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23/10/2016

La vaca vive, viva la vaca

La vaca vive, viva la vaca | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Todo indica que la economía macrista, más por descarte que por elección y más por pragmatismo que por contar con un verdadero plan, se encamina a depender de dos únicos motores: el agro y los hidrocarburos.

Héctor Mauriño

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En el gobierno neuquino respiran más tranquilos. En medio de los retrocesos y contrastes que conlleva el cambio de gestión a nivel nacional, a pesar de la parálisis provocada en la industria petrolera por las primeras medidas de la administración Cambiemos, las barajas se van ordenando de manera favorable para el desarrollo de la industria extractiva, principal sustento económico de la provincia.

“Están haciendo los deberes, primero actualizaron el precio del gas y ahora la parte productiva”, razonaron en las alturas del gobierno local convencidos de que comienza a funcionar lo que el gobierno macrista ha dado en llamar el Plan Federal Energético.

La reflexión siguió a lo ocurrido el lunes pasado, cuando Gutiérrez y Gutiérrez -el gobernador y el mandamás de YPF- firmaron un acuerdo que promete traer inversiones por 452 millones de dólares a esta provincia en el próximo quinquenio.

Se trata del desarrollo de dos concesiones y nueve permisos de exploración a través de una asociación entre Gas y Petróleo del Neuquén (GyP) por un lado e YPF e YSUR, la subsidiaria de petrolera estatal recuperada (por Cristina Fernández), por el otro.

“Entre ambas tienen un enorme recurso, se lo han redistribuido y ahora cada una saldrá a buscar los capitales necesarios para explotarlo”, continuó explicando el empinado funcionario neuquino.

En realidad no hay de qué sorprenderse en la decisión de relanzar la explotación de Vaca Muerta, tomada por la nueva conducción de YPF que designó el macrismo.

La potencialidad de la formación geológica rica en petróleo y gas no convencionales está fuera de discusión y si bien la caída del precio internacional del crudo puso momentáneamente en entredicho su rentabilidad, el mantenimiento del precio sostén de 64 dólares el barril y la decisión de apuntar preferentemente a la extracción de gas, terminaron por confirmar un horizonte de crecimiento posible.

Ahora se sabe que, contrariamente a lo que podía esperarse de un gobierno ultraliberal que considera al petróleo y al gas meros commodities y no un recurso estratégico, Mauricio Macri no saldrá a comprarlos en el mercado internacional, los seguirá produciendo en casa, apostando a la suba del precio del crudo y a la baja del costo local de extracción de los no convencionales.

Aunque no han sido enunciadas públicamente, es fácil imaginar las razones de fondo del macrismo para seguir con el desarrollo de Vaca Muerta. Está claro que la famosa “lluvia de inversiones” que prometió a poco de asumir, no se verificará. Así las cosas, las únicas cifras impactantes que Mauricio podría exhibir el próximo año son justamente las inversiones en hidrocarburos, aquellas susceptibles de ser captadas por el potencial de la vaca lechera neuquina.

Neuquén tiene suerte, e YPF es crucial para el futuro de la provincia porque es la empresa que lleva la delantera en exploración y explotación de convencionales y no convencionales. La aparente decisión de mantenerla como empresa testigo de la actividad, no puede sino resultar tranquilizadora para el gobierno neuquino y también para el gremio que comanda el senador emepenista-macrista-massista (por ahora) Guillermo Pereyra.

Claro que no todas serán rosas. Para llevar adelante su plan, la YPF de Mauricio necesita bajar los costos de explotación y eso apunta no sólo a la eficiencia de la industria sino también a la cantidad de trabajadores y a la calidad de sus salarios. Habrá más despidos y modificaciones en las condiciones laborales, con la eliminación de horas extra, de las llamadas horas taxi y de ajustes en los turnos de trabajo, entre otras delicias.

Además habrá un cambio estratégico. Mediante el acuerdo con Neuquén – GyP, la petrolera estatal redujo un 16% su presencia en Vaca Muerta para concentrarse en las zonas con mayor potencial, en algo así como el jamón del medio, no del cerdo sino de la vaca, se entiende.

En ese esquema, YPF restituyó a GyP su participación en varias áreas que la petrolera local saldrá a ofrecer a inversores internacionales para poder explotarlas. Algo que no puede sino traer alborozo a los herederos de Jorge Sapag y al propio ex gobernador, que no se cansaba de predicar que tenían que participar todos los actores del negocio incluida, claro, su propia creación, GyP.

Durante su paso por la provincia, el ‘otro’ Gutiérrez, aprovechó para plantar un anunció que terminó de subyugar a los locales: Antes de fin de año, la petrolera rusa Gazprom -una de las más poderosas del mundo- y otras dos multinacionales del sector se asociarían con YPF para encarar nuevos proyectos en la provincia. La vaca está vivita y coleando.

De las 19 concesiones no convencionales que aprobó la provincia hasta el momento, la empresa que más acumula es YPF, con ocho. Pero en el escenario local también están operando Pan American Energy (PAE); la angloholandesa (y del ministro Aranguren) Shell; la estadounidense Exxon -la más grande del mundo-; la francesa Total Austral; la argentina Tecpetrol; la alemana Wintershall y Petrobras.

Con estas concesiones no convencionales Neuquén ya tiene en marcha inversiones por casi 5.600 millones de dólares que, según los expertos, podrían trepar a más de 120 mil millones de dólares si los proyectos resultan exitosos. Mauricio y sus socios radicales pueden estar agradecidos, y Omar y su maestro Jorge Augusto, contentos.

Así las cosas, todo indica que la economía macrista, más por descarte que por elección y más por pragmatismo que por contar con un verdadero plan, se encamina a depender de dos únicos motores: el agro y los hidrocarburos.

Bastante para Neuquén y muy poco para un país de 40 millones de habitantes, que necesita tener una economía industrial diversificada para poder crecer y darle trabajo a todo el mundo.

Suficiente para una clase empresaria miope como la que gobierna, que en lugar de apostar a construir una gran nación se conforma con ser una pieza más en el engranaje internacional.

29/07/2016

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