginar al senador del partido en la provincia.

Ahora bien, a nadie escapa la fructífera relación que Pichetto mantiene con Massa, a quien ve como candidato a presidente de la unidad peronista para el 2019, por lo que no es de extrañar que la llegada del tigrense forme parte de un acuerdo del titular del bloque del PJ en el senado con el intendente de Roca. La política es el arte de lo posible y en el peronismo rionegrino, de lo imposible también.

Es más, una de las principales espadas de Pichetto en la provincia, el legislador Ariel Rivero señaló que con la visita de Massa a Roca, “se empezó a mover el tablero político” y agregó que “no sé si es bueno o malo, pero todos bregamos que el peronismo se vuelva a unir para ser alternativa de poder otra vez que es en lo que está bregando el compañero Miguel Pichetto”.

Dijo que la presencia del diputado del Frente Renovador fue “una acción política, una decisión política de llevar a un referente importante, que tuvo que ver mucho con el peronismo, fue integrante de los gobiernos de Néstor y Cristina y hoy está en otro partido”.

Y agregó que “hemos respetado a la conducción del partido, al presidente, él está llevando adelante su gestión y le asume la responsabilidad de hacer los consensos y acuerdos para tener un resultado positivo en octubre”.

O sea, los que se enojaron, al menos públicamente fueron los del sector ultrakirchnerista, porque las demás voces o no se escucharon o los que hablaron le bajaron los decibeles a los que otros consideran una verdadera traición.

Otro que dio su opinión fue el presidente del bloque del FpV en la Legislatura, Alejandro Marinao, más cercano a Soria, que dijo que “no le hizo bien al PJ la llegada de Massa”.

Sostuvo que “muchos dirigentes esperan una explicación del titular del partido, pero confío en la cintura política del intendente de Roca para unir el partido”.

Fue aún más claro cuando nos dijo que “si el peronismo define en su conjunto una alianza con Massa, no hay problema”, aunque advirtió que a muchos dirigentes del justicialismo rionegrino les hace ruido su alianza con Margarita Stolbizer, dirigente que se dedica a denostar las gestiones de los ex presidentes Nestor Kirchner y Cristina Fernández, que “con sus errores, fue bueno”.

Otro que como Doñate salió con todo fue el presidente del Frente Grande Marcelo Mango, que si bien valoró la gestión de Soria, se diferenció del massismo, ratificó su pertenencia al kirchnerismo, y cuestionó la conducción política de su bloque.

Es por ello que pidió la conformación de un Frente amplio (más grande incluso que el FpV) donde confluyan todos los sectores políticos, sindicales, sociales y de base, que “no comulguen con el proyecto neoliberal de Macri”.

“Yo no tengo nada que ver con Massa”. “El camino del medio conduce a la derecha y hay solo dos modelos de País”, aseveró Mango.

Finalmente vaticinó que, “si Massa, Stolbizer, Carrió y los jueces y fiscales no logran su cometido de proscribir a Cristina”, en las próximas elecciones habrá un fuerte triunfo del campo nacional y popular.

Igualmente hizo una afirmación con la que descolocó, al decir que “la venida de Massa sirvió de “contención” y “cerró la puerta” a quienes “hacen de punta de lanza para dividir al Frente para la Victoria rionegrino”.

Los cierto es que fue precisamente Sergio Massa que en agosto de 2014 provocó la ruptura del peronismo gobernante en Río Negro que con Weretilneck como gobernador a esa altura mantenía viva la relación que se sostenía aún, tras el fallecimiento de Carlos Soria.

En rigor a la verdad, en junio de ese año se comenzó a visualizar lo que sería la última y definitiva crisis en el Frente para la Victoria cuando el senador Miguel Pichetto se plantó ante un acuerdo petrolero que el gobernador había firmado con la brasileña Petrobras.

La gota que rebalsó el vaso fue la afirmación del gobernador cuando dijo “Massa es la persona que el país necesita".

El justicialismo comenzó a vaciar el gabinete de Weretilneck con la renuncia de una docena de funcionarios, incluidos dos ministros. Los intendentes peronistas se habían sumado al enfrentamiento con el gobernador.

Luego vino el proyecto de Weretilneck para correr al entonces presidente provisional de la Legislatura, Ariel Rivero, y designar a un vicegobernador afín.

Volviendo a aquella frase que se le adjudica a Maquiavelo o a Churchill, de que la política es el arte de lo posible, en Río Negro se transforma en el arte de lo imposible, por lo menos desde el punto de vista de lo que podríamos considerar como lógico. Igual a esta altura de los acontecimientos ya nada puede sorprender.

La explicación será la que varias veces uso Pichetto, preservar la institucionalidad y lograr la unidad.

Lo más difícil, por ahora, va a ser escuchar tales aseveraciones de la boca del intendente Martín Soria, que ha creído que Massa es la única posibilidad que le queda para cumplir con su claro y obstinado objetivo de ser gobernador de la provincia en 2019.  

El 1 de octubre el año pasado cerrábamos esta columna sabatina manifestando que la dispersión del peronismo rionegrino solo se evitaría si Soria fuese seducido por las huestes “massistas” cosa por ahora improbable por los nombres del justicialismo que van conformando el Frente Renovador local que en su mayoría se han alejado por desacuerdos y enfrentamientos con él.

La otra alternativa es que el joven intendente roquense decidiera tomar esa opción al verse en notoria desventaja para las elecciones de medio término del año que viene, ante el oficialismo de Weretilneck o inclusopor debajo de lo que forme el Renovador o Cambiemos.

Sin dudas una mala performance en el 2017, yendo su hermana de candidata o quien fuera, enterrarían lógicamente sus intenciones de llegar a Laprida 212 en 2019.  

29/07/2016

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