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Columnistas
30/08/2016

El debate imposible

El debate imposible | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El gobierno de Macri no va a cambiar su rumbo ideológico. Se inició con el despido de trabajadores por una decisión estratégica: achicar el costo salarial de las empresas y el déficit fiscal del Estado. Fue deliberada la política aplicada para provocar desocupación.

Osvaldo Pellin

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El peronismo es más bien keynesiano, donde el Estado juega un rol fundamental para promover la actividad económica. El conservadorismo macrista es neoliberal, donde el Estado se reduce a una mínima expresión. Aferrado cada uno a su ideología cuyo éxito o fracaso se decide en lo social, el debate, al olvidar la realidad y centrarse en los principios ideológicos, carece de sentido.

Además, lo que Macri llama pesada herencia se ha convertido en un latiguillo que evade el debate y la confrontación de ideas. ¿Quién puede negar el crecimiento de la economía en los años de los gobiernos kirchneristas, más allá que haya estado bien o mal medido? El conocimiento empírico de la realidad es coincidente con los buenos datos que la reflejan, aunque las magnitudes quieran ser cuestionadas.

No creo que se pueda decir impunemente que todo el gobierno de 12 años de Néstor y Cristina ha sido un fracaso y que ha dejado al país en una situación tan desastrosa que ahora hay que invertir más tiempo que el que tardó Europa en recuperarse después de la Segunda Guerra Mundial con Plan Marshall incluido, para mejorar los indicadores de la macroeconomía.

También es muy frecuente oír que no se puede comparar un gobierno de 12 años con otro que lleva solo 8 meses. No se puede comparar si lo que se mide son variables concretas, como el número de obras realizadas por actividad, o el número de automóviles vendidos en uno u otro período. Pero lo que sí se puede comparar son las tendencias que cada gobierno imprime a su gestión, aun las que se revelan en el corto plazo.

Si Macri desfinancia el Estado a favor de los exportadores, devalúa el dólar en relación al peso generando inflación, promueve el despido de cientos de miles de trabajadores y si se rodea de un equipo de colaboradores de clara tendencia conservadora, está señalando un camino del que difícilmente se apartará.

Un error grave es separar lapsos de la gestión kirchnerista desinteresándose del contexto internacional. Así por ejemplo es habitual que se tome de esos 12 sólo un año, habitualmente el 2014, para poner en pie de igualdad la desocupación actual con la que dicen que se produjo en ese año. Señalan, “los problemas que enfrenta Macri vienen de muy lejos. En el 2014…” Ese fue un año en que las condiciones internacionales moderaron la marcha económica del gobierno popular. Por solo citar uno de esos fenómenos, recordemos la desaceleración del crecimiento de la economía china, un cliente de ultramar más que vital de nuestra economía. Sin embargo lo que avala la base ideológica y la consecuente tendencia del gobierno de ese entonces es que defendió el empleo y que siguieron funcionando las paritarias cuyos acuerdos estuvieron siempre por encima de la inflación. Ergo las situaciones y las soluciones planteadas son incomparables.

Por eso lo que debe apreciarse es, en qué políticas se inspiraba Cristina y en qué políticas se sustenta Macri, porque ellas son las que ponen en tensión entre quienes se ocupan de conservar la magnitud de la demanda y evitar el desempleo y quienes asumen fomentarlo.

Es obvio que Cambiemos se inició con el despido de trabajadores por una decisión estratégica: achicar el costo salarial de las empresas y el déficit fiscal del Estado. Fue deliberada la política aplicada para que provocara desocupación pues se intentó disciplinar la demanda salarial de los trabajadores llevándola a la baja. Así que pretender igualar por lo malo una y otra gestión es un nuevo error.

Si no se observa el contexto, si no se tiene en cuenta la coherencia política de un gobierno y otro, si no se visualizan en que se basa cada uno ideológicamente, comparar cifras solamente es llegar a conclusiones que no valen la pena. Sólo demuestran una nueva tentativa de desinformación hacia el público. Dirigentes que al día de hoy no saben cómo justificar su moderación, otorgándole a Macri un nuevo tiempo para la rectificación de sus políticas, caen en una dilación crítica injustificable.

Es que el gobierno de Macri no va a cambiar. Está claro que este equipo de gobierno tiene como Plan B un ajuste más brutal que el que se ha vivido hasta ahora. No tiene vocación popular, no tiene empatía con los ciudadanos que le confirieron la potestad de administrarlo. Por eso no es lógico esperar rectificaciones.

Su política es retrógrada, se basa en las medidas que clausuraron el estado de bienestar en los 80 por una decisión de los grandes conglomerados económicos que no se conformaban con los montos de rentabilidad que obtenían.

Macri sigue los pasos del reaganismo en lo económico y se deja convencer por el crecimiento obtenido por los republicanos gracias a las inversiones gigantescas efectuadas en la actividad bélica de la defensa. Alcanza con recordar la Iniciativa para la Defensa Estratégica, lo que vulgarmente se llamó la Guerra de las Galaxias por 250 mil millones de dólares de 1980 para avalar la afirmación.

En nuestro país se piensa que la reprimarización de la economía promovida por Macri será el impulsor de un desarrollo que prescinde de la industrialización nacional, genera desempleo y amplía la magnitud de la pobreza. Las bases de ese lanzamiento no alimentan ninguna esperanza.

29/07/2016

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