En medio de la puja por el futuro del barril criollo, ayer la atención de los funcionarios, tanto de Nación como de Neuquén, y de la industria petrolera estaba puesta en Viena, donde se desarrollaba la cumbre de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Desde la capital austríaca llegó una señal que distiende el tenso clima en el mercado doméstico.  El cártel que representa a las principales potencias petroleras del mundo, acordó el primer recorte de producción desde 2008, y el precio del barril se disparó un 8%.  

La OPEP reúne a 14 países productores y exportadores que concentran más del 40% de la producción y del 80 por ciento de las reservas petroleras del mundo, con lo cual sus decisiones tienen un fuerte peso en la cotización del commoditie.

Ayer, se acordó la ratificación del borrador alcanzado en septiembre en Argelia, cuando se fijó una producción máxima de 32,5 millones de barriles diarios, frente a los 33,6 actuales. Inmediatamente, se disparó el precio del crudo en los mercados. El precio del barril Brent, en el cual se referencia el crudo neuquino, aumentó  8,8%, y superó los 50 dólares.

La organización buscaba desde hace meses un acuerdo para recortar la producción y elevar los precios, que se derrumbaron desde los 120 dólares por barril de junio de 2014.

¿Qué peso tiene la decisión tomada ayer en Viena en Neuquén? Si se cumple el acuerdo, el petróleo a nivel internacional tenderá a mantenerse por encima de los 50 dólares, con lo cual los planes del ministro de Energía, Juan José Aranguren, marcharán con viento a favor.

El ex CEO de Shell quiere liberar el mercado y equiparar el precio del barril interno (hoy en 63 dólares para el Medanito) al internacional. Su idea primigenia era hacerlo este año, pero las presiones políticas del Gobernador Omar Gutiérrez y del senador y líder gremialista Guillermo Pereyra, junto con el resto de las provincias productoras, le torcieron el brazo. Así es que Aranguren debió salir a anunciar que la convergencia se hará de forma gradual durante el transcurso de 2017.

Si, la cuota de producción de la OPEP se reduce durante el año próximo, y el barril supera los 50 dólares a nivel internacional, podrá mantenerse el barril criollo, que será competitivo con el import parity. Y, en un mercado liberado como pretende Aranguren, Vaca Muerta sería viable por encima de los 50 dólares el barril. Si el precio internacional baja, será más conveniente importar petróleo liviano o combustibles como ya ocurre hoy en día. Con un barril por debajo de los 50 dólares, el shale oil neuquino seguirá sepultado por varios años, caerá la actividad y crecerá la conflictividad social en las provincias productoras.

Sin embargo, las mayores expectativas de la industria hoy giran en torno a los proyectos de gas. Ayer Aranguren despejó dudas durante un encuentro sobre energía organizado por la Asociación Empresaria Argentina (AEA).

Se mantendrá el Plan Gas, que establece una compensación del Estado para llevar a 7,50 dólares el millón de BTU a la producción incremental. Mientras que a partir de 2019 se cambiará hacia un modelo que se dividirá en dos segmentos: uno mediante el cual se van a licitar bloques de oferta de gas para proveer a grandes consumidores; y otro que va a permanecer regulado y estará destinado a los usuarios residenciales.

Además anunció que el 13 de diciembre, en el Día del Petróleo, se anunciará un acuerdo entre la Nación, la provincia de Neuquén y los sindicatos petroleros “que hará más competitivas las inversiones” en Vaca Muerta. Se trata, ni más ni menos que la flexibilización de las condiciones laborales de los trabajadores de los yacimientos no convencionales. También habrá definiciones sobre el precio de los hidrocarburos, la eliminación de las retenciones a las exportaciones y mejoras en la logística e infraestructura.