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Columnistas
15/11/2016

¿Nadie conocía a Donald Trump?

¿Nadie conocía a Donald Trump?  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Ganó porque millones en EEUU caían en la desocupación y la pobreza, por la desigualdad manifiesta entre los más ricos y los que se empobrecían. Brecha que por otra parte se acentuó luego de la crisis del 2008, luego del fomento y sostén del terrorismo en Medio Oriente por la potencia que parecía combatirlo.

Osvaldo Pellin

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Pareciera que la sorpresa generada por el triunfo electoral de este magnate revelara al mismo tiempo los antivalores que encarna: xenofobia, misoginia, racismo (¿alcanza para un perfil?).

Sí, todo eso se sabía y hoy es lo que tienen en sus cabezas los incrédulos de su éxito electoral, tan colonizadas sus mentes por los medios hegemónicos norteamericanos como cualquier hombre o mujer de a pie que habita el mundo occidental.

Por lo tanto si Trump era conocido y aun así ganó sin ocultar sus miserias, ¿por qué ganó?

Es que del otro lado está la sociedad, el pueblo o como quiera identificárselo, que lo votó.

¿No sería más provechoso que en lugar de leer minuciosamente las encuestas nos hubiésemos puestos a analizar el estado socioeconómico del pueblo norteamericano, sobre todo de después de los ‘80 cuando Reagan instala el paradigma neoliberal en esa sociedad?

No fuimos suficientemente objetivos al dejar de difundir el estado de precariedad al que se encaminaba dicha sociedad por la aplicación de aquellas políticas.

Ganó Trump porque millones en EEUU caían en la desocupación y la pobreza, por la desigualdad manifiesta entre los más ricos y los que se empobrecían. Brecha que por otra parte se acentuó luego de la crisis del 2008, luego del fomento y sostén del terrorismo en Medio Oriente por la potencia que parecía combatirlo. En realidad con ello creaba el caldo de cultivo para guerras civiles en esos lugares donde las mayorías musulmanas es el día de hoy que se desangran sin consuelo.

Ese cuadro bélico de duración infinita propio de los imperios que pretenden dominar el mundo empezando por los sectores con los recursos naturales más ricos, no es fácil de mantener porque lo que se invierte en pertrechos y tecnología de guerra desde el fondo de los tiempos se le quita a los pueblos en alimentos, escolaridad, salud y vivienda, entre otras cosas.

Después de Versalles, el Tratado por el que se le obligó a Alemania pagar los costos de la guerra imperial del 14 a las potencias vencedoras (cosa que por otra parte no hizo) detonó pagándolo el pueblo alemán con una crisis enorme que dio por resultado el advenimiento como primer ministro de esa nación y a través del voto popular, como se diría hoy, nada menos que a Adolf Hitler. Que los magnates de ese país y los financistas de antes y de ahora, como los Rothschild, apoyaron durante la segunda guerra mundial, porque era el modo de frenar la llegada de la URSS al concierto de las opciones no capitalistas del mundo.

¿Acaso Trump será peor que Hitler? Alcanza con que sea igual para llegar a ser un desastre. La expulsión que promete de inmigrantes por millones de su territorio es, con solo imaginarlo, un cuadro dantesco que producirá enfermedad y muerte por doquier en esos seres humanos tan iguales a nosotros y tan desafortunados a su vez en el desolado destino que les aguarda.

Ahora apostrofo lo que ya ha sido dicho muchas veces: Las crisis del capitalismo la pagan los pueblos resignados con su sobrevivencia pero con el latente recuerdo de los valores humanos por los que la Humanidad una y otra vez lucha para imponerlos.

Todos conocían a Trump, su triunfo no es sorpresa si fuéramos menos hipócritas. Es la expresión mortal de un sistema “draculiano” que mantiene  vigencia  gracias a su avidez por la sangre de los desposeídos.

Una vez más la serpiente ha desovado para reproducirse pese a las desoídas lecciones de la Historia, acalladas intencionalmente por un sector del mundo que defiende un sistema perverso.

No aguardemos de Trump, como quienes han llegado al séptimo círculo del Infierno del Dante,   que su llegada, nos ofrezca alguna esperanza.

29/07/2016

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